Los días que Oliver y yo estamos juntos se pasan igual de rápido que las hojas de un adictivo libro que uno no puede parar de leer por la mezcla tan explosiva de componentes literarios. Me gusta que tome mi mano y me sostenga la mirada durante segundos que confundo con años, porque, así como perdemos la noción del tiempo y este se pasa volando, a veces también se congela para regalarnos pizcas de eternidad.
Adoro la seguridad que han ganado sus pasos mientras camina por los pasillos de la escuela, ya sea solo o conmigo. Antes volteaba cada dos por tres por miedo a que alguien ande detrás de él y ahora recorre las instalaciones sin dejarse intimidar por miradas ajenas a la mía. Ya no ocupa el asiento situado al fondo del salón que eligió a principios de año, sino que se ubica entre las primeras carpetas para observarme de reojo cuando cree que no me doy cuenta.
Sigue insistiendo en que no poseo ningún defecto físico y que no necesito nada para alcanzar la perfección, pues ya lo he hecho. Confío en él, pero ahora también en mí. Cada día me convenzo más de que sobre mi piel no existe nada capaz de opacar la luz que emana de mi interior. Oliver me agradece por haberlo ayudado, mas él ha tenido el mismo efecto gratificante en mi vida que yo en la suya. Aunque no me lo repite todo el tiempo, sé que siente lo mismo por mí, porque me lo demuestra de muchas maneras.
Conforme comparto mis días con Oliver, develo facetas suyas que no conocía y cada una de ellas provoca que lo quiera aún más. A simple vista, quizá parezca de aquellos con semblante inquebrantable que le gruñen a toda persona que se les acerca. Pero él está lleno de luz. Esta se filtra al exterior a través de sus ojos al momento en que sostiene uno de sus dibujos en manos.
—¿Qué opinas? A que me ha quedado increíble, ¿verdad? —Me muestra rápidamente la hoja y después la gira de nuevo hacia él, de modo que apenas alcanzo a contemplar su creación—. Voy a sacarle una fotografía para postearla en Instagram. Ya llevo mucho sin subir contenido. He estado demasiado ocupado con los exámenes finales.
Las clases terminaron hace dos días, por lo que estamos de vacaciones. Como de costumbre, estas comprenden una semana de julio y otra de agosto. Dado que nuestra escuela está de aniversario justo en esas fechas, se realizan juegos florales en los que todos los alumnos están invitados a participar. Suelen organizarse diversos tipos de concursos durante esas dos semanas, periodo en el cual se permite el libre ingreso. Y dado que Jake ha vuelto a la ciudad, no dudo que hará acto de presencia.
—Estuviste tres horas encerrado en tu habitación. Obviamente obtendrías un resultado increíble, pero sería todavía mejor si me dejaras observarlo por más de tres segundos.
—Perdón, la emoción a veces me gana.
Me entrega la hoja de papel y examino a detalle el dibujo de una mujer de tez oscura que se encuentra de perfil y tiene una mano sobre su mentón. Las manchas de hollín se vuelven más fuertes en su cabello, mientras que las tonalidades blancas forman un bucle al centro de su cabello. Incluso le ha añadido reflejos de luz en sus labios, en las falanges de sus dedos y en su nariz. Una nube de humo rodea su silueta, lo cual lo hace mucho más impactante.
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Escúchame cantar
ChickLitCristel está cansada de vivir con miedo. Miedo de salir de casa y no volver. Miedo de perder a una de sus amigas. Miedo de adentrarse en una historia de amor y que esta se convierta en una de terror. De hecho, esto ya sucedió la última vez. Sin emba...