La mejor decisión.

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Fue un mes increíble con el bebé Mateo en casa. Su llegada fue un regalo para nuestra familia y nos desbordó una alegría y una felicidad que no podían ser medida.

La conexión que Mateo tuvo con su hermano Benjamin fue instantánea. A pesar de que Benjamin era solo un bebé de dos años, parecía que se había convertido en un hermano mayor responsable y protector. Los dos bebés se acostumbraron a dormir juntos, y era hermoso ver cómo Benjamin parecía cuidar a Mateo.

Benjamin parecía haber asumido el papel de hermano mayor y se preocupaba por Mateo de manera admirable. Si Mateo lloraba, Benjamin parecía querer calmarlo, y se acercaba a él para abrazarlo o para hacerle compañía.

Chocolate, nuestro perro, también se había convertido en un cuidador leal de Mateo. No se despegaba de él y siempre estaba al lado de su cuna, vigilando y protegiendo al bebé. Por las noches, Chocolate dormía al lado de la cuna de Mateo, y si el bebé lloraba, Chocolate se levantaba para investigar y tratar de calmarlo.

Fue hermoso ver cómo nuestra familia se había unido para cuidar a Mateo. Enzo y yo estábamos muy agradecidos por la ayuda y el apoyo que recibíamos de Olí, el pequeño Benja y de Chocolate.

La casa estaba llena de risas y de alegría, y Mateo parecía haberse convertido en el centro de atención. Era un bebé muy suave y tranquilo, y parecía que se había adaptado rápidamente a su nuevo entorno.

Fue un mes increíble, lleno de alegría y felicidad. Mateo había traído un nuevo nivel de amor y conexión a nuestra familia, y estábamos muy agradecidos por su llegada.

Fue un día emocionante, ya que todos nuestros amigos y familiares iban a venir a conocer al bebé Mateo. Enzo y yo estábamos muy ansiosos por compartir este momento especial con ellos.

Mientras yo cambiaba el pañal del pequeño Mateo, Enzo salió del baño con una toalla por sus caderas y el pecho descubierto. Me miró con una sonrisa traviesa y comenzó a tratar de seducirme con su cuerpo.

Me reí y me sentí atraída por él. Enzo se acercó a mí y me besó en la mejilla. Yo me volví y lo besé en la boca. En ese momento, Mateo empezo a llorar.

Enzo se separó de mí, se rió y se acercó al bebé. Le hizo cosquillas en la barriga y le dijo -No te pongas celoso, que tu mamá fue mía primero-.

Me burlé de él y le dije -Sos un tonto-.
Enzo me sonrió y me dijo -yo también te amo mi amor- -anda a bañarte, que yo me encargo de Mateo-.

Me dirigí hacia el baño, pero justo cuando estaba a punto de entrar, llegó la pequeña Oli corriendo hacia mí. Tenía un vestido lila y uno verde en sus manos y me preguntó -Maia ¿cuál uso?-

Me reí y le dije -Bueno, Oli, ¿qué te parece si usas el vestido lila? Vas a quedar hermosa con él-.

Oli me sonrió y me dijo -Me encanta el vestido lila-.

Enzo se acercó a nosotros y dijo -¿Qué pasa acá? ¿Qué vestido es el favorito de Oli?"

Le expliqué la situación y Enzo se rió. -Bueno, si Oli quiere usar el vestido lila, entonces que lo use. Estará muy hermosa-.

Oli se alegró y se puso el vestido lila. Me sentí feliz de verla tan contenta.

Cuando salí de bañarme, me sentí fresca y relajada. Me dirigí a la habitación para cambiarme, pensando que Enzo estaría ocupado con los niños. Pero cuando entré en la habitación, me sorprendió ver a Enzo esperándome, sentado en la cama con una sonrisa romántica en su rostro.

Me acerqué a él y se levantó para abrazarme. Me besó apasionadamente, con una pasión y un amor que me hizo sentir que era la única persona en el mundo. Me hacía mimos y me susurraba palabras de amor en el oído, me hacía sentir como una reina.

Huellas de un amor || Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora