Capítulo 42: Una vida comienza en un mundo cruel

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—¿Por qué mamí se está besando con la mamá de Lisandro? —El niño no sólo estaba dudoso podía ver que en sus ojos mostraban ira, decepción y sobre todo traicion ante la situación. Creo que ya sabia quien no era hijo se Agustín es que sin duda aquella mirada era idéntica a la de aquel Alfa. —Suélta a mi mami. —Aquel mellizo empujó a Agustín y se abrazo a su "madre" llorando, y mostrando su enojo —Le diré a mi papá que besaste a mi mami, le diré que eres malo muy malo. —Agustín trataba de calmar al niño, de contenerlo pero este lo empujaba y le decía de cosas : ¡Malo eres malo! ¡Malo! Le diré a mi papá, malo.
Me acerque al niño, y le ofrecí contención para que pudiera calmarse.
Estaba muy estresado, demasiado, sus ojitos estaban rojos de todo lo que lloro en minutos: ¡Tú mami, y Agustín son esposos por eso ellos estaban besándose!

—¡No me importa! Él es malo, malo. —Señalando a Agustín. —Le diré a mi papá que beso a mami, que me rompió el corazón.

Ah conque eso era, abracé al niño y lo calme con mis feromonas hasta que cayera dormido, el pobre niño había sufrido su primera decepción amorosa.
El otro mellizo solo miraba todo como si no supiera ni que había pasado, se acercó a mí mientras su hermano dormía.
—Mi hermano decía que le daba pena que Lisandro no tuviera papá, por lo que cuando el fuera grande se casaría con Agustín, y sería su papá.
—Agustín es muy grande para tu hermano, demasiado. Ya se calmara y entenderá de razones.

—Sí, yo se lo dije que no podia ser que debía mirar mejor sus opciones. —El niño me estaba mirando fijo y me estaba incómodando, dirigiendo su mano hacia mi rostro. —Lo siento, soy casado. —Por lo que ahora el otro mellizo estaba en una rabieta en el piso llorando, su cara roja, mientras golpeaba con sus pies el piso. —Mamiiiiii, dile a Santiago que deje su esposo.

—Soy muy grande para ti, te veo como un hijo.
—Yo no quiero ser tu hijo -enrabietandose mas, ahora sin dudas ya no sabia quien era el hijo de Agustín es que los dos tenian el mismo carácter y semblante.
—Soy un hombre comprometido.
—Esta bien me casare con Lisandro. —Su madre hablo  sonriendo al saber la reacción que habría después. —Lisandro es tu hermano.
En ese instante la puerta fue derrumbada de una patada, por lo que solo atine a agarrar al mellizo y proteger a ambos.
Mis instintos estaban a full por lo que cubri a los niños.
Alli lo vi, su cabeza vendada  aquel tipo era el "padre" de los mellizos.
—¿hermano? Ese bastardo jamás será hermanos de mis hijos. Yendo a una velocidad casi imperceptible para mis ojos  —Te dije que te alejaras de mi esposo, y ni me hiciste caso.
Tirando a Agustín, contra un sofá. —Voy a asesinarte a ti y aquel mocoso. Los liquidare a ambo... —Sujete su cuello y lo tire contra el piso. —Les tocas un pelo, y te haré mi cena -mostrandole mi lengua bífida para que vea que iba en serio. —Eres muy metido, te enseñaré tu lugar "metiche" — y de una patada me hizo caer, y quizo golpearme, acaso este hombre tampoco era normal, cada puñetazo destrozaba la cerámica del piso.
Le meti una directo a su rostro, y este le rompio la quijada; para comenzar a reírse y de un movimiento acomodarsela: ¡Dicen que una experiencia cercana a la muerte es la que hace que uno pueda darse cuenta si es un mounstro o no! Cada vez te hace más y más fuerte, los mounstros se atraen entre sí, y de sus genes nacerán mejores y más habilidosos.
Ese Omega —Señalando al impostor —Es mio, mi Omega somos tal para cual, almas gemelas, ese de alli —Señalando a Agustín —sólo es un mal tercio, un error de cálculo, algo que jamas debió pasar. Ves cariño tu y yo ambos mounstros, dime no puedes preferir a ese Omega antes que mi, yo he cambiado por ti.
—Lauro, yo te amo. Yo jamas quise escribir tal cosa, yo te amo.
—Lo sabia, sabía que recapacitarias.
—Pero también lo amo a él, yo lo amo a él también.
Sin ambos me siento incompleto.

El Alfa lo miraba furioso mientras el teléfono sonaba sin parar seguro era el hospital ante la fuga de este.
—Me niego a compartite, eres mio mio, de nadie más. Solo mio, porque debo compartirte, yo era tu gran amor, no él. ¿Por qué?

—Sin ambos me siento incompleto, los amo a los dos... —Lauro voló contra la pared —¡Te dije que nadie le pega a mi madre! —Lisandro lo tenía de las greñas a Lauro. Mientras yo fui a ver a Agustín que solo tenía rasguños menores. ¿Sospechoso? Semejante golpazo, por lo que tome un cuchillo y se lo clave en el cuello a Agustín. —¡Basta de secretos!. —Lisandro corrio hacia su madre -¡Santiago ¿qué hiciste?! ‐Agustín se desangraba mientras Lisandro lo sujetaba. —¡Vamos a Agustín levántate y pelea como un hombre! ¡Hazlo!
—Mi mamá no es un mounstro, lo mataste Santiago.

—Levantate Agustín, dale muestrale de que estas hecho. —Pero no se levantaba y eso me estaba poniendo nervioso. Quizás si lo mate, soy un asesino, lo que lo intente por ultima vez.
—Vamos Agustín se tu secreto. Basta de mentiras, ve y pelea, se lo que eres.
Ese Alfa me abrió los ojos, los moustros se atraen. ¡Vamos pelea! -Agustín seguía inerte en el piso, la sangre seguía saliendo de su cuello sin parar, y si en realidad si lo mate.

—Mataste a mi mami, Santiago.
—Perdón. Lisandro te juro que no queria matarlo fue un accidente, bueno no lo fue, pero no queria matarlo.
-Mataste a mi mamá —En eso Agustín se levantó, y su cuello regenero —Ves Lisandro, no le erre.
—Sí, Santiago no le erraste — por lo que fuimos a donde los mellizos dormían para desmayarnos mientras Agustín y Lauro se agarraban de las greñas.
Si esto seguía así romperian todo el departamento, inconsiente en el piso solo pude agarrar un trapo y cubrir a Lisandro y los mellizos para ver como seguían peleando ambos hasta cerrar mis ojos nuevamentes.

Al abrirlos, ya ninguno de los 3 estaban solo estaba Ismael que había regresado  y su padre que lo acompaño despertándome y yo allí con los niños. —¿Estas bien?. Vi a dos locos peleando y mi padre los desmayo a ambos para que se calmaran.

—¿Donde estan?.

—No se, lo llevamos donde la madre de los mellizos nos pidió. -Fui a ver y allí estaban ambos rostro con rostro, empiernados apropósitos con una cuerda atandolos a ambos mientras sus manos en la espalda, estaban tan juntos que al menor movimiento se besarian, sin duda un plan melevolo. Mientras la causa de la pelea se reía sentado en aquella silla mirándolos.
—Van a asesinarte, ni bien despierten.

—Sino se mueren del susto primero —Sacando una cámara de instantáneas para fotografiarlos en tal incomoda situación.

Continuara...

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