Capítulo 4: Casualidad

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La lluvia intensa inundaba las calles de México, los últimos siete días habían sido consecutivos de lluvias permanentes, provocando en otros estados de la ciudad graves inundaciones. La televisión se reproducía de fondo en aquel cuarto de hotel mientras dulce se encontraba sentada en la cama con sus cremas, miraba de reojo la televisión de vez en cuando, para volver su vista a sus piernas mientras con sus manos esparcía el producto con movimientos de abajo hacia arriba. Se encontraba bastante preocupada por la situación en México, lo que la animó a tomar su celular en sus manos para realizar una videollamada con su esposo. Si bien las cosas seguían igual en su matrimonio le preocupaba el temporal que anunciaban las noticias, especialmente haciendo siete días que se encontraba en París sola, había tenido que viajar por negocios y se había asegurado por lo menos de hacerlo en otra aerolínea completamente diferente, pues no quería saber absolutamente nada de Christopher, luchaba hacia más de dos meses por no pensarlo, por olvidarse de aquella aventura aunque algunas noches, como aquellas y los días dentro de una habitación de hotel le sofocaban la mente con recuerdos inútiles de los momentos vividos con él.

Su mente la traicionaba por momentos, el primer mes alejados se habían vuelto a ver dos veces con intenciones de "hablar" lo que claramente terminaba en un violento encuentro sexual en una cama de hotel, hablar era imposible ninguno de los dos podía controlarse el deseo y la pasión los inundaban en cuestión de minutos y al terminar todo acto sus corazones preferían disfrutar de aquel momento y no romperlo por nada, como si esto hiciera que todo se les olvide de un momento a otro, siempre uno de los dos terminaba por abandonar aquella habitación sin dar explicaciones. Christopher había intentado por todos los medios posibles hablar con ella para aclarar la situación, se había quedado con muchas cosas por decirle y simplemente cuando la tenia de frente solo podía dedicarse a amarla como si fuera la última y claro estaba, desde hace un mes atrás que habían tenido el ultimo encuentro de este tipo, que esa había sido la ultima vez, pues dulce ya no contestaba sus llamadas y mensajes. Ella había decidido por fin poner un punto final a esa locura como lo había sentenciado aquella vez, con la diferencia que esta, realmente era definitiva.

- ¿Pablo, como están? ¿Luna está en el colegio? – pregunto preocupada por la situación, mientras acomodaba su pelo mojado con las manos.

- Estamos bien, amor, Luna no fue al colegio se sentía mal del estómago – la miró a través de la pantalla – ¿Qué hora es allí, cuando regresas?

- ¿Realmente se sentía mal o quiso faltar porque tenía examen de química? Pablo, me llamaron del colegio ya no puede faltar más por favor, no la consientas. – lo reprendió enfática para luego verlo a través de la pantalla sonreír con algo de culpa – Son las 20:30 ya estoy por bajar a cenar, por lo pronto el negocio estará cerrado mañana en la mañana así que seguramente llegue a México en dos días.

- Está bien, me ocuparé de ir al colegio para hablar sobre sus faltas. ¿Qué bueno, entonces ya no tendrás que volver a Paris? – pregunto curioso-

- Así es, bueno ya me voy a cenar, mándale un beso a Luna. – sonrió levemente y con sus labios hizo un gesto tirándole un beso –

- Está bien mi amor, te esperamos. Te amo – pronunció él para luego ella finalizar la comunicación.

Aquellas dos palabras habían sido un puñal a su traicionero corazón, quien la dejó varios minutos en pausa recordando.

- Por favor... - gimió casi en una súplica. Él solo pudo sonreír y continuar repetidamente aquel acto lento, cada vez un poco más, hasta que decidió agarrar todo su pelo rojo entre sus manos haciendo que involuntariamente ella tire su cabeza hacia atrás extasiada de placer y suelte un grito ahogado.

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