Art se tumbó en el catre que le habían asignado en la base, sentía que la cabeza iba a reventarle y por primera vez no se debía a algún golpe dado en una pelea o por los efectos de los inhibidores.
Le dolía de la cantidad de información que estaba absorbiendo, conceptos que entendía a duras penas, pero en parte saber que su anfitrión sí conocía esos términos era aún más extraño.
Art, según como Percy y Bors le habían asegurado, no llegaba a tener ni siquiera 20 años de vida. Era por eso que nunca entraba a la cárcel nadie más joven de los 20, él a sus casi 40 estaba llegando a la vida útil de un clon alfa.
Nunca había pensado por qué no tenía recuerdos más allá de la cárcel, por qué nunca se lo cuestionó. Lo había aceptado porque estaba programado para ello.
Y esa era la realidad, Art era un producto diseñado para rellenar de semen regularmente un tubo de ensayo, listo para que una de las clínicas de reproducción de la ciudad la pudiera usar y preñar a un omega que jamás sabría nada de él.
¿Cuántos hijos suyos habría? Ese era otro de los motivos que le daban dolor de cabeza, en 20 años podría tener ciento sino miles de hijos, los cálculos eran devastadores.
Había dos recintos donde retenían a alfas, uno en Nube y otro en Mar. El semen alfa era distribuido como una materia prima más, y el coste podía llegar a ser desorbitado dependiendo del alfa.
—Eres el favorito de muchas clínicas —dijo Bors, con un tono carente de humor.
—¿Cuántos como yo hay vivos ahora? —preguntó Art. Los había visto en el vídeo que le habían mostrado, un número incontable de su modelo, ¿cuántos eran? ¿Cuántos habían sido?
—La esperanza de vida de los tuyo es bastante alta.
—¿Cuántos? —preguntó Art.
—Cinco.
Art no sabía cómo reaccionar a la noticia.
—¿Dónde están?
—Tres sois libre, uno está en la cárcel y otro está en paradero desconocido ahora mismo.
—¿Eso qué significa?
Bors y Percy se miraron.
—Lo compraron hace 10 años y aún no hemos podido recuperarlo —contestó Percy.
—¿10 años?
Art no pudo evitar pensar en Lance, no es como si no lo hiciera recurrentemente. 10 años junto a él, ¿cómo hubiera podido ser? Solo había sido una semana y había sido la mejor de toda su vida.
Pero el tono de Percy había sido sombrío, dudaba que quien lo hubiera comprado fuera un omega como el suyo. Tenía el recuerdo difuminado por las heridas y la dosis extra de inhibidores cuando lo habían expuesto desnudo en una sala llena de omegas que pugnaban por él a voz en grito como si Art solo fuera un animal.
—¿Por qué solo hasta los 40? —preguntó, sabiendo que esa puerta aún no se había abierto— Es obvio que somos capaces de pasar esa edad— dijo inclinando la cabeza hacia ellos dos.
—Solo quieren ejemplares en perfecto estado, en el apogeo de su fuerza y su capacidad espermática.
—¿Nos matan?
—A la mayoría, sí.
—¿Y las peleas? ¿Qué sentido tienen?
—Quizás esto te lo pueda explicar mejor Lovel —señaló Bors, su omega había vuelto a la ciudad, y ahora comprendía que para ellos tampoco era fácil.—Una vez los omega se dieron cuenta de que no podían matarnos a todos o ellos mismo morirían —continuó Bors—, agotaron a los pocos vivos que quedaban. No eran más que granjas de semen, cada vez más alfas morían y comenzaron a clonarnos y modificarnos genéticamente.
>>Al principio, trataron también de sintetizar nuestro ADN para modificar a los omegas, pero eso no dio buen resultado, tampoco mantener a los alfas clonados en estado vegetativo.
Se dieron cuenta que la tasa de embarazo era mayor cuando el sujeto de la muestra se mantenía activo, una dosis de violencia lo potenciaba aún más.
Y de ese modo crearon sus nuevas granjas con toda la idea de cárceles donde debíamos ser retenidos porque somos peligrosos.
—¿Quedan alfas no clonados? —se cuestionó Art.
—No queda ningún alfa de los que sobrevivieron a la Gran Guerra, a los pocos que consiguieron escapar de sus granjas los cazaron y los mataron.
Art sospechaba que los holos que circulaban entre los omegas no contendrían nada de esa información.
—Pero hay alfas que han nacido en libertad —aventuró Art, llevando su mirada a Percy.
—Las clínicas alteran genéticamente los embriones, nunca nacerá un alfa por esa técnica —dijo Percy— Pero por mucho que nos hayan jodido esos omegas hay algunos que aún merecen la pena.
Bors sonrió a Percy, sabía que estaba hablando de Lovel.
—Mi omega y yo hemos tenido cuatro hijos, tres de ellos son alfas.
El dato de que Percy tuviera un omega y fuera padre no es que le sorprendiera, pero sí la de alfas nacidos en libertad. Alfas "de verdad".
—¿Están aquí?
—No, este solo es un punto de rescate, nuestros asentamientos están bien ocultos.
—¿Los omegas lo saben, saben todo esto? —Lance no le había dado la impresión ni siquiera de conocer la existencia de las peleas, solo que los alfas estaban recluidos para la seguridad de la población omega.
—No, la mayoría no se cuestionan nada. Y pocos son los que nos ayudan, muy pocos.
Art estaba en su catre dándole vueltas a todo, a medida que una pregunta era resuelta una nueva incógnita se abría.
Pero no estaba allí solo recibiendo lecciones de historia alfa, también estaba siendo entrenado, instruido para poder pasar a la siguiente fase.
Ahora se daba cuenta de que esos alfas lo estaban probando, que había sido Bors el que les había hablado de él y le habían estado controlando a través de Lovel.
Solo era un clon, un clon destacado por su longevidad y por la calidad de su esperma.
Hoy sí es viernes y algunas cositas se van resolviendo en esta historia.
Este es el último capítulo del año y quería agradeceros que estéis aquí en cada capítulo: comentando, teorizando, haciendo amigas con vuestros mismos gustos sabrosos jajaja.
Yo os leo y os disfruto mucho.
Un beso y hasta el año que viene.
Besos
Sara
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Alfa
RomanceEn un mundo donde ser alfa es sinónimo de criminal, Art es el mejor candidato para pagar todos los males en sí mismo. En un mundo donde ser omega es la única opción adecuada, Lance conocerá que no todo es lo que parece.