Capítulo 18: El principio del fin

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Ambas permanecieron allí abrazadas en silencio por un largo rato, estaban procesando aquello juntas, dulce decidió que lo mejor era recostarse a su lado y le acarició el pelo sin dejar de abrazarla, aquella niña lloraba desconsolada y cuando notó que su llanto cesó, pudo ver como se había quedado dormida en su pecho. Aquel día había terminado por ser más agotador que cualquier otro, dulce sintió en varias oportunidades como una paz inmensa le armonizaba el alma y el cuerpo, no sabía hasta ese entonces de donde sacaba la fuerza que la sostenía aún en pie, después de todo, lo único que había conseguido hasta el momento era continuar por el bienestar de Luna, ni siquiera ella misma le importaba tanto como aquella niña, si bien se había sacado un gran pesar de encima, tenía miedo de no poder resistir más, lo difícil que había sido su vida hasta ese entonces, hacia que muchas veces tenga ganas de dejarse vencer, en este momento lo único que la consolaba era el saber que Luna también lo había entendido, aunque eso la dejaba frente a ella, completamente desnuda respecto a sus sentimientos, ya no existan más secretos recientes, ni más prejuicios sobre aquel tema. Estaba por fin siendo sincera y honesta, tanto con ella misma como con su hija y eso la llenaba de orgullo, tranquilidad y esperanza de que todo empiece a tomar forma, el gran paso que prácticamente la habían obligado a dar ese día, cambiaba todo y también merecía la pena, cuando su mente comprendió que si luna no hubiera vivido todo lo que vivió ese día junto a ella, jamás hubiera sabido como explicarle lo que hasta el momento, ella consideraba que era inexplicable, todo empezaba a tener sentido y eso la llevó a quedarse profundamente dormida junto a su hija.

Ya eran las once de la noche, el ruido de golpes en la puerta hizo que dulce se despertara y se encuentre con la escena más hermosa que había visto, pues luna seguía durmiendo en sus brazos y a su lado, como cuando era una niña chiquita y frágil, cuidadosamente se levantó de aquella cama y la cubrió con una manta. Descalza y procurando no hacer mucho ruido, se dirigió hasta la puerta del departamento y abrió para encontrarse inmediatamente con la mirada de Christopher, se refregó los ojos suavemente con sus manos, no sabía si estaba soñando o si era real y al aclararse la mirada, le dedicó una leve sonrisa, para luego hacer un gesto con su dedo índice de silencio, lo dejó pasar, cerro la puerta y se dirigieron hacia el living de la sala, al llegar ambos se sentaron en el sofá y dulce comenzó a susurrarle.

- Luna está dormida – dijo en un susurro.

- Estaba preocupado por ti, no contestabas el celular – dijo en un susurro y le acaricio la mejilla suavemente.

- Lo tengo en silencio perdón, hable con Luna ya no hay secretos. – dijo un poco contenta mientras le dedicaba una sonrisa al ver la cara de él bastante sorprendido.

- ¿Cómo? ¿Eso quiere decir que ya sabe todo? – dijo para ver como aquella pelirroja le sonreía levemente, lo que hizo que la tome de las mejillas y la bese suavemente en sus labios. – te amo, gracias. – le susurró entre sus labios.

- Amor, luna sabe absolutamente todo – aclaró entre besos lo que él hizo que se detenga a mirarla a los ojos.

- ¿Qué es absolutamente todo? – dijo un poco preocupado.

- Toda nuestra historia hasta lo que me contaste hoy – dijo suspirando y se llevó una mano a su rostro en gesto de preocupación. – Sebastián viajo a buscarme, vino directamente hasta aquí y cuando abrí la puerta... - él no la dejó continuar, la interrumpió de inmediato mientras la miraba con el ceño fruncido.

- ¿No has arreglado eso todavía? – dijo un poco molesto y celoso.

- ¿En qué momento pretendes? – dijo irónica para continuar con su historia. – el punto es que me beso, sin dejarme decirle nada y atrás de él... – Christopher volvió a interrumpirla muy celoso.

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