Capítulo 36: Una vida comienza en un mundo cruel

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Capitulo 36: Una vida comienza en un mundo cruel.
Le di el mellizo a su "madre" para ir a preparar más té, tome la pava y la llene de agua para buscar saquitos de té.
Era gratificante ver el agua hirviendo caer dentro de la taza para luego esta tomar el color rojo de la infusión, agarre una cuchara y puse a contarlas ¡1, 2, 3, 4, 5 cucharadas de azúcar! El embarazo me hacia sentir un deseo insano por los dulce, principalmente por el té con leche, a ambas infusiones les tire dos colmadas de leche en polvo, y me diriji a la sala a hacer compañía al impostor mientras Agustín seguía llorando en la habitación.

—No digas nada, solo toma y calmate. —El tomó para luego escupir la infusión —¿Qué paso? Acaso está amarga, iré a buscar mas azúcar —Me levante a buscar la azucarera, pero el me detuvo —¡Esto es un almíbar! —Señalando su infusión. No puedes consumir esto te hará mal a ti y al bebé.
—Yo probé el mio, no lo sentía tan dulce hasta le faltaba para mi gusto, pero sentí culpa y decidí no tomarlo mas, muy a pesar de que ya casi ya había consumido más de la mitad de este.
—¿Estas comiendo bien?

—Creo que sí.
—Cuándo fue lo último verde que comiste.
—Hace, no se creo que fue antes de huir.  —El preparo los té esta vez y el mio solo le puso una gota de miel, nomas.
Solo para quitarle lo sin sabor.
No me gustaba, pero no iba a rechazarlo. —Mañana si quieres, vamos al mercado y compramos una buena despensa para que se alimenten bien, me acompañas hasta mi casa yo solo vivió a 10 minutos de los barrios Betas. Hablaré con la doña de aquí para que nos rente una habitación vi que aquí a lado hay departamento desocupado
No se cuanto tiempo dure todo esto. —¿Yo? Bueno, pero espera a que venga mi esposo mañana, y el nos lleva así estamos más seguro. —O sea de apariencias íbamos estar más seguro, porque si tendríamos que pelear el único que sabía pelear un poco era yo. Charlamos más y más de cualquier otro tema, y se hicieron las 6 de la mañana por lo que fui a darme una ducha y prepararme para acompañarlo, vi a Agustín allí en su habitación dormido con los ojos rojos e hinchados, el pobre durmió llorando, lo cubri, para luego ver como estába Lisandro, este seguía durmiendo con el mellizo que lo abrazaba.
El impostor preparo un desayuno rápido  dos huevos duro con una pizca de sal. —Solo esto. —Señale los huevos.
—Es mejor que comas poco, pero saludable y a tiempo. Mira para que tomes. —Me preparo un botellón de agua, enorme, eso tenía como dos litros —Yo no me voy tomar toda esa agua.
—Ni lo vas a notar, hasta te va a faltar agua.
Llegando las 7:30 llego Ismael, nos besamos un rato y le pedí que nos lleve a buscar las cosas del impostor.
—Este ¿Quién es?
— Shhhhhh, es el esposo pero no lo era de Agustín.
—¿Qué? Cuéntame más.
—No.
—¿Por qué?
—Porque tiene una lengua viperina, encima de venenoso eres chismoso.
—Yo no soy venenoso, ese eres tú.
—Tú también, mi viborita chismosita. —dándole otro beso.
Salimos de los barrios Betas para meternos en los residenciales allí había una casa muy bonita, entramos y le ayudamos a empacar todo fueron horas difíciles, mientras el mellizo que nos trajimos corría por toda la casa.
El pidió un servicio de mudanza del barrio beta para evitar sospechas por lo que aprovechamos para ir a comprar, fuimos a un mercado cercano a hacer una buena despensa en eso fui al baño y al regresar los vi a mi esposo con cara de pocos amigos, mientras el Omega iba eligiendo verduras
—Paso algo
—No nada.
—¿En serio?
—Me cae de la patada, "tu esposo come muy mal, debes cuidarlo más" Maldito controlador, que tan mal puedes comer. Dios mio es un metiche.
—Ismael digo Isaac, callate —pero el seguía haciendo caras y criticando al Omega que estaba tras de él, con las verduras. —¡Me das paso! Sino quieres a tu esposo no es mi problema, yo solo te avise. —Mi esposo quedo petrificado al darsecuenta que lo oyeron.
El Omega coloco todo en el carrito: lechuga, tomate, zanahorias, zapallitos, cebolla, ajo, espinaca y por sobre todo papa; también coloco frutas: bananas, manzana, mandarinas y peras de alli fuimos a los congelados para comprar carne, pollo y otras cosas más.
El Omega tenía la adicional de crédito de su esposo por lo que el precio no era problema.
Mientras Ismael estaba mudo.
Salimos del mercado, y fuimos al apartamento llegando casi juntos con el servicio de mudanzas.
Allí le ayudamos a instalarse, mientras el mellizo iba a buscar a su hermano que ya estaba almorzando con un Lisandro un poco más mejorado. —¡Hola Santiago! Ya me siento mejor. —Allí Ismael hablo al fin —Ah es verdad es un niño.
—¿Quién es el Santi..?
—Él es mi esposo. —Por alguna razón ambos se miraron con odio, pero no dijieron nada.
Termino de instalarse el impostor, y se preparo para ir a trabajar.
—Santiago si cuidas a mis hijos, yo te pagaré por las horas. Vendré un rato a la noche, pueden usar la comida.
Yo ya falte mucho, iré a trabajar y de allí al hospital, Vendré a la noche, no me dejen comida comeré afuera, te dejo ya lo del día, nos vemos —Me servía su trato, ya que debía generar un ingreso. — Esta bien. Yo los cuidaré junto con Lisandro, no lisandro.
—¡Si si  si!
—¡Gracias, y cuídate...! Ya que veo que tu esposo no le interesa...
—Ya vete de una vez... -Mi esposo lo echaba para luego despedirse de mi para ir con su padre.
—Nos vemos mañana.
—Sí nos vemos mañana —Mi esposo se retiro y Lisandro exclamó bien fuerte —Tú esposo es feo, no me simpatiza. —Solo sonreí para ponerme a cocinar la cena para nosotros y los niños. —Ay Lisandro a mi tampoco me cae bien, pero me ciega el amor.

Continuara...

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