11| Conocer quién eres

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Enciendo la cámara de mi móvil y me acomodo el ukelele en el regazo

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Enciendo la cámara de mi móvil y me acomodo el ukelele en el regazo. Hace mucho que no grabo un cover para Instagram, pero desde ayer siento la necesidad de hacerlo. La música siempre ha sido mi refugio contra el mundo y mi lenguaje favorito a la hora de comunicarme con los demás. Ahora mismo hay demasiadas emociones atrapadas en mi pecho y tengo que sacarlas de antes de que ese cúmulo de pensamientos autodestructivos se quede grabado en alguna parte de mi subconsciente.

Si escuchamos constantemente discursos de odio hacia nosotros, corremos el riesgo de interiorizar esas creencias. Las palabras poseen más poder del que la gente piensa. Muchas veces duelen. Pero no adolecen a quienes las pronuncian, sino a las personas que las oyen y, al igual que un proyectil, pueden alojarse en nuestra cabeza. Allí dentro causan bastante daño y se necesita una exhaustiva operación para extraerla. De eso se encargan los profesionales que velan por nuestra salud mental, aunque, aun así, hay gente que no sobrevive a un ataque tan brutal.

Siguiendo esa analogía, el día de ayer recibí varios impactos de bala y no quiero que esos proyectiles permanezcan un segundo más en mí. Mi diálogo interno es un asco en este momento. No puedo permitirme escucharlo y mucho menos confiar en lo que me dice mi mente. Siempre me ha gustado replicarles a los demás, así que, ¿por qué no hacer lo mismo conmigo cuando no paro de repetirme que no merezco la pena?

Si me obedezco, aceptaré como mío el odio que provino de alguien más. Por eso tengo que contradecirme: para empezar a creer que soy mejor de lo que me han hecho pensar. No puedo interiorizar un diálogo tan destructivo, debo llevarle la contraria. Necesito cambiarlo. Transformarlo en uno ameno que me permita respirar con tranquilidad. Y sé que la música me ayudará con ello.

El peso sobre mis hombros se reduce hasta el punto de volverse soportable para mí apenas toco los primeros acordes de Flowers de Miley Cyrus y la habitación se tiñe de rojo, aunque también distingo ciertos tonos de amarillo. La letra me sienta como una bendita al corazón, la cual ejerce la presión suficiente como para cerrar las grietas que se encuentran en él. Alai me envió la canción ayer después de que le contara todo por llamada y desde entonces no he parado de escucharla. Sin embargo, cantarla se siente diferente.

Lo nuestro era bueno, lo nuestro era oro
Estábamos bien juntos hasta que dejamos de estarlo
Construimos un hogar y lo miramos arder

No esperaba que eso último sucediera tan rápido. Sabía desde el principio que varias de las relaciones a esta edad son pasajeras, pero no creí que Dan tuviese intenciones de lastimarme. De haberlo imaginado, ni siquiera habría perdido mi tiempo con él. Me costó muchísimo darme cuenta y aceptar que las cosas se habían torcido para siempre. Aquel río nunca regresaría a un caudal en el que fuera seguro para mí nadar, pues había estado infestado de pirañas desde el inicio. Solo que las personas no llevan un cartel que señalice peligro.

No quería dejarte
No quería mentir
Empecé a llorar, pero luego recordé que yo...
Puedo comprarme flores
Escribir mi nombre en la arena
Hablar conmigo misma durante horas
Decir cosas que no entiendes
Puedo llevarme a bailar
Y puedo sostener mi propia mano
Puedo amarme mejor que tú

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