Maia mi amor.

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Después del beso, Enzo se separó de mí y me miró con una expresión de sorpresa y preocupación. -perdon, Maia, yo no debí- me dijo. Me sentí confundida y un poco herida. -perdon, no quería hacer nada que te hiciera sentir incómoda-, -y tampoco quiero causarte más problemas con Fernando- dijo Enzo.

Me miró con una expresión sincera y me tomó la mano. Pero no le dije que ya no estaba con Fernando. Simplemente sonreí y le dije -No pasa nada, Enzo-

Tini me encontró en la pista de baile y me gritó -¡Maia, viene mi canción favorita! ¡Vamos a bailar!-. Me sonrió y me arrastró hacia la pista de baile.

Mientras bailábamos, no podía dejar de pensar en el beso que Enzo me había dado. Me sentía confundida y emocionada al mismo tiempo. No podía creer que Enzo hubiera pensado que todavía estaba con Fernando.

Tini me miró y me preguntó -¿Qué pasa, Maia? Pareces distraída-. Me sonreí y le dije -Nada, solo estoy disfrutando de la música-.

Pero en realidad, mi mente estaba en otro lugar. Me preguntaba qué hubiera pasado si Enzo hubiera sabido que ya no estaba con Fernando. ¿Hubiera sido el beso diferente? ¿Hubiera habido más besos?

Me sentía un poco triste de que Enzo hubiera pensado que todavía estaba con Fernando.
Pero al mismo tiempo, me sentía emocionada de que Enzo me hubiera besado. Me gustaba la forma en que me hacía sentir, y me preguntaba si podría haber algo más entre nosotros..

Enzo me miraba toda la noche con una intensidad que me hacía sentir incómoda y emocionada al mismo tiempo. Sus ojos parecían ver más allá de mi superficie, como si estuvieran tratando de descubrir mis secretos más profundos.

me miraba con una sonrisa suave y una luz en sus ojos que me hacía sentir como si fuera la única persona en la habitación. Me sentía como si estuviéramos conectados por un hilo invisible, y que nada más importaba excepto nosotros dos.

Incluso cuando no estábamos cerca, Enzo me miraba con una atención que me hacía sentir como si fuera el centro de su universo. Me miraba con una mezcla de curiosidad y admiración, como si estuviera tratando de descubrir qué me hacía tick.

Sus ojos parecían decir: "Te quiero conocer mejor, Maia. Quiero saber qué te hace feliz, qué te hace triste, qué te hace sentir viva".

Me sentía expuesta y vulnerable bajo su mirada, pero al mismo tiempo, me sentía segura y protegida. Era como si Enzo me estuviera diciendo: "Estoy aquí por ti, Maia. Estoy aquí para cuidarte y protegerte".

Toda la noche, Enzo me miró con una pasión y una intensidad que me dejó sin aliento. Me sentía como si estuviéramos en una danza, moviéndonos al ritmo de la música y de nuestros propios corazones.

Hasta que de repente en la oscuridad de la pista ví una cara familiar acercarse hacia mi..

-¡Hola!-, dijo Apolo, apareciendo de repente frente a mí en la pista de baile.
Me sobresalté un poco, no esperaba verlo ahí. -¡Hola!", respondí, tratando de parecer tranquila.

Apolo sonrió y se acercó un poco más. -¿Qué haces por acá?, pensé que estabas en Atlanta-, preguntó.
-Vine con unos amigos-, dije, mirando alrededor para asegurarme de que Enzo no estuviera cerca.

Apolo asintió y miró hacia la barra. -¿Quieres tomar algo conmigo?-, preguntó.
Me sentí un poco sorprendida por la invitación, pero también curiosa. -Sí, claro-, dije, siguiéndolo hacia la barra.

Mientras caminábamos, Apolo me preguntó sobre mis amigos y qué hacía en la fiesta. Me sentí un poco incómoda, pero también emocionada de estar hablando con él.
Al llegar a la barra, Apolo me preguntó qué quería tomar y pidió dos bebidas. Mientras esperábamos, siguió hablando conmigo y me sentí cada vez más cómoda.

Huellas de un amor || Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora