El día comenzó con más de un beso de por medio, Christopher se había lucido en todos los detalles cuando pudo notar que su elección de llevarla a desayunar fuera del hotel había sido un acierto. Como piloto experimentado, Christopher conocía los rincones más especiales de cada lugar que visitaba, y Acapulco no era la excepción. Había seleccionado una encantadora cafetería ubicada estratégicamente en el centro de la ciudad, un lugar que combinaba a la perfección el encanto de la pastelería artesanal con la comodidad de un ambiente familiar. Mientras disfrutaban de su desayuno, Christopher compartió con Dulce anécdotas de sus días como piloto, recordando con nostalgia sus primeras visitas a Acapulco. Entre risas y conversaciones animadas, ambos planeaban el resto del día, con la emoción de poder explorar juntos el centro de la ciudad.
Uno de los objetivos principales era hacer las compras necesarias para prepararse para la llegada del bebé. Con solo cuatro meses para su llegada, sabían que era el momento perfecto para asegurarse de tener todo listo. Además, la necesidad de renovar el armario de Dulce era evidente, ya que su ropa comenzaba a quedarse ajustada y poco práctica para su día a día. Con la promesa de un día lleno de descubrimientos y nuevas experiencias, Christopher y Dulce salieron de la cafetería, listos para sumergirse en las calles del centro de Acapulco y hacer realidad sus planes. La mañana completa la dedicaron a esta tarea.
Juntos recorrieron las tiendas en busca de todo lo necesario, desde ropita adorable hasta los accesorios más prácticos. Sin embargo, conforme avanzaba la mañana, un cambio en el ánimo de Dulce empezó a ensombrecer el ambiente. Christopher decidió que la mejor elección era un descanso, se ocupó de subir los cientos de bolsas y cosas que habían comprado en el Ferrari para dirigirse ambos hacia el hotel, el ambiente estaba bastante tenso con respecto a Dulce, un pequeño intercambio de ideas con respecto al sexo del bebé y los colores a utilizar había desatado una tormenta en ella, La discusión no llevaba a ningún lado, Christopher lo comprendía. En lugar de entrar en un forcejeo de opiniones, optó por mantener la calma y permitir que Dulce se expresara libremente. Aunque esto no hacía más que aumentar su frustración, él se mantuvo sereno, sabiendo que lo más importante era escucharla y apoyarla en esos momentos de conflicto.
Dulce por su parte estaba muy molesta, pero aquella molestia no era con el intercambio de ideas que tenía con él, sino cansancio y hambre. Ese cambio repentino de humor la atormentaba y le costaba muchísimo volver a la realidad, ser racional, por el contrario la contradicción de él en su punto de vista la hacía enfurecer aún más y lo que más odiaba era su serenidad, ella estaba dispuesta a llevar aquella discusión hasta las ultimas consecuencias con tal de salir victoriosa y eso se le volvía paso y difícil, dentro de su terquedad los diez minutos de regreso al hotel se convirtieron en una justificación intensa de porque no había decidido comprar nada color amarillo como él había querido, pero lo único que recibía era suaves risas de él y sonrisas. Hasta que aquel berrinche llegó a su fin cuando estacionaron en la puerta del hotel.
Christopher le dedicó una mirada fulminante que hizo temblar ligeramente a Dulce. Con un fingido enojo, y visiblemente cansado, su tono de voz adquirió una firmeza adicional mientras continuaba hablando.
- Me he ocupado exhaustivamente de darte gusto en absolutamente todo, pero hasta aquí mismo Dulce, no agotes mi paciencia dijo, su mirada intensa clavada en la de ella – Entiendo que estás cansada y tienes hambre, pero eso no justifica que me quites la posibilidad de también escoger algo que me guste para el bebé independientemente del maldito color. – sentenció.
Después de escuchar las palabras firmes de Christopher, ella sintió cómo su cuerpo se tensaba ligeramente, como si estuviera preparada para una confrontación. Sus manos, que antes estaban inquietas, se detuvieron en su regazo, como si hubieran sido petrificadas por la seriedad del momento mientras luchaba por procesar la magnitud de lo que estaba sucediendo. Sus ojos, antes llenos de una chispa de rebeldía, ahora reflejaban una mezcla de sorpresa y arrepentimiento. Cuando él terminó de hablar, ella sintió un nudo en la garganta, una mezcla de angustia y arrepentimiento por haber llevado las cosas tan lejos. Con un gesto de determinación, se desabrochó el cinturón y se levantó de su asiento en el auto para sentarse encima de él con dificultad, pero consiguiendo su objetivo, rodeó el cuerpo de Christopher en un abrazo, se aferró a sus brazos como una niña chiquita que solo estaba haciendo un berrinche mientras a él se le enternecía el corazón acariciando su cabello con suavidad.
![](https://img.wattpad.com/cover/365101617-288-k84312.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Nuestro encuentro Imaginario
FanficDulce María se ha convertido en la sombra más triste de los lamentos de Christopher, quien conoce los límites del cielo solo y únicamente cuando se encuentra abrazado a ella, sintiendo su respirar, el aroma de su perfume que solo logra desesperarlo...