Dos días habían pasado de su último encuentro en la oficina con Christopher, ya eran las siete de la mañana y Dulce solo se encontraba en su departamento, acompañada y sintiéndose atrapada en una pesadilla, como si estuviera luchando contra un vendaval que amenazaba con llevarse todo lo que había construido con tanto esfuerzo. El sonido de las palabras de su abogado reflotaba en su mente, dejándola con una mezcla de incredulidad y angustia. Aquel hombre se acercaba a ella con una determinación intimidante, como si estuviera decidido a convencerla de algo que, hasta ese momento, le parecía absolutamente absurdo.
- ¡No puedes permitir que Pablo me quite la tenencia de Luna! - exclamó Dulce, sintiendo cómo la incertidumbre se apoderaba de su alma y redoblaba la apuesta. ¿Podría realmente ese hombre arrebatarle a su propia hija?
El abogado, con su tono insistente, repetía una y otra vez su argumento sobre cómo Dulce había permitido que Luna pasara más tiempo en casa de su novio que con ella, desligándose así de toda responsabilidad parental. Cada palabra pronunciada por él era como un golpe directo al corazón de Dulce, quien sentía que su propia defensa se desmoronaba ante sus ojos.
La discusión parecía eterna, como si estuvieran atrapados en un bucle sin fin de acusaciones y argumentos. Se sentía abandonada por su propio abogado, quien parecía más interesado en proteger los intereses de Pablo que en defenderla a ella. Cada vez que intentaba explicar que sí había tomado responsabilidad sobre la estabilidad y el bienestar de Luna, era contrarrestada con nuevas objeciones y contradicciones. El ambiente en su departamento se había vuelto asfixiante, lleno de ruidos y gritos que resonaban en las paredes como un eco de su desesperación. Ella luchaba por mantener la compostura, pero cada vez se sentía más desgastada, tanto emocional como físicamente. Los recuerdos de los golpes y maltratos infligidos por Pablo aún seguían frescos en su memoria, como cicatrices invisibles que la perseguían constantemente.
El ruido de la puerta principal al abrirse apenas si les hizo levantar la mirada, tan absortos estaban en su confrontación. Christopher, irrumpió en la sala con una energía que casi superaba la de la discusión que tenía lugar en el interior.
El abogado de Dulce se acercó con una postura que emanaba confianza, su semblante serio pero seguro. Con cada palabra que pronunciaba, sus cejas se fruncían ligeramente, como si estuviera tratando de enfatizar la seriedad de la situación.
- Señora Espinoza, necesito que entienda la gravedad de la situación - comenzó, su tono grave y persuasivo. - El hecho de que Luna pase más tiempo en casa de su novio que con usted es un punto crucial en el caso. Nos enfrentamos a un escenario en el que su capacidad para cuidar y proteger a su hija está siendo cuestionada - Sus palabras resonaban en la habitación, cargadas de un significado que pesaba sobre los hombros de Dulce. Cada expresión de su abogado, desde el fruncir de las cejas hasta el gesto firme de sus labios, parecía diseñada para convencerla de la gravedad de la situación. - Usted debe entender que Pablo podría utilizar esto en su contra - continuó, sus ojos buscando los de Dulce con intensidad. - Si no podemos demostrar que usted es capaz de proporcionar un entorno estable y seguro para Luna, podríamos perder la custodia -
Cada palabra pronunciada por su abogado era como triple impacto a su alma, haciendo eco de sus peores temores y dudas, aunque luchaba por mantener la compostura, podía sentir cómo la incertidumbre se apoderaba de ella con cada argumento persuasivo de su abogado.
El gesto de Christopher se endureció al ingresar al lugar y escuchar las palabras del abogado de Dulce. Sus ojos, llenos de determinación, se posaron en el hombre con una mirada penetrante que denotaba una mezcla de incredulidad y desafío.
- Con todo respeto, señor creo que está pasando por alto algunos puntos cruciales en este caso - Avanzó unos pasos hacia el abogado, como si estuviera preparado para enfrentarse a él de igual a igual en el campo de batalla legal que se estaba librando en la habitación. - Dulce ha demostrado una y otra vez su dedicación como madre. No se trata solo de tiempo físico con Luna, sino del amor incondicional y el apoyo que le ha brindado en cada paso del camino. Es cierto que la situación puede no ser ideal, pero ¿acaso eso invalida el profundo vínculo emocional que Dulce comparte con su hija? ¿O su incansable esfuerzo por asegurarse de que Luna tenga una vida feliz y plena? - preguntó, desafiando al abogado a reconsiderar sus argumentos. Cada palabra de Christopher estaba impregnada de una pasión ardiente, como si estuviera defendiendo no solo a Dulce, sino a todas las madres que se enfrentan a desafíos similares en su lucha por el bienestar de sus hijos. - En lugar de centrarse en los aspectos negativos, deberíamos destacar el amor y el compromiso de Dulce como madre. Eso es lo que realmente importa en este caso - concluyó, con una determinación que no dejaba lugar a dudas sobre su convicción en la inocencia y el valor de su pareja.
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Nuestro encuentro Imaginario
ФанфикDulce María se ha convertido en la sombra más triste de los lamentos de Christopher, quien conoce los límites del cielo solo y únicamente cuando se encuentra abrazado a ella, sintiendo su respirar, el aroma de su perfume que solo logra desesperarlo...