Capítulo 42. Uno de los otros

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Gareth había sentido el celo de aquel omega, su naturaleza alfa era una auténtica mierda. Si alguien quería preguntarle.

Estaba de vigilancia lo más lejos de aquel pabellón que había podido. Debería haberse ido como había pensado, pero aquella ola del celo no le había dado tiempo para planificar nada.

Daba vueltas al perímetro como Blamor les había ordenado a él y a su escuadrón. Mientras más lejos, mejor.

Así tendría tranquilidad para pensar. Pensar en Tris.

Tris.

Estaba vivo, o al menos, lo había estado hasta que Percy había sido extraído de la cárcel. Por un tiempo había olvidado todo lo que había sido la cárcel, a los que allí había conocido.

Había formado parte de otra realidad, y esta volvía con noticias que no esperaba.

Percy había hablado de Tris con desesperación, ¿eran amigos? Había hablado de volver, de sacarlo, de sacarlos a todos.

A él ni siquiera se le había planteado la idea de volver a acercarse a los muros del recinto, de nuevo mientras más lejos mejor.

No era su problema, ninguno de ellos lo era, Tris tampoco.

Pero estaba vivo. Seguía vivo.

Ahora tenía algunos conocimientos que antes no tenía, había trabajado junto a otros por un objetivo común, y aunque hubieran sido meros robos de alimentos, le había gustado hacerlo.

Un propósito, algo más que morir o matar. Había cubierto las espaldas de otros alfas, y esos mismos habían cubierto las suyas.

La cárcel no era así, todo estaba planificado para que no fuera así. Inhibidos, doblegados y obligados a bailar al son que los omegas marcaban.

No tenía ningún motivo por el que querer volver allí. Sin embargo, no podía dejar de pensar en Tris.

¿Había tenido que luchar en la jaula? ¿O habría llegado al mismo acuerdo con otro alfa al que había llegado con él?

No le importaba, lo que sí le importaba era la cantidad de veces que tenía que afirmarse eso cuando aparecía Tris en la ecuación.

Tenía claro que ese alfa había sido Percy, de hecho, quería volver a por  él.

El celo de aquel maldito omega le estaba afectando demasiado porque las nauseas que sintió tras esa imagen de Percy y Tris juntos  le estaba jodiendo vivo.

Tenía que irse, en serio, tenía que irse. Pero sus pies no le estaban llevando lejos de allí.

Realmente estaba jodido de la cabeza.

—¿Así que tú eres Gareth? —No necesitó girarse para saber que era un omega.

Pero sí le sorprendió no haberse percatado de su presencia antes, sus instintos no estaban inhibidos, su pelo estaba creciendo, pero no había sido capaz de oler a un puto omega que encima era diminuto.

Pelo rosa, ojos claros. Y una pregunta en ellos, ¿como es que sabía de él?

A Gareth le parecían años que no estaba frente por frente a un omega. Su odio se intensificó, estaba solo, un puto omega delante de él y por primera vez en su vida no estaba indefenso.

Notó su gruñido antes de ser consciente de que lo estuviera emitiendo.

Pero el omega ni se inmutó.

—Nunca había visto a uno de los tuyos —dijo el omega.

—Sigue hablándome y puede que sea el último al que veas.

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