Capítulo 58: Una vida comienza en un mundo cruel

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El frío era fuerte y cruel, rozaba los 6°C, el fuego mermaba un poco las bajas temperaturas, pero era demasiado para nosotros. En eso al despertar note algo extraño, León estaba más grande de lo que creía, pero al ver era una de los copihijos de Damián, abrazándome y mirándome fijo a los ojos. —¡Hueles rico!  ¿Puedo abrazarte?
—Sí, pero dime ¿No viste a mi bebé?
—Papi lo tiene. —Abrace al niño y lo abrigue con una cobija para ir donde estába su padre. Allí estába Damián con sus hijos mayores, quemando cosas mientras León movia euforico su sonajero al ver las llamas arder.
¡Te te te te! ¡Mamiiiii te te te te! —Al verme su rostro se iluminó para ir hacia mi, pero al levantarlo y ver al otro niño su mirada se transformo en un demonio. Con toda la fuerza le dio con el sonajero al niño.
—Leon no. Malo, Leon. —Por lo que ahora estaba llorando desconsoladamente ante mi reto, luego de un largo rato logro calmarse, pero porque tenía hambre.
No me dejaba hacer nada, ya que estaba desesperado por pecho, levantaba mi remera para meterse adentro y poder tomar de él.

—¿A dónde está León?
—A ta ta —riendose mientras acariciaba lo que para el era su vida la "tete"  —¡Te te te te!  Mami tete te amo, mami...
—Yo también te amo, León. Siempre te voy a proteger, siempre.

Me despedí de Damián para seguir mi camino, el tramo final. —Debes calmarte Damián seguirte clonando solo te hará daño a ti, si te mueres ellos quedaron solos, eres un buen muchacho, y tus hijos también, verás que tarde o temprano esto terminará. —Lo abracé, y salí con León de allí lo más rápido que pude disparado como una bala, ni bien estuve lejos de su zona de protección sentí aquella presencia en las sombras sin dudas era aquel sniper siguiendo mis pasos, aquel Alfa loco que rastreaba la zona de edificios, un francotirador elite de la IMOAM. —¡Te tengo maldito y está vez no escaparas de mi! —Tome el bolso de León y se lo di en la cara mientras, León lo golpeo con el sonajero para luego darnos a correr más rápido.
Mientras aquel tipo buscaba nuestro rastro, aquel desgraciado no era débil visual todo esté tiempo nos raestraba atravez de su olfato que era excepcional al golpearlo en la nariz lo desoriente por completo, pero no por mucho tiempo.

Podía sentir mi corazón acelerarse mientras corría, León se estresaba ante la situación por lo que corte mi remera para que el pudiera lactar a demanda mientras corríamos.
Luego de tanto al fin llegó atras de una fábrica abandonada donde yacia un caño de hormigón lugar donde una vez estuve con Ismael cuando estaba en la espera de León.
Tome a León y le di lo que sería la última vez que le daría pecho. Podía sentir sus manos acariciar mi rostro y mi cabello, aferrarse a mi. Ni bien se durmió, lo cambie, lo abrigue. Tome el bolso con sus cosas para ahogar mi llanto en el y que no pudiera oírme llorar ni gritar de dolor
gritos desgarradores, ante el cruel destino que era abandonar a mi hijo, fruto de mi vientre, carne de mi carne, sangre de mi sangre, estaba tan sensible con las hormonas a flor de piel. Me quejaba de Damián por su irresponsabilidad por autoclonarse, pero quien era yo para juzgar. El lo hacía involuntariamente yo ahora estába embarazado otra vez. Otra vez, sin dudas era una mala persona un egoísta que solo traía hijos a sufrir, a pasar males.
—Los amo ambos, algún día volveré por ambos.

Tome a León y seguimos hasta llegar al Orfanato, el largo viaje al fin había terminado por fin había llegado a destino.

Continuara...

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