Capítulo 48: Una vida comienza en un mundo cruel

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Advertencias: Este capítulo puede contener escenas sensibles no aptas para menores de 21 años.
Todo lo presentado aquí es ficción

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Lisandro era tan buen niño que se prestaba a ayudarme en mi crisis esquizofrenica, mientras yo cocinaba.
—¡Te quiero mucho Santi!
—¿Santi? ¿Cómo que Santi? No sera mami...
—Sí, mami... ¡Te quiero mucho!
—Yo también. Te haré un rico fideo a la bolognesa —Abrazandolo mientras revolvía la salsa —Eres mi bebé. Aunque parezcas adoptado. Mí pequeño Lisandro. Me preguntó ¿Por qué te habré puesto aquel nombre tan raro?
—No se, tu sabrás ¿Por qué?. -El me devolvía el abrazo mientras yo colaba los fideos para luego colocarlo en la bandeja con un trocito de manteca en la bandeja para luego bañarlos con la salsa boloñesa y llevarlo a la mesa.
—¡Huele riquísimo! – Dijo mi Omega, mi suegro estaba callado con semblante triste no hablaba ni decía nada desde que llegué. En eso veo que se le salen lágrimas se levantó y se fue a su habitación. —¿Qué le pasa? —Pregunté, en mi momento de pendejez, lo había lastimado y no lo recordaba.
Mi suegro era una persona muy cerrada, demasiado, justo cuando al fin se abrió y hizo una hermosa comida para mostrar su aprecio a sus seres queridos y esta termino en el piso. Sin dudas ese día me pase de la raya, y mi suegro terminó herido y volviéndose más cerrado que antes.
—Sí quieres yo le llevo la comida. —Lisandro siempre tan servicial. -Esta bien, no te preocupes. —Comimos el fideo y en eso llego a Agustín.
—Lisandro.. digo vecino me presta a su hijo, un segundo. —En eso mire a Lisandro mire a Agustín, mire a Lisandro de nuevo, se parecian demasiado. —Okey, vamos Lisandro. Necesito mostrarte algo. —En eso escuché que susurraban —Lisandro ya comiste en casa, vas a subir de peso a si. Ven tengo que hablar contigo seriamente.

—de que tienes que hablar seriamente con mi hijo. —Yo estaba enojado del algo que no debía estar enojado.
—El... el no es tu hijo Santiago, es mío mi bebé.
—Lo sabia, ese rojo no es de mi familia. ¿Por qué me mentiste Ismael? ¿A donde sacaste esta gent...? ¿Lisandro? ¿Agustín? Son ustedes, ¿que paso?.
—Estas estresado por el embarazo.
—¿Embarazo? ¿Cual embarazo? Ismael tu vas a tener un bebé, vamos a ser padres. —Abracé a mi Omega que pronto me daría un hij...
—No, tú estás embarazado, tu serás madre.
—Ja ja ja pero si yo soy un Alfa tontito. ¡Que chistoso eres! —Nadie se reía, todos serios. En eso imágenes de aquellos tipos agrediendome azotó mi mente. —Acaso, yo estoy... no puede ser de ellos, no debe ser de ellos. No no no. —Mi esposo me abrazo y soltó sus féremonas para tranquilizarme y que pudiera calmar mi ansiedad. —Ese bebé es nuestro, fruto de nuestro amor no de esos malditos. Nuestro solo nuestro.
Mientras me contenia -Escuchaba el grito de Lisandro ante la noticia de que Lauro lo adoptaría legalmente, aprovechando un vacío legal.
Ya que los Omegas no podían casarse entre ellos, e igual los Alfas pero un Alfa podía tener dos Omegas.
Por lo que con un poco de dinero, ellos podrían ser legalmente un matrimonio de 3 sin problemas con el terrible sistema.

Fueron unos meses complicados donde la paciencia de mi esposo estuvo al límite, pero soporto y aquí estaba a mi lado cursando el 5 mes de embarazo.
Mi ansiedad estaba algo controlada, pero costaba conciliar el sueño más con Lisandro comiéndose todo lo que encontraba cada que venía a visitarme, y ni hablar de los mellizos
—¿Estas bien?
—Se han ido temprano al hospital y no se nada, no se si ya tuvo. Si ya nació. Tengo miedo.
Los mellizos estaban ahí abrazados a Lisandro uno de cada lado mientras Lisandro seguía trague y trague.  —Yo me casaré con Lisandro cuando sea grande.
—No, ambos lo haremos.

—No me casaré con ninguno, son mis hermanos.
—Pero solo jugamos, lisi.
—Sí, pero eso no son juegos para su edad.

Desde que Lisandro se desarrollo como Alfa, esos niños vivían detrás de él, pegados a él.
Me preocupa como seria cuando ellos se desarrollase como Omegas.
Ya me imaginaba a Lisandro peleando con todos los Alfas mirasen mal a sus hermanitos.
"—¿Qué miras gil?
-A ti
–Mas te conviene. "

Sin duda sería un gran hermano. En eso sonó el teléfono.
Lisandro lo agarraron desesperado para luego llorar desesperado de la emoción —Ya nació. Nació mi hermanito.

Continuara...

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