Capítulo 51. Familia

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Lance vio a su amigo y supo que algo iba mal.

—¿Qué pasa, Kay?

Su amigo miraba por el pasillo como Percy se iba, algo había pasado entre ellos.

—Todo esto me supera —contestó finalmente Kay.

No le extrañaba, Lance sentía lo mismo. Todo era demasiado, pero al menos tenía algo claro, algo que Kay parecía no aceptar.

Art lo era todo para Lance, el daño que le había causado casi lo mata y a Lance también.

Art había tardado casi una semana en recuperarse por completo y Lance le había prometido que jamás volvería a ocurrir algo así, como si tuviera que arrancarse las cuerdas vocales para evitar usar su voz aunque fuera por error.

Art le había abrazado y besado por todas partes, le confiaba su vida por encima de todas las cosas.

Lance y Art vivían su amor de aquel modo, intenso, total sin límites.

Kay no se atrevía a reconocer lo que sentía con Percy y eso les estaba haciendo daño a los dos.

—Los hombres de tu padre han amenazado a mi familia —confesó Kay.

—¿Qué?

—Fueron a mi comuna y les amenazaron, Lance.

Lance necesitó apoyarse contra la pared del pasillo.

—Lo siento tanto, Kay, todo esto es culpa mía.

Pero su amigo negó.

—No es culpa tuya, es culpa de tu padre, de la sociedad de mierda en la que vivimos donde los tratan como esclavos.

Sus ojos siguieron el camino por el que se había ido Percy.

—Y yo lo he tratado tan mal como todos ellos —confesó Kay— Incluso peor, cuando él solo ...

—Te quiere —completó Lance.

Kay negó como para sí mismo.

—Es absurdo, Lance, no nos conocemos, no tenemos nada en común, este sentimiento es solo pura química.

Lance escuchó a su amigo, él mismo había pensado sobre la química de todo su proceso, y sabía que estaba allí. Pero que ni podía luchar contra ella ni lo iba a intentar. Había tanto en Art que amaba que no era capaz de separar ambas realidades.

—¿Estás seguro de que hay tantas cosas que os separan?

—Un mundo.

—Un mundo que compartís —reflexionó Lance—, todos vivimos en él, aunque alguno hemos estado ciego a él toda nuestras vidas.

—Él ni siquiera se lo cuestiona y eso me molesta, no duda de sus sentimientos por mí. Y no se da cuenta de que no tiene motivos para quererme.

—Kay...

—No es real. —Su tono por primera vez no era de molestia, sino tintado de tristeza.

—Sus sentimientos son suyos para que haga con ellos lo que quiera, no puedes hacer nada con eso, solo con los tuyos.

Kay le miró sin saber qué responder a eso.

—No quiero hacerle daño, no se lo merece.

Lance sonrió, quizás Kay no lo viera, pero para él era tan claro como el amor que él sentía por Art.

—¿Tu padre sería capaz de hacerle daño a mi familia? —le preguntó.

Y aquello los llevó de nuevo a un punto mucho más complicado que aceptar los sentimientos por Percy.

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