Capítulo 32: Atenea y un Sueño Tranquilizador

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Themyscira

La luz del sol de la tarde bañaba Themyscira en tonos dorados, realzando la belleza y serenidad de la isla. Las amazonas estaban ocupadas con sus tareas cotidianas, manteniendo la paz y el orden en su hogar. En el templo principal, la Reina Hipólita estaba meditando en silencio, buscando claridad y guía. La reciente intervención de Gokú en los asuntos del Olimpo había dejado una impresión profunda en todos, incluyendo a los dioses.

De repente, una figura apareció en la entrada del templo, irradiando una presencia divina. Era Atenea, la diosa de la sabiduría y la guerra justa, la cual , desobedeciendo las órdenes de Zeus, se hacía presente en la isla de las amazonas.

—"Reina Hipólita"—, comenzó Atenea, su voz suave pero llena de autoridad —,"necesito hablar contigo sobre alguien."

Hipólita abrió los ojos y se levantó, reconociendo de inmediato a la diosa—. "Atenea, bienvenida a Themyscira— saludaba Hipólita haciendo una profunda reverencia—. ¿Qué te trae por nuestras tierras?"

Atenea caminó hacia el centro del templo, sus pasos resonando suavemente en el mármol—. "He venido porque siento que hay mucho algo más en los actos del mortal que nos atacó que simple confrontación. Quiero entender mejor sus intenciones y cómo esto afecta a todos nosotros."

Hipólita asintió, invitando a Atenea a sentarse junto a ella en un banco de piedra—. "Lo que hizo Gokú fue valiente y peligroso. Acabar con Ares y desafiar al mismísimo Zeus no es algo que se tome a la ligera. Pero lo hizo por nosotras, para proteger nuestra isla y nuestra forma de vida."

Atenea miró a Hipólita con interés—. Gokú es su nombre, ¿Quién es el? Los dioses del Olimpo no son fáciles de impresionar, y muchos de ellos creen que Gokú es una amenaza.

Hipólita suspiró, pensando cuidadosamente antes de responder—. "Gokú ha demostrado ser un aliado fiel. Llegó a nuestras tierras invitado por una deidad superior a todas las existentes, fue invitado por La Presencia, el dios de todos los universos según sus propias palabras. Su poder es inmenso, nos hizo una demostración de ellos cuando estuvo con nosotras—." Hipólita le relataría los hechos ocurridos en esa demostración, las diferentes transformaciones y sensaciones que surgieron ese día además de lo que ellos le habían contado sobre su vida en el otro mundo.

Atenea miró con sorpresa a Hipólita, ya antes había escuchado el nombre de La Presencia, y si eso era verdad, significa solamente que Gokú es alguien realmente importante —"Eso concuerda con lo que he observado, aunque no he intentado verlo directamente a él, la última vez que hicimos eso, Ares resultó muerto. Pero, ¿Qué crees que busca realmente? ¿Es simplemente vivir en la tierra lo que quiere, o hay algo más?"

Hipólita miró directamente a los ojos de Atenea, su mirada firme y segura—. "Gokú es un guerrero con un corazón noble. Lo que busca es un hogar, un lugar donde pueda vivir en paz y proteger a aquellos que ama. Su naturaleza es la de un protector, y Themyscira con el ataque sufrido por Hércules y Ares, le ofrecieron una causa justa para la cual luchar."

Atenea se levantó, preparándose para marcharse—. "Gracias, Hipólita. Aprecio tu franqueza. Mantendré mis ojos y oídos abiertos. Si Gokú es realmente el protector que dices, entonces tal vez pueda ayudar a cambiar el corazón de algunos dioses y evitar una masacre en el futuro."

Hipólita se inclinó ligeramente en señal de respeto—. "Gracias por venir, Atenea. Espero que tus palabras y sabiduría puedan ayudar a traer la paz entre los dioses y las amazonas."

Atenea sonrió ligeramente antes de desaparecer en un destello de luz, dejando a Hipólita pensativa sobre los motivos que detonaron la llegada de Gokú a este mundo.

El Destino del SayayínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora