Capitulo 2: La duda

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Aquellas dos palabras hicieron que el corazón de Dulce se detuviera muy lentamente, pero sin embargo no pudo evitar bajo ningún termino esbozar una sonrisa de emoción, se negó a mirarlo, sus mejillas se habían enrojecido, sentía aquel calor fuerte y de pronto en su estómago empezaban a revolotear mariposas, se sentía una adolescente y se maldijo por ello, pero no podía evitarlo. Lo miró de reojo para asegurarse de que él no la miraba, pero eso solo fue peor porque de pronto una suave carcajada de felicidad se le escapó y eso la obligó a mirar hacia abajo buscando algo que la haga recobrar su postura. Aquello no fue posible, pues Christopher tampoco pudo evitar soltar una leve carcajada, con su mano tomó la de ella haciendo que se levante y volvió a sentarla en su regazo mientras su mano libre le levantaba el rostro suavemente para obligarla a mirarlo a los ojos.

- ¿Me escuchaste? – quiso reafirmar, él no esperaba una respuesta ni mucho menos, le había bastado con verla sonreír como una niña inocente, sentir como sus mejillas ardían y a la vez como su cuerpo tembló un poco por el contacto.

- Si, claro que te escuché – Dijo obligada a mirarlo sin parar de sonreírle.

- ¿Sabes una cosa? – se acercó a sus labios casi rozándolos para susurrarle muy cerca de ellos – Tu cuerpo... - Detuvo sus palabras para comenzar a vagar sus manos por este, acarició su muslo descubierto por aquella diminuta bata rozando el elástico de su diminuta braguita de encaje roja con una mano y con el dedo índice de la mano que le quedaba libre recorrió desde su clavícula hasta el escote pronunciado de la pelirroja que dejaba sutilmente entre ver el brasier que hacía juego y rodeaba sus grandes pechos. Cuando levanto la mirada a los ojos de ella, se encontró con que los tenía cerrados mientras se mordía su labio inferior, bastaba mirarla para adivinar el fuego que en ese momento le recorría el cuerpo debido a aquel contacto. Continuó hablando – Me ha demostrado que también me amas, aunque te cueste decirlo... - posó sus labios en los de ella para darle un fugaz y corto beso mientras abruptamente dejó de tocarla, volviendo sus manos a su posición original rodeándole la cintura con un gesto divertido en su rostro.

Dulce sintió estremecerse por completo por aquel contacto que él hacía, sabía cómo llevarla al borde de la locura, la tranquilidad le había invadido el cuerpo cuando escuchó sus palabras, porque por fin, él había comprendido que ella si tenía sentimientos hacia él, pero no podía poner en palabras aquello que le pasaba. De pronto el cese de sus manos por su cuerpo y aquel beso fugaz que le dio se sintió como un abandono absoluto, lo que hizo que su cara reclame aquel contacto casi haciendo un gesto de súplica, reprochó con cara de insatisfacción abriendo los ojos de golpe para verlo como sonreía ampliamente, fingiendo no comprender lo que había pasado hace instantes.

- Te odio – susurró divertida.

- Al menos es un sentimiento – sonrió ampliamente

(♥)

Los tres días habían pasado volando ella no entendía cómo podía ser que Christopher siga siendo increíblemente irresistible, aquella fantasía de amantes se había esfumado y cada uno se lamentó por tener que volver a la rutina, ella con su marido y él con su mujer.

Ya hacía un mes que no se veían, de vez en cuando Dulce, se escapaba para llegar a algún rincón su casa en búsqueda de privacidad o más bien, alejada de Pablo, pues la necesidad de saber si él había escrito algún mensaje era insoportable, se cuidaba de cada movimiento para que Pablo no pueda sospechar de aquellas actitudes pero en realidad, ni siquiera se percataba de las acciones de ella, simplemente como si no existiera no entraba en su mente la posibilidad de que dulce pueda serle infiel, eso jamás podría ser parte de su imaginación, pues sencillamente la mujer que le había dado el destino sería incapaz, la conocía hace muchos años y estaba completamente seguro de tenerla en sus manos.

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