La puerta se abrió lentamente ante los ojos de Christopher, revelando gradualmente el interior de la cabaña. Sus sentidos se agudizaron mientras sus pies se adentraban en aquel espacio acogedor. Cada detalle del revestimiento de madera capturó su atención, dándole a la cabaña un aire rústico y encantador. Cada rincón parecía contar una historia diferente, invitándolo a sumergirse en su atmósfera única. Al cruzar el umbral, se encontró en una pequeña pero acogedora sala de estar. Una alfombra tribal en tonos bordó y negro adornaba el suelo, añadiendo un toque de color y calidez al ambiente. Un pequeño sillón hamaca colgaba del techo, balanceándose suavemente con la brisa que entraba por la ventana abierta. Las cadenas de hierro que lo sostenían parecían sólidas e inquebrantables, otorgando una sensación de seguridad y estabilidad al espacio. Los almohadones negros que cubrían el sillón ofrecían un contraste elegante, invitando a relajarse y dejarse llevar por la comodidad del lugar. Un almohadón de textura peluda descansaba en uno de los extremos, añadiendo un toque de suavidad y confort.
A su lado derecho, una enorme biblioteca ocupaba una parte significativa de la pared. Los estantes estaban repletos de libros de temáticas diversas, desde filosofía hasta física cuántica, reflejando la amplia gama de intereses de la dueña de la cabaña. Una lámpara de pie iluminaba delicadamente el rincón, creando un ambiente íntimo y propicio para la reflexión. Adentrándose aún más en la sala, Christopher descubrió varias repisas adornadas con imágenes de Luna en su infancia. En cada fotografía, la niña irradiaba una alegría contagiosa, pero fue una imagen en particular la que captó mucho más su atención. En esa imagen, Luna estaba abrazada a una mujer cuyo rostro no era visible y apenas se asomaba en esa mujer las puntas de un cabello oscuro. La niña sonreía con inocencia mientras jugaba con alguien que parecía ser muy cercano. Christopher observó detenidamente la imagen, sintiendo una punzada de reconocimiento al notar una alianza en la mano izquierda de la mujer. Un destello de memoria lo llevó a recordar haber visto esa misma alianza antes, pero ¿dónde? La intriga se apoderó de él mientras se sumergía en el misterio que rodeaba a esa fotografía cuando de pronto el recuerdo se apoderó de su mente.
Al mirar su reloj, situado con elegancia en su muñeca izquierda, percibió el suave zumbido que indicaba la apertura de las puertas del elevador. Con paso decidido, ingresó al espacioso habitáculo, pero al girarse para pulsar el botón de su destino, se detuvo al ver una mano masculina que se disponía a hacer lo mismo. Levantó la mirada con cautela y allí estaba él: Christopher Uckermman, el piloto que le había entregado esa intrigante tarjeta. Un estremecimiento recorrió su cuerpo, mientras un ligero rubor coloreaba sus mejillas ante el encuentro inesperado.
- Perdón... yo... - Él permitió que ella pulsara el número de su destino y alzó las manos en un gesto jocoso, como si estuviera siendo amenazado con un arma invisible. Esta pequeña broma provocó una risa cómplice en ella. Cuando las puertas del ascensor se cerraron, él volvió a posar sus ojos en ella y susurró, como si compartieran un secreto, algo apenas audible.
- Entonces, por lo que veo, no tenías intenciones de llamarme. Son las 7 de la tarde y he pasado todo el día esperando que mi teléfono suene. –
Aquellas palabras hicieron que sus mejillas ardieran aún más intensamente. Bajó la mirada por un momento, pero rápidamente la levantó de nuevo para encontrarse con los ojos de Christopher. Con delicadeza, ajustó la alianza de matrimonio en su dedo izquierdo con la mano derecha y arqueó una ceja en respuesta a su comentario. El anillo era una alianza simple, pero no pasó desapercibido para Christopher, quien lo observó con detenimiento. Los brillantes incrustados en la banda eran diminutos, pero resplandecían con un brillo sutil, agregando un toque de elegancia al diseño discreto. Al notar el destello de los pequeños brillantes, Christopher sonrió y ladeó la cabeza de un lado a otro antes de hablar.
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Nuestro encuentro Imaginario
FanficDulce María se ha convertido en la sombra más triste de los lamentos de Christopher, quien conoce los límites del cielo solo y únicamente cuando se encuentra abrazado a ella, sintiendo su respirar, el aroma de su perfume que solo logra desesperarlo...