Capítulo 54. Rescate

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Percy había repasado el plan con todos antes de salir, Art no iría con ellos, y aunque entendía el punto de no exponer a su omega embarazado. Aquello le hizo sentir inseguro del éxito.

La mirada culpable de Kay tampoco ayudaba, pero al menos se alegraba de que no se hubiera ido.

El omega había tenido razón en decir que ese rescate no era mucho mejor que volver a su comuna con sus familiares.

Solo que aunque Kay no quisiera nada con él, tenerlo a solo un vistazo, calmaba a Percy.

Pero ¿qué ocurriría si en el mejor de los casos el rescate tuviera éxito? ¿Qué haría Kay después?

Tenía que dejar de pensar en Kay o el peor de los casos sería la realidad de todos.

Miró a sus lados, todos estaban preparados en silencio en el vehículo que los estaba transportando a la cárcel.

No necesitó alzar los ojos para ver las manos unidas de los alfas con sus omegas.

A su lado estaba Kay, en silencio, pero la preocupación los sacudía a todos y aún así esas parejas parecían completamente decididas. La mano más pequeña de Kay se movió y tímidamente se acercó a la suya. Percy ni siquiera lo pensó y la tomó.

El calor, la cercanía, ellos solo compartían un vínculo que no habían elegido, pero estaba allí.

Y se sentía bien, completamente bien tenerlo cogido de la mano. Le miró a los ojos, una pequeña sonrisa nerviosa le cruzaba los labios.

Nunca había querido besarlo más que en esos momentos, pero sabía que no podía.

—Hemos llegado —anunció la voz de Bors por los intercomunicadores.

Percy sabía que había estado usando algún tipo de bloqueador térmico que los mantenía fuera del radar de los omegas. Pero en el momento que salieran de los vehículos, todo acabaría.

Miró a los hombres sentados en el interior, había llegado el momento.

Percy se levantó y la puerta se abrió, un omega uniformado cargado con un arma de asalto se quedó momentaneamante rígido.

Solo fueron unos segundos lo que tardó en reaccionar, el ataque de su voz gritando solo los aturdió levemente, Kay seguía a su lado pero el omega fue derribado por detrás.

Lovel vestía una bata médica, se inclinó sobre el guardia omega y le arrebató el arma.

—¡Vamos!

Todos descendieron de los vehículos cubiertos por cascos y protecciones a prueba de balas, no recordaba esa vista de la cárcel pero sí reconoció el olor, olía a cerrado, a pena, a sangre.


αλφα


Tris estaba en el comedor como el resto de presos cuando escuchó las alarmas y los disparos, los omegas que había en el comedor parecían aturdidos, pero rápidamente tomaron su posición de ataque.

Desde que él estaba allí solo los había visto una vez organizarse para sacarlos de allí a la fuerza.

Un grito los hizo ponerse en alerta y comenzar a moverse.

¡A las celdas! —gritaba uno— ¡A las celdas!

Tris había tenido que luchar ese viernes y había ganado, su rival seguía en la enfermería pero él mismo no era que se sintiera mucho mejor.

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