47| El deseo de ser inmortal

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A tan solo un día de la fecha límite para enviar el video al concurso, Cristel se ha quedado sin voz

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A tan solo un día de la fecha límite para enviar el video al concurso, Cristel se ha quedado sin voz.

Ni siquiera puede entonar los primeros versos de la canción y eso la está llevando al borde del colapso. El tiempo se agota y las cosas parecen empeorar con cada uno de sus esfuerzos. No importa lo que haga, nada brinda resultado.

Se pasea por su habitación de un extremo a otro, en tanto Leia la persigue con la mirada. En un momento, los ojos de la perrita se detienen en mí. Temo que se lance a arrebatarme mi barra de granola, así que me la termino de un último bocado. No obstante, continúa observándome y recién cuando suelta un quejido comprendo lo que quiere decirme. A Leia tampoco le gusta ver a Cristel así. Quizá no posea total conciencia de la situación, pero sabe que algo anda mal. Y la comprendo. A mí también me duele que todo esto le esté ocurriendo a ella.

—Basta de forzarte ya, Cris. Te estás lastimando. No va a funcionar.

Le hablo con toda la delicadeza que puedo con la esperanza de que acepte la realidad de una vez por todas, aunque esta me sienta como una estocada en el pecho. No quiero presenciar la manera en que sus ojos se llenan de desilusión. La he oído hablar tantas veces sobre sus sueños que ver cancelados todos sus planes me resulta extremadamente difícil de digerir.

—Claro que lo hará. Tengo que cantar, me prometí a mí misma que no dejaría pasar esta oportunidad.

—Con el talento que posees, no dudo de que te llegarán muchas más. Pero no creo que ahora sea el momento. Si no te detienes, acabarás haciéndote daño.

—¿No se supone que deberías apoyarme?

—¿A ir contra tu propio bienestar? No, por supuesto que no.

—¿Y crees que quedarme de brazos cruzados no me afecta también? Pensé que habías venido a... —Un ataque de tos la interrumpe. Se encuentra completamente afónica. Hasta le saltan las lágrimas. No sé si por la fuerza que ejerce, porque la situación la sobrepasa o por ambas cosas.

—Me parece que ya es suficiente, Cristel.

—Pensé que habías venido a ayudarme y no a convencerme de que renuncie a algo por lo que he trabajado durante tanto tiempo.

Finjo que no me ha dolido escucharla, pero enseguida se percata del efecto de sus palabras. Su expresión se suaviza y se muerde el labio con tanta fuerza que temo que se lastime.

—¿No ves que estoy intentado cuidarte?

—¿De qué?

—De ti. Estás siendo muy desconsiderada contigo. No tiene caso que sigas así, no vas a llegar a ningún lado.

—¿Por qué? ¿Acaso no confías en mí? —cuestiona y no suena como una acusación, sino como que realmente lo ha malinterpretado. Quizá fui demasiado brusco—. Tengo la capacidad suficiente como para enfrentarme a todo esto. No puedes pedirme que me rinda justo ahora.

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