Advertencias el siguiente capítulo puede contener temas sensibles que pueden herir la sensibilidad del lector, temas como la indigencia, ab0//rto. Se recomienda leer bajo su propio riesgo, todo lo presentado aquí es ficción.
Las quiero mucho tomen awita
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—¡Vas a tener un bebé deberías estar feliz!—Lisandro deja de incomodarlo. Deja que respire un poco.
—Dime mami, tu te pusiste feliz cuando te enteraste que venia en camino.
—Sí Lisandro, si vamos ayuda a tu invitado —Yo esta allí roto en llanto ¡No no puedo tener un bebé!¡No puedo!¡me lo van a quitar! ¡No lo veré a crecer!.
¿Quién diría? Que al final parte de eso se cumplió, y no pude verlo crecer.
Lisandro me daba palmadas en la espaldas mientras yo seguía con las manos en mi cabeza sin saber que hacer.
—Sí no deseas tenerlo podemos solucionarlo. —¿Qué? ¿Cómo? —En eso Lisandro saco un percha deformada. —Estas loco eso es una aberración, un crimen jamás haría tal cosa, eso es pecado. Aparte eres un niño, ¿cómo sabes tales cosas?.
—Pero si yo tengo 28 años. Más bien tu eres el más chico aquí.
—Yo yo, crei que tu tenias no se 16 o 17 años, no pense que eras de mi edad. No sé nota tus años, pero aún así aunque seas un adulto lo que me sugieres es aberrante. —Aunque el me dijiste que tenia mi edad ne costaba crearlo su apariencia era de un adolescente, de un niño de no más de 16, estaba desorientado, ¿dónde guardaba sus años? ¿dónde?
—Deja adivinar es un pecado.
—Yo yo, ¡Sí, es un pecado! —Poniéndome firme ante su cuestionamiento a mis creencias —Para mi lo es y, jamás haría tal acto.
—Tu me dijiste que ser un Impuro también es un pecado, uno mas uno menos.
—Basta, basta. No lo haré, no se que haré, pero se que eso no. —Empujándolo suavemente con la mano para que me dejara solo.
—Lisandro ¿qué haces con eso? Era la única percha que teníamos ahora como secaremos la ropa, aparte como es eso que tienes 28. —Metiéndole un coscorrón al muchacho, agarrando la percha para colocarlo en su forma original y colgar ropa a secarse cerca del fuego. —Disculpa Lisandro es especial, le gusta mucho inventarse historias, y anécdotas, lee mucho suspenso. Esta en sus terribles 13. —Sabía que no me equivocaba era un niño más chico aún de lo que pensaba. —¡¿Cómo sabe de eso?! No debería saberlo a su edad. —Aun estaba algo molesto por la situación anterior por lo incómodo que me hizo sentir, pero necesitaba saber como un niño sabía tal cosa.
—Vivimos en la calle, aquí vemos de todo. Es nuestro día a día, aunque te aseguro que él no tiene idea de como funciona esto ni como se hace ¡Lisandro!
—¿Qué mami? —El muchacho calentando sus manos con aquella lata que ardia para protegernos del frío del exterior.
—¿Qué pensaba hacer con esto? —Señalando la percha que ahora colgaba con unos calzones recién lavados
—No se, el no se siente listo pues interrupirlo — Su madre quedo impactado ante tal dicho.
—¡Lisandro! ¿De dónde aprendiste eso?
—Le deduje sólito, si quieres te digo ¿Cómo se hace?
—No ni se te ocurr… —El muchacho no hizo caso y comenzó a relatar el “procedimiento” —Se lo metemos por la garganta hasta llegar a la parte del estómago donde este el bebé, inducimos el vomito hasta que lo vomite, lo guardamos en una lata con agua y sal, para cuando esté apto se lo traga y listo, tiene a su bebé.
Facilito, todos ganan. —Su madre y yo nos miramos, lo miramos y lo volvimos a mirar ante aquel comentario con mimicas incluidas explicando el procedimiento. En eso su madre lo sostuvo del hombro —Lisandro, tenemos que hablar —Podía ver como su cara se iba horrorizando ante lo que su madre comentaba y explicaba.
—Perdón Santiago, yo no pensé que fuese así pensé otra cosa. Seguro pensaras que soy un monstruo, perdón.
—Ya esta, ya esta —para sujetar mi estómago y tapar mi boca ante las nauseas, ante el malestar que se hacía presente. —Tengo que encontrar a mi esposo urgente, él debe saber que estoy en espera, necesito que cuantos antes poder encontrarlo. —Vomitando todo lo ingerido y hasta lo no ingerido.
Esa noche, Lisandro me preparo una cómoda cama para que pudiera descansar debido a mi malestar. Coloco un paño caliente en mi vientre para que según él, el bebé no tenga frío. Aunque fuera un tontería dormía tan bien, quizás fueron sus féremonas infantiles tan dulces que podían ablandar hasta el ser más duro.
—Santiago, ¿Puedo dormir abrazado a ti? Tu pelo huele rico.
—No, soy un adulto y no se vería bien, ¿Qué pensaría tu madre?
—Que todo el abrigo lo tienes tu, y que si no te propasas no tengo problema.
—Jamás me propasaria es un niño, y yo soy un hombre casado —Sonrojandome ante su acusación, injustificada. —Aparte no sabía que era todo el abrigo , tu como te vas a a calentar. ¿vas a pasar frío?
—Estoy bien. —Yo hice espacio para que Lisandro pudiese acostarse.
—Estas seguro que tu mamá estará bien, ¿no pasará frío?
—Tienes razón Santiago, ¡Mami! Ven acuéstate con nosotros.
—Ni loco. Prefiero estar aquí que un par de niñatos.
—Soy un adulto, tengo 26 años. No soy un niño.
—Yo tengo 43, Santiago. Tu hasta podrías ser mi hijo, así que eres un niño para mi.
—Podría, pero no lo soy. Por lo que te pediré que me respetes como el adulto que soy. Ven aquí a dormir y no pases frío innecesario. —El Omega vino se acostó en el medio —La primera y la última vez que me das órdenes delante de mi hijo, me oyes ¡Adultito!. —Me miro con odio a los ojos que me asuste, y baje la mirada. —Perdón. —El dormia abrazado a su retoño mientras yo pensaba —¿Será que mi bebé será así de apegado? Para luego entrarme aquella nostalgia al saber que no sabría como lidiar con eso, no tenía noción de que hacer. Entonces el sueño me vencio y cedí a este aquellas feromonas parecidas a la de Lisandro pero mucho más dulces me acunaban y me daban paz era como sentir el cariño de una madre, un cariño que jamás tuve un aroma hermoso. Viendo aquel espectro tan maternal ¡Mami no me dejes!
Para luego abrir mis ojos y ver a Lisandro mirandome directamente a los ojos —¿Cómo dormiste dormilón?
—Bien, cómodo y… —Mirando a mi lado y viendo al Omega mayor a un dormido y yo con mi pierna encima abrazándolo —Que vergüenza.
—Le dijiste mami, a mi mamá mientras dormías. Así que ahora seras mi hermano y no puedes decir que no.
—Mi esposo va a matarme como le diré que abraze a otro Omega.
Continúara…