Capítulo 44: Una vida comienza en un mundo cruel

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Advertencias el siguiente capítulo puede contener escenas subidas de tono, leer bajo su propio riesgo
Todo lo presentado aquí es ficción

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Fuimos a sujetar al mellizo que quería irse al apartamento.
—Quiero dormir con mami y papi
—Están ocupados.  Mañana ya estarás con ellos, ven vamos a comer algo. —Llevamos al niño con su mellizo para comer un poco de sopa que Israel había hecho.
Debido a que los departamentos estaban casi pegados, se podía escuchar los gemidos por lo que debimos poner la radio con la música bien fuerte. Los mellizo nos miraban como si esperaban que danzaramos, por lo que tome de la cintura a Ismael para ponerlo contra mi, y con mi otra mano sujete la de él para comenzar a danzar para entretenimiento de los niño “When i find myself
Deep in your eyes
Over and over again
Flames of love…”
Danzabamos al son de la música, mirándonos directo a los ojos como si el mundo ya no existiese, solo éramos él y yo nadie más, nadie más.
Entonces Lisandro nos desconecto con su… ¡Fue genial! Vi todo desde arriba, era hermoso. Tome a Ismael y lo mire —Te animas.—El solo asintió tome aquella forma y lo sujete fuerte para volar por el barrio, ya que tuvimos problemas técnicos —Ismael sujétate bien que me caigo —Me iba de costado por la inexperiencia en el área Aérea.
Mientras Ismael se agarraba fuerte de mis manos, que lo sujetaban pasando por debajo su axila abrazando su pecho. —No me sueltes. No me sueltes te lo ruego.
—Jamás te soltaria, jamás lo haria. —Lo abracé para protegerlo con mis alas de la caída libre hacia un pequeño espejo de agua de la zona, un charco que reflejaba el cielo y junto a eso nuestra caída, pero en eso cobre valor y casi a centímetros abrí mis alas y volví a tomar vuelo pasando solo centímetros de este.
Fuimos a un terreno abandonado a las afueras atrás de una gran parque industrial.
Nos sentamos sobre un gran caño de hormigón mientras nos reímos un rato.
—Hagamoslo aquí, hazme tuyo Santiago.
—Aquí ¿estas seguro? En el medio del monte.
—Sí.
—Y si alguien nos ve.
—¿Qué haría alguien en el medio de la nada?
—Gente de la fábrica, un criminal, un profugo, etc nosotros estamos aquí.
—Me vas hacer tuyo si o no.
—Claro que sí,
—Pero así como estas, en tu forma “griffo”.

Me agarro desprevenido, y por sorpresa tal fetiche, pero lo haría busque en mis alrededores y vi un gran disco de madera por lo que nos metimos dentro de aquel caño para hacerlo, y usamos aquel disco para tener algo de intimidad.
Ismael tomó mi rostro escamoso y me beso, pero antes me preguntó —No serás venenoso ¿No? —Yo no sabía qué responderle —¡Ni idea!.  —¡Correré el riesgo! —Repitiendo el beso por lo que su lengua y mi lengua bífida se toparon en eso sentí como sus dedos ingresaban en una de mis branquias, me estaba dedeando una branquia, haciendo que me acalore.
—Ya te dije que los primeros tres meses no son seguros.
—Acabas de volar y casi caer en caída libre, no creo que esto le haga daño. —Tenía un punto, un muy buen punto. —Pero no quiero.
—Maldito. —Quitándose la ropa para cumplir con lo que me prometió. Antes no me gustaba como se le veía esa apariencia de Alfa que ganaba medicándose me gustaba su belleza androgina y delicada, pero ahora verlo arriba mío, montadome, con aquellos bíceps marcados, sus piernas firmes y carnosas, sudando mientras, se movía de arriba abajo me calentaban de formas inimaginables.  Fueron minutos bien salvajes de placer puro; al terminar podía oír su respiración completamente agitada para acercarse a mi oído —Reforzemos, ponme en cuatro… “anudame” —Por lo que dicho esto ahí lo tenia debajo mio mientras mordía su cuello y procedia a cumplir sus deseos pecaminosos sus gemidos eran tan fuertes que resonaban en  toda la zona.
Para al final terminar ambos abatidos abrazados.
En aquel caño de hormigón.
Lo ayude a vestirse  y tomamos vuelo de regreso para el apartamento, al llegar Lisandro seguía superemocionado contando su vuelo a los mellizos que lo miraban perplejos.
—Nos metimos al agua y giramos como un trompo para luego tomar vuelo de vuelta. Fue genial. —Fue un paseo hermoso el que tuvimos con Ismael, volvimos para poner a dormir a los niños mientras los gemidos seguían del apartamento de a lado.
Hasta que un momento se cansaron y se durmieron, pero la música lo mermada.
La mañana llego y fui a ver si se podía entrar allí, el olor a sexo invadía el lugar.
Debia verificar que el lugar era seguro por los niños y la sala era segura, la habitación principal estaba abierta de par en par, por lo que me pegue un susto y la cerré lentamente, tapandome los ojos. Para toparme con el bigamo, que sonreia de oreja a oreja mientras salía del baño cubierto de una bata.
—Danos hasta el mediodía así dejo todo limpio.
—Okey —salí de allí rápido, pero no sin antes darme una buena lavada de ojos, mas al ver a dos pelirrojos cubiertos solo de una sabana en sus partes nobles bien empernados, luego de darse tremenda faena  tanto que los deditos de sus pies se entrelazaban eso ya era más que solo sexo salvaje, un acto demasiado íntimo.

….
El mediodía llegó, y fui con lo mellizos y el apartamento brillaba, los muebles estaban reparados.
Aquel Alfa los reparo todo, mientras el olor a comida casera invadía el lugar.
Agustín estaba cocinando mientras el bigamo servía, la cara de Lisandro procesando la información era impagable. —Algo raro pasa aquí, algo no cuadra… —Por lo que Lisandro se levantó para ir a la cocina donde se encontraba el trio de la discordia y que ve al Alfa besando a su esposo para luego besar a Agustín. —Demasiado información para esta joven alma, que quedó petrificado por lo que tuve que llevarlo arrastrando hasta la mesa. Por lo que mientras ellos comían sonriendo de oreja a oreja desconectados del mundo real, nosotros comíamos con la mirada baja por haber visto de más, excepto Lisandro que seguía petrificado, procesando lo que vio.

Continuara…

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