Capítulo doce: Una Demostración de poder, parte dos.

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Olimpo

El odio que el sayayín generó con su visita, no era algo que se calmara o apaciguara fácilmente, los dioses seguían reunidos analizando lo ocurrido.

Zeus incluso había pedido ayuda a Hades para buscar algún rastro de su hijo en el inframundo, no querían aceptar la muerte de uno de los suyos en manos de un mortal, se negaban siquiera a tolerar el haber sido derrotados de esa manera.

—"Padre",— diría Atenea. —No nos apresuremos ni actuemos por impulso, el poder demostrado por ese mortal está fuera de cualquier escala que alguna vez hayamos visto. Atacarlo, presiento que será un viaje de ida a la muerte del Olimpo.

—"Debemos atacar todos juntos"—, gritaba Hera con impotencia ante la muerte de Ares. —¡NO!, debemos planear una estrategia decía Poseidón—, sin dudas Ares fue borrado de la existencia o cualquier realidad a la que tenga acceso —decía Hades—, realmente está muerto.

Zeus ante el alboroto decidió intervenir. —"Es cierto, debemos vengar la muerte de Ares, pero hacerlo ahora será solamente seguir el mismo destino que el".

—"Debemos hacernos mas fuertes"— replicó el olímpico. Justo en ese momento sentirían la energía monstruosa de Gokú, y acercándose con temor a una fuente la cual les permitía ver el mundo mortal, sólo le quedó gritar.

—¡No puede ser! —Gritaría al ver el nivel de energía del sayayín, los demás dioses quedaron atónitos ante tal demostración de fuerza.


"HAAAAAAAAAAA"—. Sería el grito de Gokú a la vez que su Kí comenzaba a generar vientos huracanados, fueron tan fuerte que a muchas le costaba permanecer de pie y tuvieron que sujetarse a lo que pudieron echar mano. Bulma se sostenía apenas de un pilar que estaba enterrado cerca de ella.

—"Su, Su cabello está creciendo"— gritaban muchas de las amazonas impactadas por lo que estaban viendo, apenas podían mantener sus ojos abiertos debido a la luminosidad que la transformación expelía, hasta que un golpe de luz las dejó a todas cegadas.

Lo que vieron una vez recuperada la visión no se lo esperaban. Ahí estaba el mismo hombre el cual hace poco tenía un cabello negro de puntas. Ahora era muy largo, hasta la cintura, sus cejas habían desaparecido y varios rayos salían de su aura impactando con lo que tenían cerca.

Realmente esta apariencia era imponente, generaba temor en quienes lo veían, incluso en las amazonas quienes comenzaban a sentirse insignificantes frente al sayayín.

—¡IDIOTA! —Se escuchó de golpe sacando a todas de su asombro, cuando Bulma, toda despeinada le gritaba a su amigo. —¡Pudiste transformarte sin tanto escándalo! Casi salgo volando.

Gokú tartamudeaba intentando explicar a su amiga que era necesario para darle mas impacto a la transformación.

—"Bueno, eso me pasa por bocona"— diría Bulma limpiándose la tierra de su ropa.

—"Lo siento, Bulma"— diría Gokú—, fue solamente esta transformación la que generará tanto alboroto.

Para las amazonas era extraño ver como la apariencia cambiaba tanto a una totalmente agresiva, pero cuando se trataba de su amiga, aún con este aspecto era como ver a un niño siendo regañado por su hermana mayor.

Cuando lograron salir de su asombro, Gokú procedió a explicarles lo que era el súper sayayín tres, la cantidad de poder adicional que le otorgaba, sus limitaciones iniciales, aunque ya la tenía completamente controlada, no la usaba hace muchos años y no estaba seguro sobre el desgaste.

Gokú, ante la sorpresa de todas, regresó a su forma base comenzando a explicar lo que vendría ahora.

—Todas las transformaciones vistas — diría Gokú—, corresponden a efectos del aumento de poder, pero dentro de las capacidades de lo que un Kí normal, e incluso mortal puede ofrecer, pero también existe otro tipo de Kí, el divino, el cual es un tipo diferente de energía.

El Destino del SayayínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora