Capítulo 55. Reunión

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Tris estaba vivo y Percy nunca se había alegrado tanto de ver a alguien, aquel abrazo decía tantas cosas.

Pero ya tendrían tiempo de hablar, el eco de sirenas llegando era la señal para desaparecer.

Casi todos los vehículos se habían marchado, y su equipo estaba ileso.

—¡Vamos, hora de irse! —Bors ya estaba dentro del vehículo y sonreía cubierto de una película de sudor.

Estaban entrando al furgón cuando sintió un aguijón clavándose en su cuello, se llevó las manos al punto de dolor cuando el silencio se rompió por el sonido de nuevos disparos.

No supo de donde venían, pero sí que le habían dado y que estaba cayendo a plomo.

Los brazos de Bors y de Tris le sostuvieron metiéndolo en el vehículo, lo último que vio fueron los bonitos ojos azules de Kay pero estaban espantados, quería decirle que no se preocupara pero su voz se había perdido y sus ojos eran incapaces de mantenerse abierto.


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El vehículo iba a toda velocidad, pero dentro todo parecía suceder a cámara lenta.

—Presiona aquí, Kay —Lovel le estaba diciendo algo, pero Kay era incapaz de apartar la vista de la cara ensangrentada de Percy.

—¡Kay! —Alguien le estaba gritando y fue empujado

—Tus dedos son demasiado grandes. —Y una mano igualmente grande tomó las de Kay.

Sintió el calor al introducir su dedo en la herida abierta y todo cobró sentido.

Percy había sido herido, Percy se estaba desangrando por la herida que sus dedos estaban intentando taponar.

No podía ver nada más, todo era rojo y un pulso que podía sentir en sus manos.

—No —gimió —No, Percy.

—Ya, Kay, apártate.

Pero Kay no podía dejar a Percy, de nuevo unas fuertes manos lo despegaron de su cuerpo, estuvo a punto de gritar para evitar que aquel alfa le apartara de Percy.

Para ver a Lovel aplicando algo a las heridas de Percy le calmó.

Sabía que no había sido justo con Percy en muchas ocasiones, que no creía en aquello que les unía, pero solo pensar en perderlo, que muriera le hacía sentir hielo en el estómago.

Tomó su mano durante todo el camino, esperando que se mantuviera hasta poder recibir una ayuda médica completa.

Todo había salido demasiado bien para ser cierto, algo malo tenía que pasar y había pasado.


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Tris aún estaba asimilando todo: un rescate, un reencuentro y la posibilidad de que Percy muriera.

El furgón que los sacaba de la prisión iba en un silencio sepulcral y Tris los observaba a todos.

Un omega tenía tomada la mano de Percy, podía ver una lágrima rodar por su mejilla, ver a un omega demostrar ese tipo de sentimientos por un alfa era tan anómalo que Tris no podía asimilarlo.

Como tampoco estar sentado junto a Gareth que parecía mantener una calma de acero, al resto no los conocía. Pero eran todos alfas, alfas que no habían estado en la cárcel con él, ¿alfas libres?

Sentía que su mundo se diluía entre sus manos como si fuera una capa falsa de un cuadro sobre el que se había pintado para tapar el original.

No podía calcular el tiempo que estuvieron dentro del vehículo pero cuando este se paró las puertas se abrieron y sacaron a toda prisa el cuerpo inconsciente de Percy.

Tris quería ir con él, pero no sabía cuál era su papel allí.

Miró a Gareth su única otra cara conocida, al menos hasta que le vio.

Art, Art estaba allí corriendo hacia Percy.

—¿Qué ha pasado? —La ansiedad era evidente, pero las voces se fueron alejando con ellos.

—Sí, el puto Art.

Tris miró a Gareth, sin duda era él. Todo el mundo había respetado a Art en la cárcel, todos salvo Gareth y sin embargo allí estaban todos.

—¿Alguien me lo va a explicar?

El movimiento de tantos alfas en libertad era abrumador, pero el hecho de ver a compañeros que pensaba muertos, vivos, lo era mucho más.

Gareth iba a contestar, pero un alfa de oscura barba y claro status superior contestó.

—Todo se explicará, solo deja que nos reorganicemos. Hay que atender a los heridos.

—¿Dónde le han llevado? —preguntó Tris— ¿Puedo ir con él?

A su lado, Gareth bufó.

—Tu novio ya tiene novio, ¿o es que no has visto al omega agarrado de su mano lloriqueando?


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Art corrió al lado de la camilla aérea que transportaba a Percy al área médica, había visto llegar al resto y aunque había heridos, el más grave parecía ser Percy.

La preocupación y la culpa que le había estado devorando todas aquellas horas se había materializado en su mayor temor.

Percy no. Percy no.

—Fue una bala, la tiene alojada cerca de la arteria, solo un milímetro más y estaría muerto.

Quizás fue Lovel, no estaba seguro. Lo único que sabía era que su amigo, su hermano, su hijo, estaba inconsciente en una camilla y él no había estado allí para él.

—No hagas eso, no le salvará.

Para su sorpresa esas palabras venía de la copia adulta de su amigo.

Él había estado en contra de aquel rescate, pero Art entendió que después de todo, ese Percy no estaba al mando y quien sí lo estaba había dado el visto bueno.

Solo tenía una idea de quién había sido, pero si estaba en lo cierto necesitaba reunirse con él, necesitaba toda la verdad.


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Un poquito de drama, ¿no?

Feliz lunes.

Besos

Sara

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