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—Alexander —fingí una sonrisa —Adelante, todos se encuentran dentro.

Él entró a la casa y decidí esperar a Jeonghan, quien llegó minutos después.

—Irían por ti —hablé.

—Creo que nunca avisé la hora y el único lugar que conozco es tu casa —dijo, guardando silencio un rato —Que tonto, ¿cómo has estado?

—Bien, gracias —le sonreí —Pasa, algunos siguen vivos y otros están con Jun —hizo una cara arrugando su nariz; se veía tan tierno haciendo eso.

Pasamos a la casa y Mingyu se tiró hacia Jeonghan.

—Jeonghan, me alegra que hayas llegado ya, me hacías mucha falta —dijo arrastrando las palabras, por el simple y claro hecho de estar borracho. —Te extrañé mucho —comenzó a llorar y todos comenzaron a reír; Mingyu era demasiado sentimental.

—Sí, amigo, qué bueno. Ve a descansar —lo apartó y salió de ahí.

Cuando llegamos a la sala, todos se encontraban durmiendo en el suelo.

—Creo que se han dormido.

—No has dicho nada más que lo notable —habló Alex.

—Esperen a que todos despierten; los llevaremos a su hotel y ellos posiblemente quieran morirse —dije y subí las escaleras. Antes de llegar al final de ellas, voltee hacia ellos. —Alexander, me enteré de tu embarazo; quizás estés demasiado cansado por el viaje. Acompáñame, te llevaré a la habitación de huéspedes —hablé claramente, hipócritamente. Jeonghan prácticamente lo obligó a subir; lo llevé a la habitación de huéspedes y me dirigí a mi cuarto.

—¿Podemos hablar? —oí su voz detrás de mí; su masculina voz me hablaba de nuevo.

—Mucho gusto en volverte a ver. En serio ha pasado demasiado —hablé. —Pero si te molesta, en serio quiero descansar; no he dormido ni un gramo.

—¿Cómo te ha ido con tu bebé?

—Muy bien, gracias. Ya sabes: náuseas matutinas, cambios de humor y cansancio; nada fuera de lo normal.

—Qué bien... ¿Y dónde está ese tal Dylan? —preguntó.

—Discutimos; decidimos que yo me haría cargo del bebé —hablé.

—¡Qué hijo de puta! —exclamó. —¿Cómo se atreve a dejarte con un bebé? Alguien que no tiene la culpa. Lo siento, pero a tu pareja le faltan... ya sabes lo que quiero decir.

—Sí, Jeonghan, creo que sí sé.

Se acercó a mí y por un momento creí que me besaría en los labios, pero sus labios se desviaron hacia mi frente; fue ahí donde dio el beso. No despegó sus labios; los dejó ahí como si no quisiera separarse de mí. Y yo en serio deseaba que no lo hiciera. Pero eso duró tan poco ya que se separó.

—Te despierto cuando ya estén todos —dijo desviando la mirada y caminando hacia las escaleras.

—Por favor —respondí mientras entraba a mi habitación.

Esta sería una semana muy larga; creo que diré demasiadas mentiras y tengo que salir vivo.

—Despierta, Joshua, despierta.

Abrí mis ojos y vi a mi amigo.

—Ya estamos despiertos todos. ¿Vamos?

—En un segundo.

Me levanté de la cama, me arreglé un poco y tomé una caja de aspirinas. Bajé las escaleras y ahí estaban todos, quejándose de sus dolores infernales y con caras espantosas.

—¿Se sienten mejor? —grité y todos taparon sus oídos y se quejaron del dolor.

—Sabes que con esas nos mataste a todos —habló Wonwoo.

—En especial a Jun —se burló Chan.

Miré a Jun; él se encontraba casi llorando en posición fetal en la esquina. Nunca en mi vida había reído tanto. Les di una aspirina a todos y se las tomaron. Salimos de la casa; eran las cuatro de la tarde. Los llevé a su hotel donde Seokmin y yo los esperaríamos mientras se cambiaban y Jeonghan y Alex hacían el check-in para poder salir a pasear.

Matrimonio Forzado | JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora