Capítulo 6. Debilidad

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Percy estaba en su celda, no eran tan estúpidos como para dejar a más de un alfa dentro de un espacio tan pequeño. Pero aún así, con pocas horas para compartir junto a otros, siempre había disputas.

Percy solo llevaba allí un par de años, pero tenía claro como funcionaba aquello.

Y que sin Art, Gareth era el dueño de aquel maldito lugar.

Varios alfas jóvenes habían acabado en la enfermería tan solo por estar cerca de él cuando el alfa consideraba que el camino era suyo.

Gareth era un grano en el culo, y su sonrisa era todo lo que estaba mal. Sabía que le estaba provocando, había matado a Art porque él no había podido. Era un cobarde, Art no se merecía acabar a manos de esa basura.

—¿Huelo a mierda? —se burló Gareth de él— Ya no está papi para protegerte.

Sí, Art había sido su mentor, su protector, pero cualquiera sabía perfectamente que Percy podía defenderse solo.

Y Gareth quería que iniciara una pelea, Percy estaba dispuesto, pero recordó la expresión de Art cada vez que Gareth se salía con la suya, provocando a cualquier estúpido que cayera en sus trampas.

Solo tenían una vida, y era esa, y esa era una auténtica mierda. Pero no hacía falta hacerla aún más miserable.

Art le había dicho que allá afuera eran bestias, monstruos, pero no tenían que vivir de ese modo allí dentro.

Estaba en su mano serlo o no, y Percy elegía no serlo. Al menos, siempre que pudiera, pero el engrudo pardusco que comían sobre su pantalón era aquello que ellos llamaban una cuestión de honor.

Y el honor, al menos, entre ellos, era lo único que les quedaba cuando les habían quitado todo.

—Tú y yo, en la jaula —dijo Percy levantándose del comedor sacudiendo el engrudo de su pantalón.

—Perfecto —sonrió Gareth—, será un placer eliminarte como lo hice con el perdedor de tu mentor.

El resto de alfas volvieron a lo suyo, comer, alguna conversación, pero nada que elevara el nivel de agresividad, todos sabían las consecuencias.

Percy volvió a su celda, quizás pelear contra Gareth fuera lo mejor, al fin y al cabo, ¿qué le esperaba allí? Violencia física, sexo con omegas a los que solo le importaba su polla, y día tras día de lo mismo, una y otra vez.

Se tumbó en el camastro de su celda se cubrió el rostro con un brazo y escondió las lágrimas que se le escapaban por las esquinas de los ojos sin dejar que tocaran las mantas.

Art ya no estaba y aunque allí estaban acostumbrados a perderse los unos a los otros, Art era eso de lo que Gareth se había burlado: Padre.

El único que jamás tendría y ya no estaba.

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Gareth jadeó tapando la boca del alfa aprisionado contra la pared, tenía suficiente autoridad para que nadie pasara por allí. Solo 15 minutos, pero le eran suficientes.

—Silencio —gimió contra el oído de Tris que movía su culo para recibir más de su polla.

Sabía que tenía que cortar con eso, Tris era débil y le hacía débil, dudaba que sobreviviera mucho tiempo allí.

Gareth odiaba la debilidad, porque lo único que tenían para luchar era su fuerza. Tris era una presa, no un luchador.

—Más —se escurrió entre los labios del alfa al que le tapaba la boca, sintió su lengua lamiendo sus dedos, y Gareth se empujó dentro de él con fuerza, corriéndose con furia en su interior.

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