Capítulo 56. Triple

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Lance agarraba la mano de Kay, su amigo no había dejado la habitación donde Percy permanecía tras la cirugía.

Ya no tenía palabras de consuelo, las había gastado todas y aunque no era una persona excesivamente de contacto, se dio cuenta que era la única forma que le quedaba.

Aquel que estaba en la camilla podría haber sido Art, y ese pensamiento le hacía sentir aliviado y horrorizado.

El motivo por el que Art no había ido había sido él, únicamente él y su embarazo. ¿Podía alegrarse por ello y a la ver ser comido por la culpa?

Art se había ido con el resto de alfas liberados, le necesitaban más en ese momento.

Y Art cumplió, hubiera ido con él si le hubiera dejado, pero no creía que mostrarlo en esos momentos fuera la mejor idea para un grupo de alfas que solo habían conocido la tortura por parte de omegas.

—Si algo cambia, te avisaré —se había despedido, aún al lado de Kay.

Art buscó sus labios y una parte de Lance se relajó, todo estaría bien, ellos estaban bien, Percy se recuperaría, todo iría bien, tenía que hacerlo.

—Me sonrió antes de cerrar los ojos, el muy idiota. —A Lance le costó escuchar las palabras de Kay, pero acabó por entenderlas.

Apretó su mano.

—Está enamorado de ti y debes confesarle tus sentimientos cuando se recupere, le vendrá bien.

Por primera vez, Kay no le discutió lo absurdo de la química de su naturaleza, de aquella unión. Kay se había rendido a la evidencia.

Y dentro de todo aquello, había algo bueno, era un iluso enamorado, todo había cambiado desde que había llegado Art, hasta su manera de ver el mundo.

Y eso que había descubierto que su mundo era una mentira, que el mundo era un lugar mucho más feo de lo que él había imaginado y aún así, allí estaba con su alfa, con un bebé de camino y un amor nuevo y abrumador.

Saber que Kay estaba andado esos mismos pasos le alegraba.

La puerta se abrió y Lovel los miró, en el tiempo que llevaba allí había podido conocer un poco más al omega. No le había gustado de entrada, los había usado, especialmente a Kay.

Pero la preocupación en su rostro era real.

—El pronóstico es bueno, él es fuerte, despertará.

Pero ellos ya solo podían esperar, se colocó al otro lado de Kay y los tres esperaron.


αλφα


Art dejó la habitación de Percy solo porque sabía que no podía hacer nada más y porque el grupo de compañeros rescatados merecían una explicación de alguien a quien hubieran conocido.

Su posición en la cárcel había sido complicada, todos luchaban contra todos, todos podían morir, pero de algún modo él se había ganado el respeto de sus iguales, o de casi todos ellos.

Cuando entró en la sala de reunión le vio en una esquina, Gareth y su eterna mirada de comemierda. Pero le había llegado como había trabajado en equipo de un modo formidable.

Si toda su mala actitud era en exclusiva para él, lo aceptaba. Nunca había sido fácil para lidiar, y no es que confiara en él de repente. Pero estaban allí y si había algo que Gareth odiara más que a Art era a la sociedad omega.

Art podía comulgar con eso.

La sala de reunión no olía como lo haría sin en vez de alfas recién liberados hubiera estado llena de alfas libres. Aún no habían "despertado".

El murmullo quedo se apagó con su llegada, todos le miraron, todos le esperaban.

—Sé que tenéis muchas preguntas, pero la única que importa es que no, no volveréis nunca a la cárcel.

—¿Dónde estamos? —preguntó uno de ellos.

—En un lugar seguro —contestó Art.

Podía sentir que nadie confiaba en nadie, se lo habían casi inoculado en las venas, la desconfianza los separaría frente a una sociedad omega que los dominaba.

¿Cómo hacer que confiaran en él cuando ni siquiera Art solo llegaba a intuir la bastedad de la realidad que les esperaba?

Lo único que funcionaría sería la verdad, la única verdad que él conocía.

—La sociedad omega nos ha estado explotando y ocultando nuestros orígenes, nuestra historia —comenzó— nos han clonado hasta replicar especímenes perfectos para procrear.

La sala en silencio se llenó de incredulidad.

—Las cárceles solo eran granjas de semen alfa.

Al igual que él, los demás, en el fondo sabían que algo no estaba bien en aquel tipo de prisión, los lunes de recogida de semen, las peleas, los premios en sesiones de sexo con omegas.

Pero la verdad era demasiado increíble para que la asumieran sin pruebas. Lo entendía.

—¿Por qué debemos creerte?

—No tenéis por qué hacerlo, sois libres de pensar lo que queráis, pero no os miento, ojalá la realidad fuera más simple.

Aún siendo un grupo de alfas suprimidos hormonalmente, el olor aumentó, la respuesta de ellos, la que él mismo hubiera tenido si se hubiera encontrado rodeado, con noticias poco creíbles hubiera sido igual.

Luchar o huir.

Un holo vídeo se comenzó a reproducir, el mismo que Art había visto.

Una granja de clones, cápsulas y más cápsulas llenas de copias esperando a ser requeridas.

—¿Y ahora qué?

Identificó la voz, por supuesto, Gareth llevaba allí casi tanto tiempo como él. Esperando.

Las puertas se abrieron, Art sabía que el momento llegaría, y aún así verlos le sorprendió.

Dos copias, una mucho más mayor que él, otra demasiado idéntica a él.

Los tres se miraron, reconociéndose.

—Ahora —dijo Art— atacaremos.


—Ahora —dijo Art— atacaremos

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Loco capítulo de clones, XD

Diosito déjame acabar esta historia sin que la líe más parda, por favor.

Por cierto no sé si Wattpad notificó bien el capítulo de la semana pasada, si este inicio de capítulo te ha sonado a chino, probablemente no hayas leído el anterior.

Feliz lunes.

Besos

Sara

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