Capítulo 36. Cobertura

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Gareth tenía los huevos secos, y nunca había sido más feliz en toda su vida.

Dio una última sacudida dentro del culo de Blamor, y el semen caliente en su mano le dejaba claro que ambos estaban secos.

—Buen trabajo— reconoció jadeando Blamor.

Gareth se rio, el muy cabrón siempre acababa como si aquello hubiera sido otra de sus misiones. Pero a diferencia de los putos omegas, aquel sí era un trabajo que deseaba realizar.

La verdadera misión había sido cumplida, y como coronación una buena follada con el jefe de escuadrón. Nada mal.

—Mañana volvemos a la base 2.

Por Gareth estaba bien, un par de días libres en la base significaba trabajar continuamente en labores de almacenamiento y distribución.

Pero en esos momentos lo que más quería era una ducha, una buena ducha como no había tenido en la cárcel. No era más que un kit portátil en una esquina del campamento, pero era una gozada sentir el agua caliente sobre su cuerpo. Quitarse los restos de semen del cuerpo también era un plus.

No eran especialmente discretos, pero allí parecía no importarle lo más mínimo a ninguno de ellos donde cada cual metiera su polla.

Con una toalla debajo del brazo y lo que cualquiera hubiera podido creer una sonrisa en los labios, aquella vida le estaba gustando a Gareth endemoniadamente.

—Cambio de planes, hay actividad a una milla de aquí, nos movemos —escuchó la voz de Blamor en su oído a través de esos pequeños auriculares que todos llevaban en el oído.

—Puta mierda —se quejó Gareth, un polvo y una ducha era su idea de una noche perfecta. Ahora tendría que esperar para trasladarse a esconderse de esos puñeteros omegas que siempre estaban al acecho.

—Recibido —dijo como el restos de sus escuadrón a las órdenes de su comandante.

Se dirigió a su barracón para recogerlo todo y ponerse en marcha en modo nocturno.

A veces había discutido con Blamor sobre atacar a los omegas que se encontraran, su comandante y reciente amante sencillamente lo desestimaba.

—Son solo 4 omegas, podemos de sobra con ellos —gruñó Gareth.

—No es nuestra misión, cada uno de nosotros tiene un papel asignado, nosotros recolectamos.

—Nosotros somos una puta mierda de escuadrón que se dedica a robar gallinas.

Blamor se levantó del catre que habían estado compartiendo, siempre pensó que otro alfa le comiera la polla lo hacía menos alfa, pero Blamor destrozaba su pensamiento con todo el peso de su autoridad.

—No estamos solos, otros dependen de que estos suministros lleguen, sin alimento no hay vida, punto.

—¿Hay alguna posibilidad de salir de este escuadrón cazagallinas?

Blamor ni siquiera le contestó, se enfrascó en una conversación en un arcaico sistema que Gareth no comprendía.

Gareth se vistió y dejó la improvisada oficina de su comandante, este le dejaba claro cuando ese acuerdo sexual entre ambos había terminado y cualquier tipo de réplica también.

Y ahora estaban también corriendo como esas putas gallinas que robaban de una amenaza que estaba casi seguro podrían combatir.

Cada día estaba más inclinado a pensar, que esa pasividad de los robas gallinas, se debía a que no habían tenido que sufrir una vida en una cárcel. Las peleas constantes, ser ordeñados, ser usados y violados por malditos omegas. Estaba seguro que ninguno de aquellos alfas en los que ahora confiaba si hubieran vivido lo que él había vivido querría atacar, aunque fuera un acto suicida.

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