Capítulo 26. Verdades

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Lance estaba sentado en el sofá de su apartamento cuando la puerta se abrió y entró Balan, no hacía ni un mes que se había marchado pero cuando le miró le pareció un extraño y a la vez el lugar seguro y familiar que siempre había sido.

Era tan guapo pero la preocupación le cruzaba sus hermosas facciones, llegó hasta él y le besó, lo besó con más necesidad de la que Lance había esperado.

Su espalda chocó contra el asiento del sofá mientras Balan lo besaba, conocía sus besos, siempre le habían gustado, Balan siempre había sido adictivo y un amante estupendo.

Pero su cuerpo no estaba reaccionando como debería, puso sus dos palmas a los lados del rostro de Balan y lo separó. Sus labios siempre apetitosos estaban húmedos de la saliva de ambos.

—No puedo —dijo Lance.

Los ojos verdes de Balan bizquearon levemente al mirarle tan de cerca, pero poco a poco se apartó de él.

—¿Qué ha pasado? —le preguntó apartándose el pelo rubio del rostro.

Era tan distinto de Art, donde uno era una mole el otro era grácil, donde uno debería ser brusco era realmente tan cuidadoso que casi sonrió ante el recuerdo.

Se moría por contarle todo a Balan, siempre lo había hecho, llevaban juntos tantísimo que no contarle algo se sentía antinatural.

Pero no podía traicionar el secreto de Art, no podía revelar nada si eso mermaba la libertad que tanto le había costado conseguir.

—He conocido a alguien. —Una parte de la verdad tendría que ser suficiente.

Balan suspiró aliviado sonriendo, y eso molestó a Lance, no, no era algo pasajero, no era una aventura aunque no lo volviera a ver.

—Sabes que yo no tengo problema con eso, está bien, amor.

—No, no está bien, me he enamorado de él.

Balan entonces sí pareció tomárselo más en serio y se movió incómodo sobre el sofá.

—¿Enamorarte? —preguntó con duda— ¿Desde cuándo?

—No hace mucho, pero lo sé.

Balan se levantó y se alejó de Lance, él ni siquiera había pensado en lo que iba a decirle a Balan, pero en el momento que lo tuvo delante no hubo opciones.

—¿Quieres dejarme? —El dolor en el rostro de Balan era extraño, solo lo había visto así una vez, cuando Lance le dijo que no podía tener una relación abierta y lo dejaron.

—¿Qué sentido tiene si amo a otro más de lo que creía que se podía querer?

Aquello había sido un golpe bajo, Lance se acababa de dar cuenta según lo decía, lo que sentía por Art lo eclipsaba todo, eclipsaba a Balan.

Pero no dejaba de ser cierto. Ni siquiera era capaz en esos momentos de pensar en si su relación ya estaba rota o la llegada de Art la había acabado con todo.

—¿Te vas con él? —Su voz era una octava más aguda de lo que nunca la había escuchado.

—Eso no es lo que estamos hablando, estamos hablando de nosotros.

Balan se rio.

—No lo parece, desde que he llegado no he oído nada de ti y de mí, solo de cuánto le quieres.

Era cierto, era realmente cierto.

—Lo siento.

Balan volvió a sentarse, esta vez el pelo claro le cubrió el rostro cuando lo echó hacia delante.

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