Percy se sentía como mierda batida.Pero no tuvo que abrir lo ojos para saber que Kay estaba allí, y que estaba agarrando su mano.
Los ojos le pesaban pero en el fondo quería comprobar si aquello no era un sueño, ¿en un sueño se sentiría tan mal?
Efectivamente, Kay estaba allí y estaba acariciando sus dedos.
—Ey... —su voz era una lija.Kay levantó la cabeza, sus ojos azul cielo eran preciosos, pero más la sonrisa en su boca.
¿Cuándo le había sonreído así ese omega?
Lo que menos se esperó fue que Kay se tirara sobre él abrazándolo.
Si el precio era sentirse medio muerto, no le parecía tan mal, llevó sus manos a su cintura para devolverle el abrazo.
A pensar de su estado, una parte de él jamás se había sentido tan bien.
—No vuelvas a asustarme de ese modo —pidió Kay suspirando cerca de su cuello.
—No lo haré, te lo prometo.
Percy recordó el rescate, recordó la cárcel, recordó a sus compañeros y recordó como caía después de que un omega le disparara.
Lo último que vio fue a Kay y también fue lo primero.
Acarició el cabello de Kay y el omega parecía estar completamente conforme con ser acariciado, por estar a su lado. Algo había cambiado para Kay.
—Yo...
—No pasa nada, todo está bien.
Kay apoyó la barbilla en el pecho de Percy, ¿podía ser el mejor lugar donde tenerlo? Con total seguridad. Si no estuviera tan agotado lo subiría con sus propios brazos sobre su cuerpo para poderlo abrazar correctamente.
—Lo siento —dijo el omega— siento haber sido tan desagradable, no te lo merecías.
—Me gusta como eres.
Sí, había sido desagradable, pero ni siquiera por eso Kay le había parecido menos que excelente. Quizás solo era un tonto enamorado drogado por las feromonas, pero así era como lo sentía.
—Si me aceptas, seré mejor para ti.
—Kay, lo eres todo desde que te vi por primera vez, no tienes que ser mejor.
—No quiero luchar más —reconoció el omega— quiero estar contigo, quiero todo, aunque ni siquiera sé qué es eso.
Quizás sí estaba resultando ser un sueño, pero era el mejor sueño de su vida, no quería despertar y perderse la súplica callada en los labios de su omega.
Quizás no debería hacerlo, pero había tantas cosas que no deberían ser, que agarrar por las caderas a Kay y subirlo a la cama, sobre su cuerpo valía la pena.
Sí, le dolió, pero la recompensa fue maravillosa, su cuerpo fino, pero tan suave, tan cálido, Kay acomodó sus piernas a cada lado de sus caderas.
—Estás aún débil, no deberías hacer esfuerzos —sonrió Kay.
—Tengo sueño —reconoció, tenerlo ahora tan cerca, notar sus manos, sus piernas, sus manos querían bajar de sus caderas hacia abajo, pero había agotado las fuerzas, solo quería tenerlo cerca.
—Duerme, no voy a irme a ningún lado —dijo Kay dejándose caer a un lado de la cama levemente, sin dejar de estar casi por completo sobre él.
Su peso era un alivio, le gustaba, le gustaba mucho tenerlo junto a él.

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Alfa
RomanceEn un mundo donde ser alfa es sinónimo de criminal, Art es el mejor candidato para pagar todos los males en sí mismo. En un mundo donde ser omega es la única opción adecuada, Lance conocerá que no todo es lo que parece.