Capítulo 26: Muerte

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Varias semanas habían transcurrido desde el evento, la Corporación trabajaba a toda máquina en la fabricación y venta de las cápsulas, Bulma incluso se estaba transformando en una figura reconocida y famosa dentro de los medios, también Whiss comenzaba a ser reconocido como una celebridad. La fluidez en su forma de comunicarse era tal que fácilmente podía engañar a cualquier persona que no lo viera, era tanto el nivel de la IA que en varias ocasiones, era el quien daba entrevistas reemplazando a Bulma o Bárbara, simplemente generaba una imagen de ellas y daba la entrevista por televisión.

Por otro lado, ya en Londres, Gokú estaba haciendo los últimos preparativos para irse de la mansión de Diana, tanto el como Diana comprendían que era hora de que Gokú encuentre su lugar, y aunque la amazona deseaba de corazón que el sayayín no se fuera, prefirió no complicar la situación y dejar la puerta mas que abierta para que este la visitara.

Gokú había comprado una parcela en las afueras de Londres, cerca de la costa en donde podría meditar tranquilamente además de tener su espacio de privacidad. No se acercaba en lo más mínimo tanto en tamaño como en lujos a la mansión de Diana, pero era lo suficientemente acogedora como para recibir a varias personas.

Con la aparición de las cápsulas, muchas empresas de mudanzas habían tenido que cambiar de giro, lo mismo con otros rubros que requerían almacenamiento y transporte, por razones obvias ya no eran necesarias y estaban generando un pequeño caos económico en todo el mundo, ahora se podía llevar hasta un edificio dentro de una cápsula y Gokú no era la excepción, aunque tenía pocas cosas, lo mejor era manejarlas dentro de una.

—Aunque te lo he dicho varias veces, y comprendo tus motivos— decía Diana triste por la partida de Gokú—, no puedo dejar pasar la oportunidad de decirte una vez mas. ¡No quiero que te vallas, quédate!

En el momento de la despedida, con el peso de la separación pesando sobre ellos, Gokú miró a Diana con algo de nerviosismo en sus ojos. Tomándola suavemente de la cintura, la atrajo hacia él con ternura, sintiendo el latido de sus corazones acelerarse al unísono.

—"Diana, hay algo que necesito decirte"—, comenzó Gokú, su voz llena de emoción contenida—. "Desde el momento en que llegué a este mundo, has sido mi ancla, mi luz en la oscuridad. No solo te considero una amiga, sino que también siento algo más por ti. Una parte de mí desea quedarse aquí contigo, para explorar juntos este nuevo mundo y compartir cada momento a tu lado".  

Diana lo miró con asombro, sus ojos reflejando la sorpresa y la esperanza mientras absorbía sus palabras. Antes de que pudiera responder, Gokú inclinó su cabeza y capturó sus labios en un dulce beso, transmitiendo todo el amor y la sinceridad que sentía por ella en ese momento.

El beso fue respondido con la misma intensidad por parte de Diana, sus corazones latiendo al unísono en un momento de pura conexión y amor compartido. En ese instante, quedó claro para ambos que su vínculo trascendía la distancia física y que estaban destinados a estar juntos, sin importar los desafíos que enfrentaran.

Cuando finalmente se separaron, Gokú y Diana se miraron con una mezcla de ternura y tristeza por tener que separarse. Aunque la despedida era inevitable, sabían que su amor era más fuerte que cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. Con un abrazo final y promesas de reencuentro, se despidieron temporalmente, sabiendo que el lazo que los unía solo se fortalecería con el tiempo.

La parcela que Gokú había comprado, ya estaba lista para ser habitada, los muebles, elegidos entre Bulma y Diana, reflejaban en parte la unión de su antiguo mundo con el nuevo, dentro de la misma, sobre la chimenea se encontraba un pequeño altar donde Gokú colocó sus recuerdos. Su esfera de cuatro estrellas, sus fotografías, junto a su báculo sagrado, formaban parte de los objetos que habían en dicha casa, también fotografías con sus nuevos amigos adornaban los espacios vacíos de algunas paredes—. Sin duda Bulma y Diana se han esforzado por hacer esta casa acogedora—, se decía a sí mismo Gokú.

El Destino del SayayínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora