Capítulo 14: París

37 3 2
                                    

El aire se volvía cada vez más tenso, Dulce sentía que ya no podía respirar, estaba completamente paralizada ante los ojos de ese muchachito que la miraba presentándose, lo único que resonaba en su mente era su apellido y a pocos metros la figura de Christopher y Anahí mirándola con detenimiento mientras los ojos se le llenaban de lágrimas, lo único que pudo hacer fue fingir una sonrisa inútil e intentar alejarse de allí lo más rápido posible, no sin antes disculparse. Aquello la había descolocado de tal manera que sentía que en cualquier momento iba a perder el control, por su cabeza pasaban miles de recuerdos como una película muy rápidamente, desde el día en que lo conoció hasta hace unas horas donde aquel hombre que había sido su amante durante esos casi seis meses de pronto era su consuegro. Caminó rápidamente ingresando a su casa, su vista estaba totalmente borrosa lo que hacia que ni siquiera pueda distinguir a la gente que la veía salir del lugar sin preocupación alguna, no supo cuanto tiempo demoró, solo supo que necesitaba estar sola. Christopher quiso seguirla, pero Anahí se lo impidió, pues aquella rubia ya había comprendido absolutamente todo y lo único que pudo hacer fue detener a su hermano antes de que aquello termine en una tragedia más escandalosa, pues allí estaba Pablo y en este momento, su hermano tenía el encendedor que se necesitaba para hacer que aquello explote en llamas.

La que pudo percatarse de que algo andaba mal fue Sofía quien inmediato siguió a Dulce, pues sentía que no debía dejarla sola, al notar como la pelirroja estaba por ingresar al baño de la casa decidió tomarla del brazo para dirigirla hacia la puerta de entrada, la muchacha vio en sus ojos las lágrimas contenidas y supo inmediatamente que debían salir de allí, una vez fuera solo camino con Dulce sin hablar alejándose lo más posible de aquella casa. Dulce soltó varias lágrimas en el camino mientras se concentraba en tomar aire fresco, debía recomponerse lo antes posible y regresar allí antes de que Pablo lo note y comience a pedir explicaciones. Se detuvo un momento a varias cuadras del lugar y cuando pudo aclarar su vista, se percató de quien era la persona que había decidido acompañarla, en ningún momento había prestado atención a aquello, entonces la abrazó fuertemente en muestra de agradecimiento, jamás se imaginó que aquella muchacha se convertiría en una persona tan importante para ella, se sentía segura y por sobre todo confiaba en ella más que en nadie, ya había comenzado a ocupar un gran lugar en su vida y más que su empleada hoy podía afirmar que Sofia era su amiga, cómplice y confidente.

- Dul, ¿Qué sucedió, estás bien? – dijo bastante preocupada, lo que hizo que dulce se separe de su abrazo bastante afligida, se sentó en un banquito y llevó su rostro a sus piernas cubriéndolo con sus manos.

- Me enamore de la persona equivocada, nuevamente – dijo para levantar la vista hacia Sofía quien además de prestar atención a sus palabras, se había sentado a su lado y acariciaba su cabello. – y ahora me lo tengo que arrancar del alma.

- Pero ¿Por qué, que paso? – dijo preocupada.

- Por qué resulta que ahora somos consuegros – río irónicamente y sin ganas

- Pero Dulce, no es mejor que hables con luna y le cuentes la verdad – sugirió la muchacha – Aquel es un amor adolescente, tal vez sin sentido y aún están a tiempo de revertirlo.

- No voy a ser yo quien arruine la felicidad de mi hija, Sofí, mi hija es la persona que más amo en este mundo y si para protegerla y ayudarla me tengo que arrancar este amor del pecho lo voy a hacer – dijo volviendo a soltar varias lágrimas sin consuelo alguno, lo que hizo que Sofía solo pueda abrazarla nuevamente para contenerla. – necesito que me ayudes – le susurró cuando estuvo más tranquila.

- Por supuesto, cuenta conmigo. – dijo inmediatamente Sofía quien la miraba esperando sus indicaciones.

- ¿Podemos adelantar el viaje de mañana y extenderlo más días? – preguntó mientras veía como la muchacha tomaba inmediatamente su celular para ver los cambios que ella le estaba pidiendo.

Nuestro encuentro ImaginarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora