Capitulo 40. Desesperado

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La orden era clara, Lance tenía que ser devuelto a su vida, era demasiado peligroso tenerlo allí.

—No quise poneros en peligro —dijo Lance cuando el viejo Percy dio la orden.

Pero Art solo quería enterrarlo en su cuerpo, desde la distancia se había casi convencido que era mejor estar separados, pero ahora todo en él le decía que le estaban robando una parte de sí mismo.

Bors apartó la mirada, sabía que su amigo entendía lo que le estaban pidiendo, seguro que estaba imaginando que le prohibieran tener a su omega.

Lo que les estaban pidiendo los heriría profundamente.

—Mañana volverás con los tuyos, tu amigo omega os dará la cobertura.

Había visto a Kay en la base, el omega no parecía querer mirarle, ni a él ni a ninguno de ellos. Y a pesar de saber que le había atacado, confiaba en él. Había ayudado a sacar a Percy de la cárcel, y se llevaría de vuelta a Lance.

No pudo evitar por más tiempo sus instintos y atrajo a Lance junto a él, sus brazos rodeando su cintura, su mano contra su rostro.

Eso era todo lo que tendrían una noche.

Salieron de la sala de reunión y Lance no se separó de él.

Lo llevó a su habitación de nuevo, solo una noche.

—Lo sien...—trató de decir Lance pero fue interrumpido por los labios de Art, el gemido sustituyó a las palabras que no debían ser dichas nunca más.

Lo llevó a su cama, olía a él, quería que Lance apestara a él, aunque no pudiera llevárselo consigo. Esa noche sí lo haría.

—Ojalá las cosas pudieran ser de otra manera —susurró tan bajo Lance que Art podría haberlo imaginado, pero era tan sensible a cualquier gesto, palabra o movimiento de su omega que le llegó fuerte y claro.

Bajó su mirada a su pecho, donde la mejilla de Lance hacía contacto directo, su calor, su respiración. Ojalá hubiera otra manera.

—Cuéntame en qué has estado trabajando en tu... ¿cómo se llamaba el sitio? —Art desvió el tema, porque eso solo les heriría.

—Museo.

—Eso, museo —sonrió Art y Lance le devolvió la sonrisa.

—Ha llegado un objeto nuevo al museo, aún no he podido entender de qué se trata o para qué servía, solo sé que está fabricado en el material que los antiguos llamaban plástico...

Art sonrió escuchando a Lance hablar de sus artefactos antiguos, su voz era como una canción para su corazón y su respiración fue calmándose, podría dormirse al arrullo de su voz.

Entonces lo sintió, todo su cuerpo pasó de un estado de relajación a uno de alerta. No lo había olido nunca pero sabía lo que era, sus instintos los sabían.

—Art —la voz de Lance se quebró en un gemido asustado.

Pero el miedo no residía en lo fuerte que sus brazos lo sostuvieron ni en el gruñido bajo que había comenzado a emitir, como una vibración continua.

Lance estaba asustado, porque como él mismo era consciente de lo que estaba sucediendo y ninguno de los dos estaba preparado para ello.

Lance había entrado en celo.

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A Lance le costaba respirar, rectó sobre el cuerpo de Art para sumergir su rostro en su cuello, solo así encontró un mínimo de aire para sus pulmones, aún así necesitaba más.

No había tenido nunca el celo, eran extremadamente raros los omegas que los experimentaban, de hecho era algo que no estaba bien visto, algo primitivo y caduco. Algo que los conectaba con un pasado que nadie quería recordar.

Pero aunque nunca lo hubiera sufrido sabía lo que era, notaba la humedad viscosa escurrir sin control entre sus piernas. La mano de Art había bajado de su cintura a su trasero y estaba seguro que ya lo estaba empapando a través de la ropa.

Lance gimió cuando Art comenzó a masajearle, y notó como algo de aire entraba a sus pulmones.

—Art —gimió, solo sabía que necesitaba más, que necesitaba mucho más.

Y solo una parte de él que estaba empezando a desaparecer sabía cuán injusto podía ser eso para su alfa. No quería obligarlo a tener sexo con él, no así, no cuando el instinto estaba destrozando todo su cuerpo.

—Art —repitió, notando como la humedad había empapando su pene que estaba duro y necesitado.

—Te tengo, te tengo —gruñó Art, y Lance no pudo evitar meter la mano entre ambos.

Ahí estaba, la erección de Art palpitando entre sus dedos.

—Lo siento —lloriqueó en un tono desesperado, y comenzó a masturbar a Art.

Sintió como la ropa desaparecía de su cuerpo, como sus piernas eran abiertas y como Art se colocaba sobre él.

Alzó sus ojos al rostro de su alfa, justo cuando Art le miró y notó la carne caliente abriéndole de par en par.

No sabía cuánto tiempo había pasado desde que había iniciado el celo, no sabía cuánto había suplicado, solo sabía que ahora podía respirar y que el placer era sobrecoger.

Art agarró su rostro para que le mirara, y a pesar de la bruma de su celo, lo vio. Pura y dura adoración, entonces una fuerte ola de placer le hizo correrse.

Justo cuando pensaba que no podía llegar más alto, su cuerpo gritó exigiendo más, mucho más. Y Art comenzó un ritmo brutal dentro de él.



Hombre, no, pues claro que les iba a pegar el celo en toda la cara

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Hombre, no, pues claro que les iba a pegar el celo en toda la cara.

XDD


Feliz lunes.


Besos

Sara

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