Christopher y Dulce habían planificado meticulosamente su escapada a Acapulco, buscando fortalecer el vínculo entre ellos. Dulce, especialmente, anhelaba que estos días lejos de todo consolidaran su relación con Christopher, vislumbrando un futuro juntos lleno de ilusión. La idea de compartir aspectos más íntimos y relacionados con su futuro como pareja la emocionaba en secreto, deseando sentir que su vida estaba a punto de dar un giro significativo, y qué mejor manera de hacerlo que junto al amor de su vida. Por lo tanto, no dejó pasar la oportunidad durante el desayuno con Luna y Christopher para expresar claramente sus planes y expectativas. Mientras Christopher detallaba cómo llevarían a cabo la escapada, Dulce se enfocó en reforzar la confianza que depositaba en Luna. Insistió en la importancia de que la niña permaneciera en casa de manera constante, subrayando la responsabilidad que ello implicaba. Estableció límites claros, enfatizando que no se permitirían fiestas en su ausencia y que, en caso de invitar a alguien, el número máximo de personas sería dos. Luna, sin embargo, se sintió abrumada por la insistencia de su madre. Cada repetición de las normas parecía aumentar su sensación de rebeldía, y sus gestos de hartazgo se hicieron cada vez más evidentes, como si solo escuchara a su madre con los ojos puestos en blanco.
- Luna por favor te lo pido – suplicó dulce en un tono firme casi sermoneándola por los gestos que le daba la niña. La expresión de la niña, llena de gestos de incomodidad, solo provocó que Dulce intensificara su determinación. Luna, sin embargo, no pudo contener su impaciencia y respondió
- Mamá, ya entendí, basta porfa - mientras desviaba su atención hacia su celular.
La reacción de Luna desencadenó una acción rápida por parte de Dulce, quien le arrebató el dispositivo de las manos para asegurarse de captar toda su atención. Una vez logrado, Dulce prosiguió con firmeza.
- Bien, entonces hablaremos de los castigos - Sin titubear, comenzó a establecer las consecuencias de cualquier desobediencia. - Empezando por un mes sin esto - señaló el celular. Ahora en sus manos. - y sin ver a Diego - La seriedad en su tono reflejaba la confianza depositada en Luna, así como la firmeza de sus límites.
Al recibir el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, Luna adoptó una actitud más seria frente al asunto. La mirada de determinación de Dulce dejaba claro que esperaba que su hija no la decepcionara, confiando en que entendería la importancia de sus palabras y acciones.
Luna, en medio de la escena, buscó la mirada cómplice de Christopher, quien observaba la situación sin intervenir. Cuando sus ojos se encontraron, Christopher sintió el impulso de intervenir, pero Dulce, sin apartar la mirada de Luna, le detuvo con un gesto de silencio, colocando una mano frente a su rostro. La intensidad de la mirada de Dulce hacia Luna reflejaba su determinación de asegurarse de que su hija comprendiera completamente la situación. Con firmeza, Dulce le preguntó
- Está entendido, ¿no? - Luna soltó un suave suspiro, reconociendo la seriedad del momento, y asintió con la cabeza, mostrando su compromiso y responsabilidad. Consciente de la severidad de su madre cuando se trata de imponer límites, Luna respondió con sinceridad.
- Me quedó más que claro, ya sé que contigo no se juega - Sus palabras reflejaban su comprensión del carácter firme de Dulce y el respeto que le tenía ante sus decisiones. Dulce soltó una sonrisa complaciente y le devolvió su celular a Luna, pero antes de liberarlo por completo de sus manos, agregó una condición más.
- Espero que colabores manteniéndolo encendido y con el sonido activado, y que respondas de inmediato cualquier llamada que pueda hacerte - Frunció el ceño, mostrando la importancia de su solicitud, mientras Luna respondía sin titubear.
- Lo prometo. - Con delicadeza, Dulce soltó suavemente el dispositivo para que Luna pudiera tomarlo por completo. Susurró con ternura.
- Excelente, ahora puedes bajar con Diego. Él te está esperando para ir al colegio. Que tengas un gran día, princesa. Te amo y te voy a extrañar. - Dulce se acercó para abrazar a Luna con fuerza, cubriéndola con besos tiernos y maternales, llenándola de amor antes de que comenzara su día. Con una sonrisa traviesa en sus labios, Luna respondió a Dulce.
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Nuestro encuentro Imaginario
FanfictionDulce María se ha convertido en la sombra más triste de los lamentos de Christopher, quien conoce los límites del cielo solo y únicamente cuando se encuentra abrazado a ella, sintiendo su respirar, el aroma de su perfume que solo logra desesperarlo...