CAPÍTULO 26- Un... ¿examen especial? Parte 6.

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CAPÍTULO 26- Un... ¿examen especial? Parte 6.

(Pov- ¿?)

—Hijo, deberías comer algo.

—¡Hermano, te vas a desmayar si no comes!

¿Por qué me ven preocupadas? ¿Acaso ahora sí se preocupan por mí? No necesito nada de ustedes.

—Sí... Tienen razón.

—¿Comerás con nosotras?

—No.

Tomé un plátano del refrigerador.

—Esto es todo lo que necesito.

Salí de casa sin despedirme... Eso no es educado, pero no me importa.

No importa lo que intente. Juro que de verdad lo intento, pero... Simplemente no puedo confiar en mi propia familia.

Solo puedo confiar en mi abuela y en mi padre... No puedo confiar en mi hermana menor y en mi madre... Simplemente no puedo.

—¡Kaeyko!

... Otra molestia.

—¿Vas a la escuela? Déjame acompañarte.

... Me da asco.

—No me gusta repetir las cosas. Aléjate de mí.

—Pero... Kaeyko, sé que estás enojado, pero eso pasó hace mucho tiempo... ¿No puedes perdonarme?

—Tuviste toda la escuela secundaria y primaria para pedirme disculpas o desmentir los rumores, pero no lo hiciste. No te acerques más a mí...

... ¿Cómo se llamaba?

Ya lo olvidé.

Yo la conozco como "perra sin alma", pero no puedo llamarla así en público.

—... Olvidé tu nombre, pero ya quedó en claro que no te quiero cerca de mí.

Me puse los audífonos y seguí mi camino.

Salí de la tienda con comida instantánea.

No me llenaré con un simple plátano.

—Miren, el pervertido de la escuela.

—¿Qué? ¿Ya nos olvidaste?

—¿No son los perdedores que siempre terminaban llorando cuando intentaban golpearme?

—Fufu. Pero ya no somos los mismos.

—¿Se volvieron más estúpidos? Creí que era imposible.

¿Creen que porque tienen a 3 chicos más detrás de ellos tendré miedo?

—Ese es el chico del que les conté. El chico que le gusta tocarle el trasero a niñas pequeñas.

Ah... Cuando tenía 8 años, tropecé en el patio de la escuela mientras jugaba con... Con la chica cuyo nombre no recuerdo.

Por accidente caí sobre ella y caímos al suelo.

Mi cara cayó en su trasero y me llamó pervertido.

Los demás comenzaron a llamarme así y yo traté de explicar que fue un accidente.

Nadie me creyó, pues ella dijo que también había tocado su trasero con mis manos.

Una mentira que dijo porque le gustaba la atención que estaba recibiendo.

Las mujeres se alejaron de mí y los hombres aprovecharon para golpearme y aprovecharse de mí.

Una comedia romántica con una niña fantasma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora