Capítulo 24. Regreso

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Lance había vuelto al museo, solo un par de compañeros le preguntaron qué tal estaba después de su supuesta indisposición.

Se centró en el trabajo, documentó un objeto rectangular con un sistema de anclajes que aún no habían conseguido determinar para qué había servido en la antigüedad. Navegó por los códigos y fuentes que habían sobrevivido a la Gran Guerra, pero ni rastro de la funcionalidad de ese objeto.

Era frustrante, pero no más que la sensación desencantada sobre la irrealidad de todo en su vida.

Cuando salía de los periodos momentáneos de concentración que obtenía con su trabajo un tirón en su pecho hacia su estómago le devolvía a la realidad.

Vacío, se sentía vacío.

Art no había sido nadie para él solo una semana antes y ahora su ausencia hacía que su vida se sintiera vacía.

Y no podía hablar de ello con nadie, le había pedido a Kay que le dejara tiempo. En el fondo, sabía que le culpaba de su estado. De cómo le había mostrado un mundo que no sería el suyo. De cómo había tratado a Art y cómo había revelado una realidad que había destrozado sus esperanzas.

Balan, había rechazado sus holos durante horas diciéndole que estaba excesivamente ocupado con un proyecto.

—¿Quieres venir a comer? —le preguntó uno de sus compañeros, Lance disintió con la cabeza.

No quería compartir su tiempo, como si encapsulándose dentro de sí mismo pudiera mantenerlo dentro, mantener a Art y lo que sentía al saber que no volvería a verlo.

Desde que se habían besado todo había cambiado, se habían movido de un modo sincronizado, necesitaba tenerlo cerca, sentir sus manos, su cuerpo, sus feromonas que le hacían sentir como nunca se había sentido antes.

Solo se había drogado una vez en su vida, pero la sensación era muy similar, no quería salir de ese estado.

Pero ahora estaba como uno de esos omegas adictos, salvo que su droga no era posible conseguirla en alguno de los callejones más oscuros de Nube.

Una nueva llamada de Balan le hizo darse cuenta de que más tarde o más temprano debía hablar con su prometido.

La activó al encontrarse solo en el laboratorio.

—Amor, ¿estás bien? —le preguntó Balan preocupado.

—Solo enfrascado en el trabajo. —Pero su voz sonaba tan triste y apagada que Balan se quedó callado mirándolo.

—Estaré allí mañana.

Lance lo miró horrorizado, no esperaba tener que enfrentarse a Balan tan pronto estaba demasiado sensibilizado, no podría.

—No.

—Mañana estaré allí contigo, Lance, ha pasado algo, lo sé, se te nota.

"Se me nota" pensó Lance tras desconectar la holollamada, un pensamiento algo macabro le hizo cabecear.

Art se le nota, por supuesto que se le notaba.


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—¿Tan pronto? —preguntó Ali apretando su bonita boca de labios en forma de corazón.

—Sí, ha surgido algo importante y tengo que volver a Nube. —No tenía tanto equipaje pero se estaba tomando su tiempo en doblarlo a conciencia, le costaba mirar al omega con el que había estado día y noche en Roca.

—¿Volverás? —preguntó Ali, Balan no pudo evitar mirarle.

—Claro, aún tengo trabajo aquí. —Balan recordó el rostro de Lance en la holollamada.

Su pareja estaba mal, había pasado algo y conocía a Lance, lo conocía demasiado bien. Cuando sufría no hablaba, se encerraba en sí mismo, y su expresión le había preocupado realmente.

Una parte de él mismo sabía que también estaba huyendo de Ali, del bonito Ali que le miraba con aquellos ojos claros grandes, con su aroma a sexo y promesas, con su labio grueso excesivamente mordido entre sus dientes.

—¿Me llamarás? —Una nueva pregunta, estaba comenzando a perder su tranquilidad, la que le servía para poder moverse por el mundo donde no había sido nada hasta el punto en el que ahora se encontraba.

—Claro.

Ali se levantó de la cama, estaba desnudo habían follado toda la última hora, su transporte salía en dos horas y sabía que no le había dicho nada para ahorrarse ese momento.

—Son 2500 criptos —dijo Ali mirándolo completamente desnudo, mordido, besado, follado una y mil veces.

Se lo merecía, estaba claro, ambos sabían lo que Ali era, pero ambos lo habían obviado todo ese tiempo, incluso Balan creyó que había algo más.

Balan abrió su aplicación bancaria y la acercó a la muñeca de Ali, la transferencia había sido completada y se sintió una completa basura al haberlo hecho.

No tendría que haberse involucrado con un omega como Ali, sus relaciones sexuales eran amplias y consensuadas con Lance. Pero se sentía de otro modo con Ali, no solo porque fuera un omega de venta sexual, con ese aspecto tan poco aceptado para un omega en esos días, ni porque hubiera olvidado todo aquello, sino por lo que había sentido con él.

Y lo que sentía al dejarle, no debería sentirse así, nunca se había sentido así al finalizar una relación temporal.

Solo Lance era su relación permanente, solo su prometido, su pareja con la que quería pasar toda su vida. Siempre lo quiso, Lance era el único omega al que había amado.

Ambos sabían que el sexo era eso, solo sexo. Pero Ali sin vestirse dejándole claro que solo era una puta a la que había comprado por aquellas semanas le hacía daño.

Salió de la habitación donde no solo había tenido sexo, tenía que volver a Nube, tenía que volver a su vida, a su omega, a ser él mismo.

Sus negocios en Roca aún no habían acabado, pero a su vuelta no buscaría a Ali.


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¡Amiga, date cuenta!


¿Se contarán las verdades o seguirán viviendo en sus mentiras?


¡¡Qué sí, qué sí, qué es Navidad!!

¡Feliz Navidad!

Muchos besos.

Sara 

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