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—¿Qué me ocurrió? —pregunté al despertar, ya que, por alguna extraña razón, me había quedado dormido.

Miré bien a mi alrededor y me di cuenta de que estaba recostado en una camilla de hospital. Poco después, entró una doctora.

—Hola, lindo, qué bueno que despiertas —dijo mientras inspeccionaba la bolsa de vitaminas que entraba por mi mano a través de una jeringa. —El muchacho que te trajo debe estar en el baño o en la cafetería; parecía muy asustado.

—Sí, ¿puedo saber qué me ocurrió?

—Tengo unas preguntas rápidas para ti. ¿Puedes responderlas?

—En estos momentos no. Necesito llegar a mi desfile —miré mi reloj de muñeca —Comienza en treinta minutos y debo arreglarme un poco más.

—Solo son preguntas rápidas. ¿Te has sentido cansado?

—Sí, pero creo que se debe a que he estado muy ocupado.

—¿Has notado cambios en ti?

—No.

—Bueno, todo indica que nuestros análisis están bien.

La puerta se abrió, pero por culpa de la doctora no pude ver quién era; seguramente era una enfermera.

—Felicidades, usted está embarazado, de aproximadamente un mes —dijo con alegría.

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

—¿Disculpe, qué dijo? —La doctora se volteó hacia donde le habían llamado.

—Que el joven está embarazado y, al ver su preocupación por él hoy, debo deducir que usted será el padre. Felicidades. Los dejo para que charlen; en cinco minutos vendrá una enfermera a quitarte todo. —no le dio tiempo a Jeonghan de explicar nada; lo dejó con la palabra en la boca.

La doctora se fue y yo me senté mejor en la cama; no podía decir nada. Sentía que había arruinado mi vida a los veinte.

Por alguna extraña razón, comencé a llorar. Esto era demasiado para mí; aún no quería tener un hijo. Estaba desesperado y necesitaba deshacerme de esto. Me sorprendió el gesto que tuvo Jeonghan al abrazarme; creo que era justo lo que necesitaba.

—Lindo, no llores —habló tiernamente. —Mira, habla con el padre y verán que encontrarán una solución.

—Jeonghan... —iba a decirle que con el único con quien he estado estos días es con él, pero ¿cómo decirlo? Está casado y sería nuevamente el causante de su segundo divorcio. —¿Puedes llevarme al desfile? Necesito llegar.

—Sí, lindo, iré a ver si la enfermera ya viene.

Él salió de la habitación dejándome solo; segundos después entró con una señorita que me quitó la jeringa de la mano y me dieron de alta. Jeonghan condujo al evento y me dejó por la parte trasera; ahora necesitaba arreglarme el maquillaje también. El viaje fue silenciosamente cómodo; me agradaba la sensación de protección que me daba su mano mientras movía su dedo pulgar dando leves masajes en mi palma.

—¿Estarás en el público? —dije cuando estacionó el auto.

—¿Por qué? —respondió sin mirarme.

—¿Por qué qué? —pregunté confundido.

—¿Por qué no fui yo el padre de tu bebé?

—Jeonghan, ese día estaba muy borracho y terminé haciéndolo con... Dylan, el sobrino de Mariana. Es una persona bellísima; estoy seguro de que será un buen padre. Además, estás casado; no debo darte explicaciones.

—Tienes razón; estaré en el público —sonrió mientras yo salía del auto.

Bajé del vehículo y al entrar recibí un gran abrazo por parte de Mariana.

—¿Qué te ocurrió? ¿Estás bien?

—Sí, fue por el estrés. ¿Ya comenzó el desfile? —ella asintió. —¿Estás lista?

—Sí.

Caminé hacia el área de maquillaje donde Lux comenzó a prepararme.

—¿Champán? —preguntó una señorita con una bandeja llena de copas.

—No, gracias.

Y ese mínimo acto fue lo que me enseñó que mi vida estaba dando un giro para el cual aún no estaba listo.

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora