Algunos días después
En la estratosfera, como habitualmente lo hacía, una figura estaba quieta en la inmensidad del lugar. Mientras se eleva sobre la Tierra, rodeado por el vasto vacío del espacio, sus sentidos se agudizan hasta el punto de captar cada sonido, cada susurro y cada grito de ayuda que emana del planeta que juró proteger.
Para Superman, escuchar el mundo desde esa perspectiva es como estar conectado a un océano de voces, un flujo interminable de sonidos que narran historias de alegría, dolor, esperanza y desesperación. Puede oír el llanto de un niño perdido en una ciudad atestada, los gritos de pánico durante un desastre natural, la risa de amigos compartiendo momentos de felicidad y la súplica de aquellos que claman por ayuda.
Estaba en esa instancia cuando una voz a su lado lo sacó de su concentración—. ¿No es fácil, verdad?— Era la voz de Gokú que estaba a su lado—. No lo es, a veces quisiera poder estar en todos lados para ayudarlos, pero me es imposible.
—Te entiendo— diría el sayayín—, no es fácil verlos sufrir, pero no nos queda otra opción, para muchos de ellos es el costo de sus propias decisiones, otros no tienen alternativas.
—¿Sabes lo que ocurre abajo?—, Superman miraba a Gokú extrañado—. Si—, le contestaría el sayayín.
—Recuerda que puedo sentir el Kí de los seres vivos, por lo tanto también siento sus emociones, intenciones, miedos, alegrías y también cuando se apagan. Al principio fue abrumador, pero con el paso del tiempo fui entendiendo las cosas. A diferencia de ustedes, no nos dedicábamos a combatir el crimen y cosas como esa, sólo hacíamos nuestra vida normal y a veces nos tocaba luchar para salvarla, la gente en su gran mayoría no eran conscientes de lo que hacíamos, a diferencia de ustedes que son figuras públicas.
—Pero muchos tenemos identidades secretas— diría Superman—, al final igual hacemos nuestra vida diaria, sólo que a veces nos toca ponernos traje de héroe.
—Pues si, tienes razón, al final no somos dioses que puedan estar en todos los lugares al mismo tiempo, ese papel le corresponde a otros.
—¿Y que te trae por acá?— Preguntaría Superman—, me sorprendiste cuando llegaste, no esperaba que alguien pudiera estar en este lugar.
—Pues no mucho, estaba en la corporación con Bulma, intentando ser de algo de ayuda pero me corrió, estaba metida dentro de su nuevo juguete, así que me di cuenta que estabas acá y vine a verte .
En eso Gokú abriría sus ojos de par en par—. ¡Tengo una idea Clark!
Mientras tanto en la Corporación Cápsula.
—El trozo de la nave de Braniac me ha ayudado bastante—, serían las palabras de una Bulma que, estando bajo un gran computador se preparaba para encenderlo.
—Si hubiera utilizado esto para atacar a Whiss en aquella oportunidad, sin dudas lo habría destruido en segundos, pero supongo que miniaturizar una ciudad completa era prioridad para él.
—Ya lo creo diría Bárbara, pero ¿estás segura que funcionará?, aún no estoy segura de si Whiss lo asimilará como esperamos.
—No te preocupes, va a funcionar. Muy bien, enciéndelo.
En el laboratorio de Bulma, una atmósfera de anticipación y expectativa llenaba el aire mientras Bárbara observaba con fascinación el nacimiento de lo que sería un avance tecnológico sin precedentes. Bulma, con sus habilidades ingenieriles y su genialidad sin igual, había concebido un proyecto revolucionario: la creación del primer supercomputador del planeta.
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El Destino del Sayayín
Fanfiction500 años han pasado, ya todos se han ido, una propuesta de una nueva vida sorprenderá a Gokú, quien acompañado por alguien especial, comenzará una nueva aventura en el multiverso de DC. Una nueva vida, nuevos amigos y nuevas experiencias las cuales...