El Destino del Sayayín

Capítulo 27: ¿Cuándo me lo vas a pedir?

En la tierra, Gokú seguiría entrenando con Diana, a pesar de ahora vivir separados, la distancia no era impedimento para que siguieran juntándose, y mucho menos para sus sesiones de combates.

Había pasado un tiempo entrenando, y Gokú comenzaba a ver señales de estancamiento, no había mucho que pudiera enseñarle en lo que a formas de combate se refería, lo que debía hacer era aumentar su fuerza y energía mediante el uso de su Kí.

—"Diana, necesito hablar contigo sobre nuestro entrenamiento"—, comienza Gokú, su voz resonando con determinación mientras busca los ojos de Diana con seriedad—. "Siento que nos estamos estancando al centrarnos únicamente en los combates. Creo que hay mucho más que podemos aprender juntos".

Diana, intrigada por la propuesta de Gokú, lo escucha con atención mientras espera a que continúe.

—"El Kí es una fuerza poderosa que nos rodea y nos conecta a todos"—, explica Gokú, tratando de transmitir su pasión por este aspecto fundamental del entrenamiento—. "He estado pensando que podríamos empezar a entrenar más en el uso del Kí, aprender a sentirlo y controlarlo para mejorar nuestras habilidades en combate y más allá, hasta ahora solamente hemos tenido una pincelada de su uso".

—Tu ya manejas un poco el uso del Kí, aunque de manera casi inconsciente cuando por ejemplo vuelas y proyectas tu energía en tus brazaletes, ese poder es tuyo, no de ellos, esos brazaletes solo son un canalizador de tu propia energía.

—Que dices, ¿Quieres aprender a usar tu Kí de mejor manera?—Diana como buena guerrera que es, aceptaría la propuesta inmediatamente dando comienzo a su entrenamiento.

Gokú invitaría a Diana a sentarse en el césped, donde este le mostraría como lo usa el mismo. 

—Lo primero es respirar profundamente y meditar, debes sentir la energía fluyendo dentro de ti, centrándote en tu interior y sintonizando con dicha energía—, mientras hacía esto Gokú haría una esfera muy pequeña entre sus manos para complementar su explicación. Una vez logres esto, lo demás será mas fácil, lo primero es sentir tu propia energía.

Diana era ya una experta en temas de lucha y meditación, por lo que no le costaría demasiado trabajo formar una esfera entre sus manos, aunque esta era diferente a lo que Gokú habitualmente hacía, parecía provenir desde sus muñecas, a diferencia de las de el que aparecen en sus manos directamente.  Al paso de unos segundos de haberla formado, esta desaparecería de golpe dejando a una Diana algo agitada.

—Debes estar atenta a la cantidad que usas— diría Gokú—, siempre debes saber cuanto utilizas, es normal que te agites al comienzo, pero mientras mas practiques esto, mejor control obtendrás a futuro y podrás utilizarla de varias otras formas.

A medida que avanza el entrenamiento, Gokú introduce ejercicios prácticos diseñados para ayudar a Diana a desarrollar su capacidad para sentir las energías de los demás seres. Le pide que cierre los ojos y se concentre en las personas que la rodean, animándola a sintonizar con la vibración única de cada individuo y a reconocer las fluctuaciones en su Kí.

Sin embargo, Gokú también le advierte a Diana sobre los desafíos que enfrentará al aprender a usar el Kí de esta manera. Le explica que sentir las energías de los demás también significa enfrentarse a su alegría y su dolor, su vida y su muerte. Le insta a mantenerse firme y centrada en medio de las emociones abrumadoras que pueda experimentar.

Cuando Diana, luego de unas horas de práctica, comienza a sentir la muerte de las personas a través de su conexión con el Kí, comienza a experimentar una gama de emociones abrumadoras. La sensación de perder vidas puede ser una experiencia impactante y difícil de manejar, especialmente para alguien que valora tanto la vida como Diana. Sorpresa, tristeza, dolor y compasión por aquellos que han fallecido es lo primero que siente y en lo primero que piensa.