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Peeta Mellark se parece a un hombre, eso es lo que parece. De verdad, Katniss, deberías saber que no debes pedirme que describa a otro hombre. Tiene el cabello castaño. ¿Qué más puedo decirte?
Y, para que lo sepas, muestro tu miniatura a todo el mundo. Sé que no suelo ser tan sentimental como te gustaría, pero te amo, querida hermana, y estoy orgulloso de que seas mi hermana. Además, recibo muchas más cartas de tu parte que otros hombres de aquí, y me gusta darles envidia.
En especial Peeta sufre del monstruo de la envidia cada vez que traen el correo. Tiene tres hermanos y una hermana, y en lo que se refiere a correspondencia, les ganas a todos.

DE THOMAS EVERDEEN A SU HERMANA KATNISS

Tres horas más tarde, Katniss todavía se sentía agobiada por las palabras de Peeta. Estamos casados. Tenemos el resto de nuestra vida. Sentada en una pequeña mesa, en un rincón de su habitación, en el Devil's Head, apoyó la frente entre sus manos. Tenía que decirle la verdad. Tenía que contárselo todo.
Pero ¿cómo? Y más exactamente: ¿cuándo?
Se había dicho a sí misma que debía esperar hasta después de su reunión con el mayor Abernathy. Y eso ya había sucedido, pero ahora Peeta parecía haber empeorado. No podía disgustarlo ahora.
Él todavía la necesitaba.¡Ay, deja ya de mentirte!, estuvo a punto de decir en voz alta. Él no la necesitaba.
Ella quizás hacía que su recuperación fuera más placentera y, tal vez, también más rápida, pero si ella de pronto desapareciera de su vida, él estaría bien.
La había necesitado mientras estaba inconsciente. Ahora que se había despertado, ella no era tan esencial. Katniss miró a Peeta, que dormía plácidamente en su cama. El cabello rubio había caído sobre su frente. Necesitaba un corte de pelo, pero descubrió que así le gustaba, alborotado y salvaje. Le daba un aire algo desenfadado, totalmente opuesto a su personalidad. Esos mechones rebeldes le recordaban que este hombre honorable también tenía un sentido del humor pícaro e irónico, que él también podía ser víctima de la frustración y de la ira. No era perfecto. Era real. Y de alguna forma eso la hizo sentirse aún peor. Te lo compensaré, le prometió. Ella se ganaría su perdón. Sin embargo, se le hacía cada vez más difícil imaginar cómo iba a ser eso posible. El férreo sentido del honor de Peeta (el mismo que la había convencido de que no podía revelar su mentira antes de reunirse con el mayor Abernathy) significaba que estaba atrapada en una nueva disyuntiva. Él creía que la había puesto en una situación comprometida. Podrían no estar compartiendo la cama, pero compartían una habitación. Cuando Peeta supiera que ella no era su esposa, insistiría en casarse con ella. Por encima de todo era un caballero, y su honor de caballero jamás le permitiría hacer otra cosa. Y aunque Katniss no podía dejar de soñar (solo un poco) con una vida como la señora de Peeta Mellark, ¿cómo podría vivir consigo misma si hacía que se casara con ella de verdad?Él estaría resentido con ella. No, la odiaría.
No, no la odiaría, jamás se lo perdonaría. Katniss suspiró. De todos modos, él nunca la perdonaría.
—¿Katniss? Katniss se sobresaltó.
—Estás despierto.
Peeta esbozó una sonrisa soñolienta.
—Apenas. Katniss se puso de pie y cruzó la corta distancia hasta la cama. Peeta se había dormido completamente vestido, pero una hora después de su siesta le pareció que estaba incómodo y le quitó el pañuelo del cuello. Era evidente que el láudano había hecho efecto, ya que él apenas se movió durante sus maniobras. —¿Cómo te sientes? —le preguntó.
Él frunció el ceño, y a Katniss le pareció una buena señal que tuviera que pensarlo.
—Mejor —respondió, y luego se corrigió con una pequeña mueca en los labios—. Mejorado.
—¿Tienes hambre?
Eso también tuvo que pensarlo.

—Sí, aunque no estoy seguro de que la comida le siente bien a mi estómago.—Prueba con un poco de caldo —sugirió ella. Se puso de pie y tomó la pequeña sopera que había traído de la cocina hacía diez minutos—. Aún está tibio. Él se incorporó en la cama y se sentó.
—¿He dormido mucho tiempo? —Casi tres horas. El láudano no tardó en hacer efecto.

Con todo mi corazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora