Capítulo tres: La aventura Fantástica, Bulma y Son Gokú

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En una zona boscosa de una isla en el mar negro, tres figuras harían aparición desde un portal, de este saldría una mujer joven corriendo para devolver lo que pensaba no tenía en su estómago.

—Esto es mucho peor que tu teletransportación Gokú—, diría una mareada Bulma.

Gokú mientras tanto miraría alegre a su amiga reaccionando de esa manera, mientras La Presencia se disculparía por lo ajetreado del viaje.

—Normalmente los viajes dentro de un multiverso son mas tranquilos, pero ahora hemos viajado desde otro multiverso que incluso a mi no me resulta tan fácil viajar entre ellos.

Una vez recuperada Bulma, Gokú le preguntaría a La Presencia donde estaban.

—Estamos en Themyscira, isla de las guerreras amazonas— diría el dios.

—¿Amazonas?— Preguntaría Bulma—. ¿Guerreras?— preguntaría Gokú.

—Si, las amazonas son una raza guerrera formada exclusivamente de mujeres quienes habitan esta isla, isla por lo demás que está protegida con magia del dios de esta tierra, su nombre es Zeus, la cual la oculta del mundo del hombre. No hay manera de que sean encontradas por los humanos a menos que ellas lo permitan— diría La Presencia.

—¿Y por que nos has traído a una isla como esta, donde viven sólo mujeres?— Preguntaría Gokú.

—Creo que ellas les explicarán mejor una vez se conozcan, además será mejor para ustedes comenzar su nueva vida en este lugar, ellas tienen relación con los dioses de esta tierra y podrán comprender mejor de donde ustedes vienen.

—Creo que es un buen lugar para comenzar—, diría Bulma—. Podremos integrarnos mejor y conocer este mundo de manera mas segura, además por lo que deduzco, no será necesario inventar una historia muy elaborada, quizá debamos omitir algunas cosas, por seguridad y temor de ellos mismos, creo.

—Tiene razón Sra. Bulma—, diría La Presencia—. Muy bien, creo que es hora de retirarme, pronto conocerán a las amazonas y no sería prudente que me vieran acá. Una cosa más, ellas no quieren a los hombres y lo podrían atacar sr Gokú, y aunque no son malvadas, le recomiendo que estén atentos.

—Entiendo— diría Gokú—, muchas gracias por traernos e invitarnos a su universo—, Bulma diría lo mismo.

Con eso La Presencia se despediría y haría ingreso a un nuevo portal desapareciendo de la vista de sus invitados.

Pasados unos minutos mientras Goku y Bulma caminaban por los bosques de Themyscira, platicaban sobre que decir y que no contar a sus nuevas anfitrionas. Llegados a un claro, Gokú le diría a Bulma que la compañía se acercaba.

—Ya están aquí—, diría Gokú a la vez que colocaba su mano sobre el hombro de su amiga, creando en el acto un escudo de Kí sobre ella.

—¿Y esto?— Peguntaría Bulma.

—No quiero que un malentendido o error te cause algún daño, y si bien no percibo maldad en sus energías, tampoco son inocentes y quizá su ímpetu provoque algún problema.

Dicho eso, una flecha iría directamente en dirección a la cabeza del sayayín, quien la atraparía en el aire a pocos centímetros de impactar.

—Sujeta esto— diría Goku, entregándole su bolso y quedándose solamente con su báculo sagrado.

—Quienes son ustedes que hacen en esta tierra sagrada—, gritaría una de las amazonas que salía de entre los arbustos.

—¿No crees que eso se pregunta antes de lanzar la flecha?—, diría Gokú un poco molesto pero tranquilo.

El Destino del SayayínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora