CAPÍTULO 35- Tarde de estudio.

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CAPÍTULO 35- Tarde de estudio.

(Pov- Saik.)

Después de castigar a Yuki por burlarse de mí, bajé las escaleras y entré al comedor.

La comida ya está lista. Delicioso. Después de esa humillación pública que sufrí, un buen desayuno me relajará.

—Muchas gracias, Iris.

Me senté en la mesa frente a Iris. Disfrutar de una buena comida acompañado se siente bastante bien. Me sigue doliendo un poco la cabeza, pero ya me estoy sintiendo mejor.

(Pov- Kaeyko.)

Dejé mis cajas frente a la puerta de mi nuevo departamento. Este lugar se ve agradable. Es silencioso. Me fui sin que mi madre se diera cuenta, no quiero discutir. Mi padre ya sabe que me mudé, que él se lo diga.

Bien, así comienza mi nueva vida. Espero que mis días en este lugar sean relajantes. Lo que quiero es no tener dolores de cabeza.

—¡Kya!

¿Eh? Un grito de mujer.

Volteé hacia atrás. Vaya, una mujer se tropezó y cayó al suelo.

Wow. Una chica con ropa gótica. Esa ropa negra le queda demasiado bien. Su cabello es negro, largo y despeinado. Al menos sus ojos se pueden ver. Una rara mujer de unos 25 o 30 años, ¿eh? Es raro ver a alguien de su edad usando esa ropa.

Me acerqué a ella y le ofrecí mi mano.

—¿Estás bien?

—C-creo que sí. Gracias.

Me tomó de la mano y le ayudé a levantarse.

Bien, mi trabajo está terminado.

Me alejé de ella y saqué mis llaves para abrir la puerta.

La abrí y tomé una de las cajas con mis manos.

—¿U-un nuevo vecino?

Su tono de voz es algo bajo y sombrío. Combina con su apariencia de chica fría.

Pechos pequeños, pero alta. Rara, pero linda combinación.

—Sí, me acabo de mudar hoy. No se preocupe, soy del tipo de persona que no hace fiestas ni tiene amigos. No debe preocuparse de que provoque problemas.

Es mejor dejar en claro eso para tener una buena relación con los vecinos y no meterme en problemas innecesarios.

—¿Q-quieres que te ayude?

Otra vez ese tono sombrío, y me está viendo muy fijamente. Ojos que dan mucho miedo, pero la vida me enseñó a que no debo juzgar a las personas sin conocerlas.

Ella da demasiado miedo, pero no la conozco, no la juzgaré.

—Sí, muchas gracias, agradecería su ayuda.

Me ahorraría tiempo y esfuerzo.

Entre los dos metimos mis cosas dentro del departamento. Solo me falta desempacar, pero eso lo haré después.

—Muchas gracias por la ayuda, señorita. Por cierto, mi nombre es Kaeyko.

—S-Sylvie.

Sylvie, ¿eh? Suena lindo.

Le extendí mi mano derecha.

—Gracias por ayudarme.

—¡D-de nada!

Ella se acercó a mí para saludarme, pero tropezó y cayó sobre mí.

Intenté atraparla, pero por alguna razón también tropecé y caí al suelo.

Una comedia romántica con una niña fantasma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora