Capítulo 19. Amigos

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Percy tenía a un omega gimiendo sobre su polla, lubricando sobre sus pelotas. Pero su mente estaba tan lejos que ni siquiera sentía el rastro de placer que otras veces había sentido.

Había matado a Gareth, lo había matado.

Pensaba que al hacerlo sentiría algún tipo de paz por la muerte de Art, pero no sentía nada. Absolutamente nada.

Y el vacío le estaba engullendo, ¿ahora qué?

Su cuerpo eyaculó dentro del omega de turno, un omega que no le importaba, que recogió sus cosas sin mirarle acariciando su propio vientre y se marchó.

Estaba comenzando a entender a Art cuando volvía de esa habitación, para muchos de allí era una meta, para Art solo parecía otro punto más de la lista de sus obligaciones.

Pensar en Art sí le provocó lo que la muerte de Gareth no le provocaba. Al menos, aún tenía capacidad para sentir.

Otro omega entró y le inyectó su dosis de inhibidores, el vacío se hizo un poco más pequeño, pero solo estaba agazapado esperando su oportunidad de engullirlo por completo.

Anduvo con ese velo que provocaba los primeros efectos de los fármacos, anestesiado en su interior pero no en su exterior, aún había rastro de la sangre de Gareth en sus puños.

Cayó inconsciente en su catre, cuando al día siguiente entró al comedor, el resto de alfas le miraron.

Había reconocimiento en sus ojos, respeto. Él había matado a Gareth, Art ya no estaba. Percy no quería ese puesto, él no era un matón como Gareth, tampoco un líder como Art.

Centró la mirada en su plato lleno de aquella masa grumosa, él no era nada de lo que los otros esperaban de él.

Delante de él sonó una bandeja y alguien sentándose, cuando alzó la mirada, no esperaba ver a Tris.

Ese alfa tenía algo que no le gustaba, de hecho sus ojos estaban rojos y algo acuosos. ¿Había estado llorando?

Lo primero que Art le había enseñado fue a camuflar sus sentimientos, era el arma con el que otro alfa te apuñalaría allí adentro.

Era increíble que Tris aún estuviera vivo.

—¿Lo mataste? —dijo en un tono de voz que le desagradó.

—Matas o mueres. —Fue lo único que Percy contestó, y volvió a su comida.

Pero Tris no se levantó, tampoco volvió a hablar.

Cuando Percy se levantó le echó una ojeada, no podía llegar a comprender si ese alfa sentía alivio o pesar, era complicado leerse entre ellos, no estaban acostumbrados a algo más que violencia y a ocultar cualquier tipo de sentimiento.

En cualquier caso, Percy no podía hacer nada. Gareth ya no estaba y nunca volvería.

En la siguiente comida, Percy no vio a Tris, el alfa había acabado en la enfermería aquella misma mañana.

No era algo que no fuera a pasar, Tris era un presa, y Percy comenzaba a entender que de alguna manera Gareth le había estado protegiendo, un alfa como él solía morir en las primeras semanas, y por lo que sabía llevaba algunos meses allí.

Nunca imaginó que alguien como Gareth cuidara de otra persona que no fuera sí mismo, pero aquel pensamiento le hizo sentir una culpabilidad que solía ser ajena para él.

Pero Art le había protegido a él, no estaban tan muertos por dentro como querían pensar, si Tris salía de la enfermería, cuidaría de él, o al menos trataría de mantenerlo vivo enseñándole todo lo que él sabía.

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