Capítulo 29. Misión cumplida

442 85 43
                                    


Lance borró el clip, su voz temblaba su cuerpo se mecía lleno nerviosismo. Kay le había llamado un  par de días antes con la noticia.

Podía mandarle un clip de vídeo a Art, esas máquinas estaban en desuso desde hacía al menos 50 años, pero él había podido conseguir una y estaba tratando de grabarse.

Todo era complicado y su imagen cada vez era peor.

Accionó el mecanismo y volvió a colocarse delante y se estiró tratando de sonreír.

"Hola, soy yo, claro, ya me ves —se rio abochornado— no sé si llegarás a verlo pero solo quiero que sepas que ya no estoy comprometido, que todo eso acabó. No estaba bien, no así.

Espero que allí donde estés estés bien, seguro y ... —no podía decir "que me estés echando de menos" eso era tremendamente egoísta— y pienso mucho en ti.

He vuelto a mi casa.

Solo quiero que estés bien.

Ojalá lo veas y puedas contestarme."

Sonó su intercomunicador y cortó el clip rápidamente, pero era Kay el que estaba allí, listo para recoger el clip.

Los nervios le pudieron el clip era un desastre, él era un desastre.

—¿Lo tienes? —preguntó Kay cuando entró.

—Sí, no sé, no ha quedado muy bien.

Kay parecía nervioso, habían hablado largo y tendido, su amigo no entendía del todo sus sentimientos por el alfa, pero había llegado a respetarlo y le pidió perdón por el daño que le había causado, a él y a Art.

Kay le había contado cómo había entrado en todo ese entramado de liberación alfa, habló de Lovel, y Lance lo sintió por él, había visto como ese omega y el amigo de Art se trataban.

Estaba claro que eran pareja.

Y lo peor era que tenía que seguir viendo a Lovel en su trabajo diariamente.

Lo sentía por Kay pero era el mismo que le había dado la opción de mandarle un mensaje a Art y no podía desaprovecharlo.

Sacó el clip de aquel aparato arcaico, tendría que valer.

—¿Me contestará? —preguntó más inseguro de lo que se había sentido nunca Lance.

Desde que Art entró en su vida, todo había cambiado, él mismo lo había hecho y no sabía aún si ese Lance le terminaba de gustar. Sin duda, iba a sufrir mucho más que con su antigua versión donde toda su vida parecía milimétricamente organizada.

Boda, bebés, museo, celebraciones, nietos...

—No lo sé —le reconoció Kay—, pero me aseguraré que se lo hagan llegar, mi trabajo me ha costado.

Lance lo miró curioso, ¿qué había negociado Kay para que él tuviera esa posibilidad?

Pero nunca le contestó, salió volando se su apartamento con el corazón de Lance en un puño.

αλφα

Art estaba metido de lleno en la siguiente misión de aquel ejército de liberación, había conocido a los otros alfas que trabajarían con él.

No estaba acostumbrado a lidiar con alfas en esa posición, codo con codo, normalmente era uno contra otros.

Notar que a su espalda tenía a un alfa le hacía sentir inquieto, jamás dejes a nadie caminar detrás de ti, podría ser fatal, fue una de las primeras lecciones de Bors en la cárcel.

AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora