Capítulo 10: Pacto de silencio

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Dulce regresó a su oficina, ingresando directamente hacia la sala de reuniones donde había citado a Sofía, al llegar la encontró allí. La muchacha se había encargado de acondicionar perfectamente el lugar, había pedido, en el restaurante favorito de dulce, pastas para almorzar juntas como lo había ordenado. En la mesa, además de la comida y un jarrón con flores amarillas, también se encontraban dos copas de agua y los documentos que Dulce le había pedido. Completamente sorprendida por el esfuerzo y empeño que había puesto aquella muchacha se adentró a la habitación. Se había percatado antes de salir de la empresa anterior, de volver a retocar su maquillaje y su rostro se veía muchísimo mejor, pues no había duda de que aquel hombre le había transmitido absoluta calma.

- Te quedo todo muy hermoso sofí, muchas gracias por tu colaboración. -dijo mientras se sentaba comenzando a almorzar con su secretaria.

- Te pedí tus pastas favoritas, supuse que tal vez eso te animaría un poco. – le dijo algo preocupada por su jefa.

- Sofí, tengo algo muy importante para comunicarte. – dijo dulce mientras sacaba de su bolso unos documentos que hacía dos días había preparado en el vuelo de regreso a la ciudad de México. Volvió a mirar a la muchacha a los ojos, quien la miraba con miedo y desconcierto, pues jamás había vivido con su jefa un acontecimiento de aquella magnitud y por supuesto, tenía miedo de ser despedida.

- Dulce, antes yo quisiera pedirte disculpas por mi indiscreción respecto a tu viaje a España, es que el señor Uckermann... – dulce la interrumpió y le dedicó una enorme sonrisa.

- Si, precisamente de eso quiero que hablemos. – sentenció mientras vio como el rostro de aquella muchacha se volvía un poco pálido. – Sofía, estuvo muy mal que le hayas dado información a alguien que no conoces sobre mí, confío en que no volverá a suceder – dijo mirándola con complicidad, cuando notó como la cara de aquella muchacha volvía a la normalidad en un gesto de alivio.

- No, por supuesto, discúlpame nuevamente. – susurró la muchacha, pero dulce volvió a interrumpirla.

- Independientemente de todo lo que sucedió con aquello, quiero decirte que en mi vuelo de regreso prepare estos documentos – dijo para entregárselos a Sofía quien la miraba sin entender nada. – te explicaré, sencillamente quiero cambiar un poco la forma de trabajar que tenemos aquí por lo que, me he contactado con el área de recursos humanos para pedirle que busque a una persona que pueda ocupar tu puesto – pudo ver como las manos de aquella muchacha comenzaban a temblar intentando buscar más explicaciones dentro de aquellos documentos que aún no entendía.

- Dulce, ¿me estás despidiendo? – dijo casi en un hilo de voz, lo que hizo que dulce sonriera ampliamente y tomara un sorbo de su copa de agua para luego mirarla a los ojos.

- Te estoy ascendiendo Sofía. – no pudo evitar soltar una leve risa al ver el cambio de expresiones de aquella muchacha, los ojos se le iluminaron por completo y de tristeza pasó inmediatamente a un rostro repleto de felicidad. – Quiero reemplazar tu puesto porque necesito que te encargues exclusivamente de mí, tu más que nadie me conoces, sabes como me gustan las cosas y hoy más que nunca me has terminado de demostrar que, además de estar a la a la altura de lo que te estoy proponiendo, no me he equivocado en la decisión que ya había tomado. Lo que, si necesito, es absoluta discreción Sofía, me he dado cuenta de que este puesto que tienes actualmente requiere de mucho trabajo y lo que estoy haciendo es darte un poco más de libertad. – señalo los documentos para luego volver a mirarla. – Allí están las condiciones económicas para que las revises, por su puesto tus honorarios serán más altos y también anexe un contrato de confidencialidad, a la única persona a la que vas a reportarle será a mí, a partir de este momento y si es que aceptas lo que te estoy proponiendo, recursos humanos no estará más involucrado en nuestro trabajo, serás mi asistente personal, ¿quiero saber qué piensas? – finalizó aquella pelirroja mientras veía como la muchacha leía atentamente el documento para luego levantar su vista muy emocionada hacia su jefa.

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