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—¿Mamá, segura que... —iba a terminar mi frase, pero mi madre, con su mirada, me dijo: "Sí, sí estoy segura de que debes ir".

—Nosotros nos iremos en un auto; ustedes en otro. Hyungwon ya se sabe la ruta. Iremos a la cabaña de los  Hong  —habló Yeji, dirigiéndose más a Jeonghan y Hyungwon que a mí y Seok.

Nos subimos a la camioneta en la que viajaríamos. Jeonghan, Alexander y Seokmin iban atrás, mientras que yo iba de copiloto y Hyungwon manejaba.

—Actualicen todo, porque allá no hay señal para nada. Revisen lo que quieran antes de llegar —dije riendo.

—¡No juegues! —exclamó Hyungwon.

—No bromeo —respondí.

La música que llevaban en el auto era muy buena; todos conocíamos algunas canciones y cantamos un poco. También íbamos conversando; cuando digo "íbamos", me refiero a Hyungwon, Seokmin, y yo. Jeonghan estaba despierto, pero no pronunció palabra alguna, y Alexander dormía.

—¿Falta mucho? —preguntó Seokmin.

Revisé mi teléfono para ver la hora y me di cuenta de que realmente faltaba poco tiempo, ya que llevábamos dos horas de camino.

—En realidad, como unos treinta minutos —dije.

Lo que restaba del viaje lo pasé tratando de dormir profundamente. Bueno, eso intenté hacer, pero las escenas de la noche anterior entraban en mi mente, provocando que no me diera sueño.

¿Había mencionado que realmente extrañaba sus labios? Su tacto contra mi piel ayer, sus caricias, sus gemidos... Dios, recordarlo no solo era bueno; también resultaba excitante. Aunque en esos momentos se sentía más incómodo que otra cosa, ya que él estaba en el asiento trasero con su novio.

Abrí los ojos y miré hacia atrás. Seokmin estaba dormido y Alex seguía igual. La mirada de Jeonghan chocó con la mía; él me sonrió y no pude evitar regresársela. Sin embargo, al instante volví a mirar hacia adelante para darme cuenta de que finalmente habíamos llegado.

—¡Llegamos, despierta! —moví a mi amigo. Abrió los ojos y salió de la camioneta.

Al entrar en la cabaña, sentí una agradable familiaridad. Me encantaba este lugar; se encontraba en medio del bosque junto a un lago. En temporadas de calor como esta, el lago era muy agradable, aunque en invierno la situación cambiaba drásticamente. La cabaña era grande y acogedora; tenía cinco cuartos, un sótano de juegos, una chimenea en la sala y un comedor amplio. Sin embargo, al estar dentro me surgió la duda de mi vida: ¿cómo nos acomodaríamos?

—Bueno, la cabaña tiene cinco cuartos, pero uno está ocupado con cosas, así que quedan cuatro libres —habló mi papá.

—En uno dormiremos nosotros —dijo mi madre señalándose a sí misma y a mi papá—. En otro, Yeji y Junseo; después, en los siguientes dos cuartos se separarán: Eunchae, Seokmin, Joshua en uno, y ustedes tres en el otro —señaló a Hyungwon, Jeonghan y Alexander.

Todos subimos a dejar nuestras cosas. Serán los días más incómodos de mi vida.

—Iré a nadar un poco al lago —anuncié en el cuarto.

Entré al baño para ponerme mi traje de baño antes de salir a nadar. Pensé que cuanto más alejado de la cabaña estuviera, todo sería mejor y menos incómodo.

La vista era preciosa; sin duda no hay nada como este lugar. Sin dejar de admirar el hermoso paisaje, dejé mi bolsa en uno de los camastros junto al lago. Pero justo cuando lo hice, escuché un quejido.

—¿Y tú qué haces aquí? —pregunté al ver a Jeonghan acostado.

—No quiero desperdiciar el tiempo. ¿Y tú? —respondió con una sonrisa.

—Pienso nadar.

—¿No te molesta que nade contigo? —preguntó mientras me miraba detenidamente.

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora