Capítulo 2. Omega

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Lance se miró delante del espejo de aquel extraño club una vez más, ¿por qué demonios se había dejado convencer por Kay?

No, no quería eso para su despedida de soltero, ni siquiera quería una despedida de soltero, no tenía nada de lo que despedirse realmente.

—Vamos, el espectáculo va a empezar —le dijo Kay abriendo la puerta.

Se conocían de toda la vida, eran casi como familia, pero jamás entendería que conociéndolo tan bien lo hubiera llevado a un lugar así, un club donde había alfas.

Era cierto que Lance nunca había visto a un alfa y estaba convencido que a Balan, su prometido, aquello no iba a gustarle lo más mínimo.

Otra cosa que no comprendía era la animadversión que sentía Kay por Balan, su prometido era un buen tipo aunque hubieran tenido sus altos y sus bajos. Pero era claro que no se soportaban. Quizás esa fuera la venganza de su amigo, llevarlo a un lugar que su prometido odiaría.

Ambos salieron de allí y las luces verdes los bañaron, era un tanto vintage, hacía muchas décadas que en su mundo no se veía un lugar como aquel, decadente.

Su mundo era de un blanco inmaculado, el color de la victoria; el azul del cielo limpio purificado; el verde de una naturaleza restaurada.

Aquel lugar, era algo que él nunca había conocido de primera mano, pero sí uno demasiado trillado de los holofilms históricos.

Ese aire retro no auguraba nada bueno, pero los gritos lo confirmaron.

Entraron a lo que parecía un pequeño estadio deportivo, las bancas, alrededor de un cuadrilátero electrificado.

Una jaula.

Era una pelea clandestina de alfas, y no solo Balan estaría en desacuerdo con eso, Lance también.

—Esto no está bien —le dijo a Kay, pero no pudo entender lo que su amigo le contestaba, el estruendo era enorme, pero por su expresión parecía opinar lo mismo que él.

Escucharon una campana, sabía lo que era porque estudiaban objetos del pasado en el museo, una campana, los holos sobre ellas llenaron su mente, hasta que pudo verla ¿sería una representación holográfica?

Pero nada importó cuando dos enormes alfas aparecieron prácticamente desnudos, estaban rapados, llenos de viejas heridas, y los miraban sin verlos.

Lance solo los había visto en los holos del museo, eran tan peligrosos que el Estado no les permitió juntarse con el resto de la sociedad viviendo apartados.

Eran la fuente de las guerras, los conflictos, la violencia y el caos, habían conseguido prácticamente la extinción masiva de su sociedad. Habían ejercido tal dominio sobre los omegas y los betas, que las historia de los abusos aún resonaban en la memoria colectiva.

Y el Estado se encargaba de que nadie lo olvidara.

Los betas no sobrevivieron, los omegas tuvieron que adaptarse.

Los alfas eran monstruos y vivían enjaulados.

Pero no habían acabado con ellos por un motivo, la propia supervivencia de los omegas.

No habría omegas sin alfas, durante años habían tratado de replicar el gen alfa, pero no era posible. Los omegas solo concebían si lo hacían con un alfa.

Todos ellos lo sabían, Balan y él habían estudiado todos los planes reproductivos que se le ofrecían. Después de su matrimonio, ambos pasarían por la clínica reproductiva y decidirían quién sería el primero en cargar a uno de sus hijos.

AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora