Capítulo dos: Adiós Maestro Roshi

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Luego de que Bulma se despidiera de Gokú y el viejo maestro, estos quedarían solos en la isla. —Bien maestro—, diría Gokú—. Iré a saludar a Picoro y los demás, después iré por mis cosas y regresaré con usted, mañana me iré desde este lugar.

—Muy bien Gokú— diría Roshi un poco mas tranquilo al escuchar que su discípulo regresaría.

Con esto Gokú emprendería el vuelo, no haría la teletransportación ya que quería disfrutar ver su mundo por última vez.

El primer lugar en visitar sería la torre del maestro Karim, el viejo gato aún vivía en dicha torre y sería un buen detalle visitarlo.

Gokú lo visitaría saludándolo y quedándose unos minutos recordando buenos momentos. El gato le regalaría una bolsa de semillas del ermitaño como agradecimiento, ahora que ya no habían combates ni peligro, éstas le sobraban.

Luego de despedirse del viejo gato, Gokú se elevaría para seguir su camino hacia el templo de Kami-sama.

Ya estaban esperándolo tres seres extraños a la vista de cualquier persona común. Picoro, Dendé y mr. Popo.

—Gokú—, diría Picoro a la vez que se acercaban para saludarse, también habían pasado largos años sin verse, aunque para ellos no parecía ser tanto tiempo. Tanto Picoro como Dendé, se veían como adultos de unos cincuenta años a la vista de un humano, aunque tenían ya cientos de años en la tierra, mr. Popo por otro lado se veía igual que siempre, pareciera que el tiempo no pasaba por aquel ser.

—Cómo han estado—, diría el sayayín—, supongo que ya saben por que estoy acá.

—"Por supuesto"— diría el dios de la tierra—, después de todo parte de su trabajo era vigilar que la superficie esté tranquila, y obviamente el maestro Roshi estaba dentro de sus favoritos.

—Nos alegra que tengas esta oportunidad de cambio— diría Picoro—, ya llevabas mucho tiempo solo y aburrido, que bueno que Bulma estaba dispuesta a acompañarte.

—Pues si— diría el sayayín—, sinceramente sin ella no se si habría aceptado, es una oferta interesante.

Así pasarían algunas horas conversando los cuatro, mr. Popo prepararía algo de comida para Gokú, y aunque el sayayín ya no comía de la manera que antes lo hacía, este disfrutó de sobremanera la comida preparada por el guardián. Mr. Popo tenía una excelente mano para cocinar, y con dos namekianos como compañeros no podía lucirse con ello.

—Gracias mr. Popo, estaba delicioso— diría un satisfecho Gokú mientras se trasladaban a las afueras del templo, ya era hora de despedirse.

—Picoro, muchas gracias por ser mi amigo, te tocó criar a Gohan y a Pan, fuiste como un padre para ellos, cuídate mucho—, diría Gokú a la vez que estrechaba la mano de su amigo.

—Cuídate mucho— le diría Picoro—, también cuida a Bulma, ella cambiará el mundo al cual lleguen.

—Es cierto— diría Goku—, ella quizá generará un impacto mucho mayor que el mío, además a ella le gusta ser famosa por lo que no tardará en darse a notar.

—Toma Gokú— diría Dendé, este tenía en sus manos la esfera de cuatro estrellas. Esta es la esfera original, y aunque ya no pueda convocar a Shenglong, creo que será un buen recuerdo.

Gokú agradecería mucho el regalo, despidiéndose de sus amigos y retornando al vuelo en dirección a su hogar.

—Un último viaje— se diría así mismo el sayayín, comenzando a recorrer la tierra y lugares importante de su vida.

Al poco llegaría a su casa donde comenzaría a ordenar lo que se llevaría. Un poco de ropa, su báculo sagrado, la esfera, la bolsa de semillas y sobre todo recuerdos, tanto digitales como fotografías, no estaba seguro de poder visualizarlos en el lugar donde irían, pero nada perdía con intentarlo.

El Destino del SayayínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora