⇝28-II ღ

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—Joshua, ¿puedes salir un momento, por favor? Sal de la cama, te hará mal. Al menos abre la puerta.

—He dicho que me dejes solo —grité.

—No me moveré de aquí hasta que abras la bendita puerta.

Tanto era mi deseo de que Seokmin se callara, que me levanté de la cama, abrí la puerta y me recosté de nuevo.

—¿Me puedes decir qué ocurre? —dijo cerrando la puerta.

Guardé silencio, en serio no quería responder a la pregunta. Mi amigo tomó asiento en la cama, justo a mi lado, y me dio un fuerte abrazo.

—Josh, en serio me preocupas. Dime, ¿qué te ocurre? ¿Puedo ayudarte?

Ese era el problema: nadie podría ayudarme. Me sentía con un vacío. No en mi estómago, claro, pero aún así, los recuerdos de anoche, las palabras que mutuamente confesamos... todo eso me atormentaba de una manera u otra. ¿Es que acaso yo no podría ser feliz?

—Hay algo que debo decirte —dije mirándolo.

—Claro, dime lo que quieras, amigo.

—Ayer, como debes suponer, Jeonghan estuvo aquí. Nos dijimos tantas cosas; confesamos el amor que nos tenemos mutuamente y el deseo que tenemos el uno del otro. Pero no podemos hacer nada para estar juntos; él pronto será papá y quiere hacer las cosas bien con Alex. Y yo... —venía la parte más difícil, así que guardé silencio.

—¿Y tú...?

—Estoy embarazado. Lo peor no es eso; es que le dije a Jeonghan que era de Dylan. Amigo, te juro que es de él; es de Jeonghan con quien he estado últimamente. Pero fui un cobarde y no le dije nada. Lo perdí, lo perdí para siempre. Lo dejé ir, soy un estúpido —para este entonces mis lágrimas ya brotaban de mis ojos.

Seokmin no emitía palabra alguna y solo apretaba más el abrazo.

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—Oyes, luces hermoso.

—Gracias, eres un amor —lo abracé —Me harás muchísima falta, guapo.

—Y tú a mí. ¿Dónde conseguiré un amigo como tú?

—Lamento decirte que en ningún lado.

Ha pasado medio mes y me encuentro en el aeropuerto despidiendo a mi amigo Dylan.

—Prométeme que llamarás y que vendrás a visitarme muy, muy seguido.

—Te lo prometo, lindo.

Le di un abrazo y lo acompañé hasta el área donde se permitía a los no pasajeros despedirse. Llamaron su vuelo y él tuvo que finalmente irse. Caminé hacia Mariana, quien me abrazó por los hombros y juntas fuimos a su auto.

—Oye, lo extrañarás más tú que yo —habló mientras conducía.

—¿Qué puedo decirte? Dylan se volvió muy importante para mí.

—Lo noté. Pero si sabes que él es...

—Sí, me lo dijo días después de que traté de besarlo.

—¿Trataste de besarlo?

—Shhh —ambos reímos —Oye, déjame en mi casa por favor; necesito checar unas cosas.

—Claro.

Condujo hasta mi casa y ahí bajé enseguida. Entré a la casa y la primera escena que vi fue un tanto desagradable.

—Oh por favor... Parece que se están comiendo —comenté mientras Mingyu reía.

—Lo siento; sabes que no veo muy seguido a Seok...

—Claro que sé que no ves seguido a Seok —dije burlándome.

—¿Qué te dijeron los chicos? ¿Vendrán?

—Mañana por la tarde tendrás a todos y cada uno de los chicos aquí.

—Entonces confirmaré las habitaciones —comencé a caminar y antes de subir las escaleras recordé la sorpresa que les tenía. Tomé mi bolso y saqué mi cartera; en ella se encontraban las llaves del hotel. Se las tiré —Y este es mi pequeño regalo para esta noche; digo, hoy quiero dormir y ustedes no me dejarán. Además hay una menor de edad por aquí —dije burlonamente mientras seguía mi camino hacia mi habitación.

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora