Gareth tenía siempre sobre él a un par de alfas armados, en su maldita vida hubiera imaginado ver a un alfa con un arma de asalto.
Pero el lugar donde le habían llevado aquellos omegas estaba lleno de alfas, alfas libres, el único que no lo era era él.
Aquello le interesaba lo mismo que la cárcel, no quería formar parte de lo que fuera que aquello fuera, le gustaban los alfas lo mismo que los omegas. Nada.
Pero debía reconocer que estar fuera de allí no era una de sus opciones, y ahora comenzaba a entender algunas cosas, aunque no todas.
Lo que sí entendía era que en ningún momento él había sido candidato para estar allí, habían querido sacar a Percy de la cárcel, no a él.
Que se jodieran, su precioso alfa seguía allí dentro y él era libre.
Aunque un vistazo a esos putos alfas que le miraban como si fuera a convertirse en una bomba, no le garantizaban ningún tipo de libertad.
—Quiero mear, ¿me la vais a agarrar también? —dijo sabiendo que solo recibiría un gesto de desprecio de esos dos.
No era muy distinto a la cárcel, pero Gareth era un superviviente, y si estaba fuera, era más sencillo ser libre de verdad.
En algún momento deberían decidir si dejarlo allí o matarlo, no estaba en su naturaleza ser agradable con otros, pero quizás tuviera que adaptarse a su nuevo entorno.
Uno de alfas sin omegas, y por mucho que odiara estar apuntado con un arma, lo prefería a los omegas sobre él.
También el hecho que desde que esos dos omegas lo sacaron de la cárcel no había recibido inhibidores cada 24 horas como era la costumbre.
Y eso debía reconocer que sí era algo bueno, aunque el olor a alfa le sacaba de quicio, todo lo que podía percibir se había multiplicado. La misma percepción de sí mismo era distinta. Su fuerza, su aroma, su capacidad.
Ya sabía que los limitaban para tenerlos controlados, pero no había llegado a entender hasta que punto.
Y eso le llevó de nuevo a un alfa en el que se esforzaba en no pensar.
No quería pensar en Tris, Tris ya no era nada, de hecho a esas horas podría ya estar muerto. Pero mientras se dirigía al retrete pensó en si habría alguna oportunidad para él.
No esperaba sentir nada al respecto, pero sí lo hizo. La apartó, del mismo modo en el que apartaba todo a su paso. Y se enfocó en lo único importante, su vida.
Miró a uno de lo alfas, sus rasgos le resultaban remotamente familiares.
—¿Te he visto en la cárcel? —le preguntó.
El alfa no contestó, contaba con ello, pero la fuerza de momento no le serviría para nada, no con un cañón apuntando constantemente hacia él.
—A ti estoy seguro de que nunca te vi allí —le dijo al otro, y por primera vez vio algo en esos dos alfas, ambos se miraron pero le ignoraron.
—No habéis estado ninguno allí, ¿cierto? —aseguró Gareth —¿Cómo lo habéis conseguido?
Pero sabía que no iban a contestarle, no de momento.
¿Por qué él era una amenaza? Es decir, estaba claro que aquello estaba fuera del radar omega, estaban fuera, el método para sacarlo era una estratagema.
¿Quién mandaba allí? Si no se habían deshecho de él nada más darse cuenta de su equivocación, era que esperaban utilizarlo para algo, porque que tuvieran su vida en cuenta para algo más, era aún más descabellado.
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Alfa
RomanceEn un mundo donde ser alfa es sinónimo de criminal, Art es el mejor candidato para pagar todos los males en sí mismo. En un mundo donde ser omega es la única opción adecuada, Lance conocerá que no todo es lo que parece.